Gregorio Hernández Cocoletzi, experto en física computacional

Por Dalia Patiño González

Puebla, Puebla. 9 de noviembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- La física computacional de la materia condensada, en términos simples, estudia las distintas fases de la materia incluyendo la cuántica; dicho de otra forma, es conocer qué le ocurre a los sólidos o líquidos cuando son sometidos a distintas condiciones, todo esto a través de una simulación computacional en la que se exponen los átomos para saber más sobre su comportamiento.

Partiendo de una distribución espacial de los átomos se pueden predecir las propiedades del material, como el color, conductividad térmica, conductividad eléctrica, entre otras variantes. Esta área de la ciencia, presente en diversos centros científicos de todo el mundo, también se trabaja en el Instituto de Física Ing. Luis Rivera Terrazas (Ifuap) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

El cuerpo académico que estudia la física computacional de la materia condensada desde hace más de 10 años está integrado por seis científicos, liderados por el doctor Gregorio Hernández Cocoletzi, con las siguientes líneas de investigación: cálculos ab initio de la estructura electrónica de átomos, moléculas y sólidos; métodos variacionales y su aplicación en sistemas confinados; propiedades ópticas; y simulación molecular de líquidos.

Con más de 35 años de hacer ciencia, el doctor Gregorio Hernández Cocoletzi, en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, remonta su historia en la investigación.

Originario del estado de Tlaxcala, reconoce que fue un profesor de su educación básica el que influyó en su gusto por las matemáticas. Su decisión se convirtió en una vocación cuando ingresó en 1972 a la Escuela de Ciencias Fisicomatemáticas en la BUAP.

En 1981, se graduó de la maestría en ciencias en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en 1984 hizo un posgrado en la Universidad de California en Irvine, Estados Unidos. Para 1991 concluyó su doctorado en la Facultad de Ciencias de la UNAM, para después realizar un posdoctorado en la Universidad de Ohio, en el Departamento de Física.

Hernández Cocoletzi ha recibido diferentes reconocimientos, uno de ellos otorgado por la Sociedad Mexicana de Ciencias de la Superficie y de Vacío por la mejor tesis doctoral en 1991. Actualmente es miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y tiene en su historia académica más de 150 participaciones en congresos nacionales e internacionales; además de más de 100 artículos publicados en revistas especializadas de ciencia, como la revista Surface Science Reports.

El doctor Hernández Cocoletzi acumula 44 trabajos de licenciatura, maestría y doctorado, revisados y presentados.

“Cuando entré a la licenciatura no fue fácil para mí, debo reconocer, pero insistí en prepararme y pude lograr estar hasta donde he llegado. Recuerdo al maestro Jesús Reyes Corona, él me dio el curso de estado sólido en la licenciatura y siempre nos decía que era importante estudiar algo que tuviera una aplicación, por eso decidí encaminar mi línea de investigación en materia condensada”.

Al inicio de su camino como científico, Hernández Cocoletzi recuerda que su primer trabajo lo hizo bajo la supervisión de los doctores Jesús Reyes Corona y Peter Halevi y fue cuando se introdujo en el estudio de las propiedades ópticas de plasmones en metales.

“Los plasmones podemos visualizarlos de esta forma: consideremos un metal que se forma por iones y electrones, es decir, los metales tienen iones positivos, que oscilan desde el punto de equilibrio, y electrones casi libres, entonces el plasmón no es más que la cuantización de la energía de los electrones en el metal, es decir, el plasmón es una excitación elemental asignándole cierta energía”.

Fue hasta finales de los noventa cuando el doctor Hernández Cocoletzi decide brindar mayor atención y estudiar más a fondo las propiedades estructurales y electrónicas de semiconductores, superficies y de la formación de nanoestructuras semiconductoras, es decir, fue un poco más allá, de la parte macroscópica a la microscópica a nivel atómico.

Entre las aplicaciones de sus investigaciones destaca el análisis de las propiedades estructurales y electrónicas del encapsulamiento de moléculas orgánicas en nanotubos de nitruro de boro, que podrían ser utilizados como medio de transporte para que un compuesto médico encapsulado pueda llegar al órgano para el que está destinada la sustancia, reduciendo efectos negativos en el paciente y aumentando su eficacia.

La divulgación y el deporte

“En el 2000 inicié el trabajo de las propiedades electrónicas estructurales en colaboración con el doctor Noboru Takeuchi, del Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la UNAM. Él también me invitó a colaborar en la traducción de sus libros de divulgación científica, escritos en lenguas mexicanas, así que he coordinado la traducción al náhuatl porque esa es mi lengua madre”.

Los libros que el doctor Noboru Takeuchi ha publicado y en los que ha participado el doctor Hernández Cocoletzi son: Nanociencia, Números nahuas y Energía, que forman parte del programa Ciencia Pumita del Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la UNAM, que busca divulgar la ciencia para los niños hablantes de español y de 12 lenguas mexicanas.

Otra parte que complementa la vida del doctor Gregorio Hernández es su afición por el beisbol. Asegura que siempre lo ha practicado, pero con los años su gusto se ha inclinado en la coordinación y dirección de equipos en su natal pueblo, Santa Cruz Tlaxcala, donde cada fin de semana acude a despejarse de la rigurosidad de la ciencia.

“El trabajo de investigación sabemos dónde inicia pero no dónde termina; sin embargo, es una forma de vida y aunque no lo veo como algo pesado sí recurro al beisbol como una terapia para mi salud. El beisbol me ha permitido lograr un equilibrio para que el trabajo académico científico no se vuelva tortuoso. Cuando juego prácticamente la ciencia no existe, aunque sea por un momento”.

Actualmente, el doctor Hernández Cocoletzi también mantiene vinculación con otros científicos como el doctor Luis Mochán Backal, del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM en Cuernavaca; Raúl Esquivel Sirvent, del Instituto de Física de la UNAM, y Martha Palomino Ovando, directora de la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas de la BUAP, entre otros.

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