Sophie UNAM, el exitoso proyecto de enseñanza de la ciencia
Por Israel Pérez Valencia
Santiago de Querétaro, Querétaro. 15 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La enseñanza de las ciencias en México siempre ha resultado un reto para las instituciones educativas, en parte porque el sistema y la metodología de los programas de estudio resultan ser como recetas de cocina, en las que predomina el aprendizaje memorístico y no se permite que el alumno se pregunte el porqué de las cosas.
Esa fue la reflexión por la que el divulgador del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) campus Juriquilla, Ulises M. Álvarez, diseñó una alternativa para la enseñanza de las ciencias en niños y jóvenes llamada proyecto pedagógico Sophie UNAM que, por su efectividad y resultados, ha tenido presencia en más de 20 estados de la república y está registrado ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) como un proyecto oficial de esa casa de estudios.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo surge este proyecto pedagógico Sophie UNAM?
Ulises M. Álvarez (UMA): Sophie nació en el 2003 por una invitación que nos hicieron por parte de una secundaria para dar clases de física y química; nosotros llegamos con mucho entusiasmo, pero en ese mismo momento nos surgió la gran pregunta “¿Cómo hacerle?”, porque desde un principio nos quedó claro que no debíamos caer en la didáctica con la que a nosotros se nos había enseñado. Queríamos transmitir en nuestras clases un entorno lo más parecido a lo que es la investigación hoy en día, de ahí fue que pensamos en este proyecto.
Con el tiempo comenzó a crecer, empezamos a trabajar con profesores y el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Querétaro (Concyteq); desde entonces hemos estado coordinando y coadyuvando en las actividades que desarrollan en su Programa Escolarizado de Educación Científica, Vivencial e Indagatoria en el Nivel Básico (Pesec), donde las escuelas se incorporan voluntariamente y el Concyteq proporciona los materiales y la capacitación para los profesores si llevan la ciencia a las aulas en todo el estado.
Al año siguiente, nos invitaron a impartir este proyecto pedagógico de actividades y experimentos en el Centro Educativo y Cultural Gómez Morín, para un público abierto. Ahí comenzamos a dar talleres, cada año; la única adecuación que hicimos fue que no hubiera una evaluación escrita como tal, pero sí llevábamos un registro, tanto en video como en formatos que adaptamos de algunos psicólogos, para hacer evaluaciones y observar el desempeño de los niños.
AIC: ¿Cuánto tiempo estuvieron trabajando este proyecto para todo público?
UMA: Alrededor de nueve años. Calculo que llegamos a tener más de cinco mil niños en ese periodo. La UNAM financiaba una parte del proyecto y el centro educativo la otra, y lo que se les pedía a las familias es que dieran un donativo en libros equivalente a 100 pesos para la biblioteca infantil; con esto enriquecimos el acervo de la biblioteca y al mismo tiempo comprometíamos a los papás a llevar a sus hijos.
AIC: ¿En qué consiste el proyecto pedagógico Sophie UNAM?
UMA: El método del proyecto está basado en cuatro puntos: El primero es vivir, es decir, hacer un experimento, actividad o juego que ilustre el concepto científico que se pretende abordar; el segundo es analizar, en el que se estudian los resultados, observan qué sucedió, establecen las hipótesis y las formas en las que se puede responder a ella.
El tercer punto es reflexionar, donde el alumno consulta los libros, la Internet y a profesores de otras áreas, para que pueda contrastar los resultados que obtuvo con lo que ya se ha estudiado del experimento; y finalmente, el cuarto punto, que es ejecutar, donde aplicamos un examen o una evaluación práctica, donde aparece el concepto que se estudió y que nos permita ver qué partes del conocimiento quedaron bien comprendidas y qué otras quedaron flojas.
AIC: ¿En qué otros ámbitos se ha proyectado Sophie?
UMA: Colaboramos también con la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP), capítulo México, donde damos talleres de actualización a maestros para que desde preescolar acerquen la ciencia a los niños; les enseñamos nuestro método, cómo se aplica, les llevamos actividades para que las hagan y vean lo que es desarrollarlas.
Damos esta capacitación para maestros en todo el país porque estamos convencidos que ese es el camino que nos conviene mantener, porque los profesores, finalmente, son los que están frente a los niños, y darles un método para acercarles las ciencias les ayuda mucho a su labor cotidiana.
También tenemos presencia en redes sociales para tener interacción directa con profesores de varias partes del país. Decidimos poner páginas en Facebook, Twitter y Google Plus para compartir experimentos, actividades, lecturas o videos ilustrativos, con el fin de abrir temas de discusión entre los alumnos, sus familias o para que los maestros los usen en sus clases.
AIC: ¿Qué características tienen estos experimentos científicos que difunden en sus redes sociales?
UMA: Normalmente la mayoría de las actividades que proponemos se pueden hacer con materiales de uso cotidiano, cosas que están en la cocina o que se pueden conseguir en una ferretería. Esto fue por diseño, porque nos dimos cuenta que si sorprendes a los niños y jóvenes atraes su atención, los enganchas y los llevas de una forma lúdica hacia el proceso de descubrimiento, de adquirir el conocimiento.
Los niños de los núcleos urbanos son muy difíciles de sorprender porque están muy tecnificados, entonces, si los quieres sorprender por ese lado es muy complicado y hasta caro porque esperan demasiado; en cambio, cuando les llevas unos palillos, unas gomitas y les enseñas que pueden hacer estructuras tridimensionales muy resistentes, se sorprenden mucho porque no se imaginaban usar esos materiales para proyectos de ese tipo.
AIC: Queda clara la parte científica del proyecto Sophie, pero ¿cómo se ha desarrollado el lado pedagógico?
UMA: Somos alrededor de ocho personas, hay físicos, matemáticos, biólogos y químicos. Cuando diseñamos las actividades discutimos el enfoque, todo esto es muy horizontal, tenemos las libertad de proponer las actividades, el enfoque y cómo vamos a abordarlo, lo que hemos hecho es trabajar con investigadores muy jóvenes, precisamente para estar familiarizados con el lenguaje, usos y costumbres de los alumnos.
Para la parte pedagógica usamos elementos del constructivismo para lograr la comprensión, y el método que usamos es basado en proyectos e indagación; el aspecto lúdico surge cuando al alumno no se le da una receta para hacer la actividad, lo que hacemos es decirles que ellos deben encontrar soluciones a los retos que se les plantean.
AIC: A estas alturas, ¿cómo se podría evaluar la efectividad del proyecto pedagógico Sophie UNAM?
UMA: Sophie nació como un proyecto independiente, pero muy pronto fuimos acogidos por la Coordinación de la Investigación Científica, que lo registró como proyecto oficial de divulgación de la UNAM ante la Unesco; aparte interactuamos con todos los proyectos de divulgación que existen en la universidad y fuera de ella.
Trabajamos también con el Programa de Ciencia para Jóvenes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), que coordina la Facultad de Biología; hicimos una colaboración conjunta entre el Instituto de Neurobiología y el Centro de Geociencias con la que se consiguió el financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para un centro de supercómputo y visualización, que por un lado va a atender las demandas académicas de la región, y por otro se va a orientar a la divulgación de la ciencia.
Sophie es una propuesta con un método muy sencillo para aplicarse. Coincidimos con varios educadores y pedagogos respecto a la importancia de que exista la diversidad, porque así como la salud del ecosistema depende de la diversidad de las especies, la salud de la pedagogía depende de la diversidad de métodos para enseñar; entonces si hay una diversidad de métodos, podemos alimentarnos unos de los otros y retroalimentar en qué estrategias son exitosas y cuáles no.
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