Centro de Ciencias de Sinaloa
Por Janneth Aldecoa
Culiacán, Sinaloa. 23 de mayo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Asignaturas como geografía, ciencias naturales e historia, impartidas en escuelas de nivel básico, cuentan con el apoyo del Centro de Ciencias de Sinaloa (CCS), mediante su museo interactivo, salas temáticas y laboratorios.
Se trata del centro fundado hace casi 24 años, y que en la actualidad se posiciona como el único en el país e incluso del mundo por el vínculo con el sistema educativo. Un planetario, salas temáticas, un museo interactivo, laboratorios y el hecho de albergar el meteorito más largo de América Latina, el meteorito de Bacubirito, le dan la razón.
A esto se añade la creación de programas como el Apoyo a Sobresalientes, que desde hace nueve años ha ganado medallas nacionales e internacionales en 90 por ciento de las competencias de ciencias en que participa.
Diariamente acuden al Centro de Ciencias de Sinaloa cientos de niños de preescolar, primaria y secundaria. En muchos casos, se trata del primer contacto con la ciencia.
Fue el 12 de junio de 1992 cuando se publicó en el Órgano Oficial del Gobierno del Estado el decreto de creación del CCS como organismo público descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio.
La propuesta del gobierno estatal buscaba la creación de un centro que contara con un museo para acercar a los estudiantes la ciencia y la tecnología.
Apoyo a la educación científica
Sinaloa, señaló la directora del CCS, Rocío Labastida Gómez de la Torre, buscaba dotar de educación de calidad las escuelas, pero resultaba imposible económicamente la instalación de laboratorios en cada plantel, además que se carecía de expertos en la enseñanza de ciencia y tecnología.
“Entonces deciden crear un modelo de concentración de todos estos procesos, experiencias y conocimientos, para traer a los niños de todo el estado a tener este tipo de aprendizaje”, comentó.
Funcionarios estatales declararon que el CCS debía promover y desarrollar la investigación educativa y fomentar la difusión científica y tecnológica, así como estimular a la juventud sobre las alternativas de formación en las disciplinas derivadas de las ciencias naturales, y ofrecer a la sociedad la posibilidad de tecnologías utilizadas para mejorar la calidad de vida de la entidad e incrementar la productividad y el desarrollo tecnológico.
Principalmente el Centro de Ciencias debía colaborar en la realización de la investigación científica y promover la innovación tecnológica en el ámbito educativo.
“El Centro de Ciencias es único en el país, siempre lo he dicho porque es un centro que realmente hace una difusión y experimentación de la ciencia. Somos el museo más completo que hay en México, existen otros más nuevos y modernos, pero no con toda esta concepción y bagaje científico, experimentación”.
“El Centro fue concebido para ser aliado de la educación, no es un Centro solo para que los niños vengan a pasear, divertirse y emocionarse, no; es un Centro concebido como aliado de la educación”, señaló Labastida Gómez de la Torre.
En su época fueron tomados en cuenta modelos de Canadá, pero debido a múltiples adecuaciones terminó como un modelo único. “He recorrido muchos museos del mundo, en Japón, Francia, he visto muchos museos en muchos lugares del mundo, pero ellos tenían solamente algunas aulas a la vista del público y solamente algunos laboratorios; hay museos enormes, padrísimos; pero en esta parte de tener toda una metodología, no”, añadió.
Cada año, el CCS diseña una guía escolar del maestro, en la que explica en qué momento del currículo de todo el año los docentes pueden llevar a sus alumnos al Centro de Ciencias para fortalecer el contenido del aula. Un ejemplo es la enseñanza del sistema solar. Los niños visitan el Planetario Dr. Arcadio Poveda Ricalde y la Sala del Universo.
El proyecto
José Gaxiola López, originario de Mocorito, Sinaloa, egresado de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), con maestría y doctorado en ciencias por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), doctorado en sociología en La Sorbona, de París, y posdoctorado en antropología y filosofía en Mánchester, fue llamado en 1992 por la administración estatal para asumir la responsabilidad del proyecto.
En diciembre de ese año se creó en la Secretaría de Educación Pública y Cultura un comité de apoyo al Centro de Ciencias y otros grupos de asesoría a la dirección general.
Desde su apertura, el CCS contaría con biblioteca, sala de lectura, centro de documentación científica para impulsar la investigación, incluyendo mapoteca, videoteca y acceso a bancos de información y hemeroteca. Se abrió además una sala de telecomunicaciones, que permitiera recibir señal por satélite, se emitieran imágenes, procesara video y traducción simultánea. El edificio fue concluido a fines de enero de 1993.
Avances y logros
Hace nueve años se sumó al trabajo del Centro de Ciencias el programa de Apoyo a Sobresalientes del Estado de Sinaloa (grupo ASES) que integra a niños y jóvenes destacados quienes, junto a sus asesores, desarrollan proyectos científicos, mismos que son presentados en ferias nacionales e internacionales, logrando siempre los primeros sitios.
Margarita Leyva, asesora de dicho grupo desde su creación, dio a conocer que ASES comenzó con 23 niños en el municipio de Culiacán y a la fecha tiene presencia en ocho municipios, con poco más de 300 niños.
“Son niños muy propositivos a quienes les gusta experimentar, crear. Antes no había nada que hacer con ellos, presentaban sus proyectos, eran calificados y no trascendía su esfuerzo. Ahora ganan concursos nacionales e internacionales”, señaló.
Según estadísticas del propio CCS, los integrantes de ASES ganan 90.4 por ciento de los concursos en que participan.
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