¿Cómo influyen los maestros en la vocación científica?
Por Dalia Patiño González
Atlixco, Puebla. 2 de diciembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- ¿Qué es lo que impulsa a una persona a dedicarse a la ciencia? Los motivos que definen una profesión implican una multiplicidad de factores; sin embargo, en algunos casos la influencia de un buen profesor de matemáticas o física puede determinar el camino de un futuro científico.
El doctor Alejandro Cornejo Rodríguez, uno de los precursores de la óptica en México a través del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), que además participó en el diseño y la instrumentación de los telescopios más importantes de nuestro país, recuerda que fue una profesora de matemáticas en la secundaria la que influyó para que quisiera estudiar una ingeniería, aunque finalmente se decidiera por la física al momento de elegir su carrera.
Es común que la aversión a las ciencias exactas todavía represente un factor para definir qué carrera se cursará en la universidad. Esto involucra una tendencia cultural asociada con la dificultad, el tedio y el miedo al fracaso. Sin embargo, cuando la enseñanza de las ciencias exactas es eficaz y se presenta como algo útil y práctico, las perspectivas se abren para los estudiantes.
“Hay maestros que te marcan. Cuando estaba en la primaria me gustaba todo, pero más la historia. En la secundaria estaba más orientado como para las ciencias sociales, como que las matemáticas no eran precisamente mi fuerte, pero en la prepa tuve un maestro fantástico. Recuerdo que era un ingeniero petrolero de nombre Ernesto Velázquez, él nos dijo: 'jóvenes, las matemáticas no son difíciles, difícil es ser neurocirujano', así nos infundió el amor a ellas. Tan es así que de mi generación tres nos fuimos a estudiar física, otros más matemáticas, química y en su mayoría ingenierías. Pero también no vamos a negar que hay algunos que te dicen que no, que las matemáticas son para los inteligentes y que son muy difíciles y entonces ahí viene el bloqueo”, declaró el doctor en astrofísica del INAOE, José Guichard Romero.
¿Y por qué primero las matemáticas?
No todos pueden ser científicos, sin embargo, sí se puede desarrollar de manera eficaz el razonamiento matemático mediante la práctica, sobre todo si se observa esta disciplina como un tipo de lenguaje afín a diversas ciencias, un lenguaje que las fundamenta y dota al ser humano de la capacidad de entender conceptos y establecer relaciones basadas en la lógica de forma esquemática y técnica.
Para el doctor en electrónica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Sergio Vergara Limón, quien ha patentado una docena de proyectos de innovación tecnológica, el razonamiento matemático facilita un uso eficaz del lenguaje, pues a su juicio las matemáticas y la física son una representación natural de las cosas.
“Todos podemos soñar con crear cosas. Algunos deciden llevar a la práctica estos sueños pero puede ser que te enfrentes a los mitos que rodean las ciencias exactas, a pesar de que son ciencias totalmente generosas. La física y las matemáticas en realidad lo único que hacen es reproducir lo que hay en la naturaleza, es lo que hace la ciencia. El método científico nos plantea eso, a partir de la observación hay que formular una hipótesis y comprobarla. Con el científico es lo mismo, establece una ecuación que te refleja una situación y dicta una regla que dice: 'si haces esto, pasará aquello'”.
El doctor Vergara Limón advirtió que el mayor reto fue enfrentarse a los propios miedos, a las barreras psicológicas que dictan que las ciencias exactas son difíciles y que desde niño escuchas y aterran.
“Yo lo vi conmigo y con mis compañeros en el primer semestre de la licenciatura. Había un bloqueo tremendo, afortunadamente tuve al maestro Jesús García Ortiz, él tiene una facilidad de transmitir el conocimiento y usa las matemáticas de forma tan natural y amena, a través de gráficos y esquemas muy sencillos. Con él me empecé a desbloquear y fui aprendiendo a generar ecuaciones basándome en problemas, caí en la cuenta de que se trataba de un mito que limitaba mis aspiraciones y que impide a gente talentosa desarrollarse en las áreas científicas. Entonces eso es realmente lo complicado, más que vencer las matemáticas, el reto es vencer las barreras que uno mismo se impone”.
Formando a través de la divulgación
El doctor Alfonso Torres Jácome, coordinador de Electrónica del INAOE, tiene una tradición familiar de gusto por la ciencia. Su hermano es el doctor en ciencias fisiológicas con especialidad en fisiología Julián Torres Jácome, responsable del Laboratorio de Fisiopatología Cardiovascular del Instituto de Fisiología de la BUAP, ambos científicos fueron alumnos del doctor Jesús Pérez Romero, a quien reconocen como un excelente profesor de matemáticas que tuvieron en la preparatoria, que los impulsó en su curiosidad por la ciencia.
Reconocido como un formador de decenas de generaciones de estudiantes en su natal Atlixco, además de ser un divulgador de ciencia, el doctor en matemáticas y jubilado tras más de 30 años de ser docente de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la BUAP, Jesús Pérez Romero, en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, reconoce que el cariño por su natal Atlixco ha sido el motor principal para impulsar la educación y la ciencia entre jóvenes y niños, muchos de ellos ahora ya formados como científicos.
“Mi hobby siempre fue mi pueblo, Atlixco. Aquí he fundado escuelas y he impulsado la ciencia como un camino para mejorar las condiciones de mi país, porque la enseñanza de las matemáticas y la ciencia debe de ser amena, si ya de por sí tienen su grado de dificultad, imagínese si hacemos las clases tediosas o aburridas. No, hay que entusiasmar a los alumnos con proyectos”.
El doctor Pérez Romero, fundador de la Casa de la Ciencia en su municipio, donde todos los viernes se realizan actividades científicas para los estudiantes, gracias a un convenio con la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), insistió en que una forma eficaz de impulsar el conocimiento entre los jóvenes es a través de proyectos en los que ellos puedan construir objetos.
“Recuerdo que compré unos instrumentos en México para que un profesor del INAOE diera un taller, entre ellos una lámpara óptica que en ese entonces me costó 900 pesos. Julián Torres Jácome era mi alumno de preparatoria, así que terminando el curso le dije: ‘oye, por qué no desarmas esta lamparita, ves qué tiene adentro y tratas de hacer una igual’. Al principio como que se sorprendió, pero al final terminó construyéndola por solo 14 pesos. Eso es algo que tenemos que cambiar, hacer las cosas en vez de comprarlas, esa filosofía la retomé en las cuatro escuelas que fundé, porque siempre me dije que los estudiantes aprenderían más si ellos mismos construían sus cosas”.
En 1990, el doctor Pérez Romero fundó el Instituto Universitario de Puebla, A. C. (IUPAC), escuela privada que impulsa la ciencia a través de un convenio con la Academia Mexicana de Ciencias para que cada viernes asista un científico a dar una conferencia, además de otras actividades como la Olimpiada de Matemáticas, construcción de telescopios, en colaboración con el INAOE, entre otras actividades que se desarrollan en la Casa de la Ciencia de Atlixco.
“Sí, hay un tabú, pero también está el problema de los profesores que no son del área y se ponen a enseñar cosas que desconocen. También está lo cultural porque los científicos no son muy valorados en el imaginario colectivo. Yo nunca he visto una serie o película en la televisión en la que el héroe sea un científico, la idea que hay de ellos no es la más atractiva; sin embargo, sus contribuciones son las que nos facilitan la vida”.
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