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Mexicano aplica matemáticas desde Nueva York

Por Ana Luisa Guerrero

Guanajuato, Guanajuato. 6 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Luis López Oliveros es un mexicano más en la ciudad de Nueva York, sin embargo su historia es peculiar. Desde joven, el destino le marcó caminos fuera de su natal Santiago Tuxtla, Veracruz, y lo condujo a la cervantina ciudad de Guanajuato. Hace cinco años, su pasión por las matemáticas lo llevó a la cosmopolita ciudad estadounidense para estudiar un Doctorado en Estadística en la Universidad Cornell, y donde actualmente trabaja como analista cuantitativo para HSBC Securities.

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A sus 33 años, este joven de semblante serio luce feliz. Vive en Manhattan en compañía de su esposa y disfruta desarrollar su vocación en el ámbito de las finanzas, donde por medio de modelos matemáticos valida precios y estrategias para productos financieros.

La Olimpiada Mexicana de Matemáticas, cuando era un bachiller, fue el medio por el cual descubrió su pasión por esta disciplina, y desde ese momento se dedicó a entrenar la mente para desarrollar un pensamiento no convencional, no solamente para problemas matemáticos, sino para todos los aspectos de la vida.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, López Oliveros, quien disfruta tocar la jarana, se reconoció como un ejemplo para los jóvenes mexicanos con aspiraciones a grandes oportunidades; les recomendó no rendirse y dedicarse con empeño a lo que más les guste hacer.

Descubrir una vocación

Su camino comenzó a delinearse en Xalapa, participando en grupos de entrenamiento en la Universidad Veracruzana (UV) para la justa matemática en la que participó en dos ocasiones, donde se alzó con medallas de plata y bronce. De ahí, profesores del Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat) –perteneciente al Sistema de Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)– lo detectaron como un talento y lo invitaron a cursar la licenciatura en la Universidad de Guanajuato (UGTO), gracias al convenio académico que poseen.

“Desde pequeño fui bueno (en matemáticas), pero en realidad cuando empecé a participar en las Olimpiadas de Matemáticas fue que me di cuenta que tenía una pasión especial. Una cosa es resolver acertijos de las olimpiadas con el rigor que sea, pero otra es dedicarse a las matemáticas como profesión, y eso es algo que a mí en particular me causó un shock cuando pensé que venía a estudiar la carrera, con cierta línea, y luego darme cuenta que no era lo que pensé, que tomarlo como profesión es algo más serio y requiere de otras habilidades”, compartió.

En las escalinatas del majestuoso Teatro Juárez de la ciudad de Guanajuato, recordó sus años estudiantiles donde compartió aulas con jóvenes brillantes que en la misma competencia obtuvieron el oro y que, incluso, compitieron a nivel internacional; lo que imprimió un espíritu de competitividad entre ellos.

“Eres chavo, tienes todas las ganas del mundo de demostrar cosas y de ser reconocido, todo mundo trae ese espíritu competitivo y quiere demostrar que es bueno, y si hay uno que es claramente mejor, también quieres estar como él. Eso te sube, te hace estudiar más, esforzarte, concentrarte, es una competencia sana, no era nunca de agarrarse de las greñas, nunca fue nada por el estilo”, refirió.

Durante su estancia en Guanajuato, agregó, la vida transcurría entre las aulas, el compañerismo y la diversión; pasaba sus ratos libres practicando futbol o tocando instrumentos musicales pero con la exigencia de tener excelencia académica para responder a la beca que recibía.

“El hecho de tener una beca me facilitó mucho las cosas porque venimos de otros estados, te hace dejar de preocuparte un poco por mantenerte acá y enfocarte más en tus estudios, pero tampoco es una vida cien por ciento académica”, dijo.

Sin embargo, no dejaba pasar las oportunidades de distracción, y de vez en vez acudía a las fiestas y a bares de trova en el centro de Guanajuato, además que en las épocas del Festival Internacional Cervantino aprovechaba la oferta cultural que se ofrece.

Al concluir la licenciatura, se propuso realizar la maestría en Probabilidad y Estadística en el Cimat en solo un año, meta que cumplió.

Del Cimat a Cornell

Su espíritu viajero lo inspiró a buscar nuevos horizontes y fijó su mirada en la Universidad Cornell, en Ithaca, universidad que cuenta con 46 premios Nobel de acuerdo con información de la página oficial de la propia escuela.

“Cuando terminé la maestría no sabía exactamente qué quería y busqué irme a una universidad donde pudiera tener un doctorado con mejor educación, que me brindara la oportunidad de encontrar una vocación aplicada. Me pareció que Cornell era una escuela que cumplía con esos requisitos por su actividad interdisciplinaria”, recordó.

En la oferta que se le brindó, López Oliveros encontró esa vocación aplicada en las finanzas, área en la que fue desarrollando su conocimiento.

Su primer empleo fue en Miurex, una empresa francesa de software financiero en la que construyó aplicaciones y programas sobre modelos de evaluación, a fin de tasar precios a los diferentes productos financieros.

“Tenía un poco de experiencia académica en eso y me pareció un buen lugar para entrar de lleno a las finanzas. Estuve ahí tres años, pero consideré que podía aprender un poco más y dar el gran paso a un banco”, destacó.

Despojándose del miedo a dar un salto, decidió apostarlo todo y buscó oportunidades, encontrándolas en HSBC Securities, donde se desempeña profesionalmente desde hace un año.

Sin hablar de un futuro próximo, López Oliveros reconoce que Nueva York es una ciudad con un sinnúmero de oportunidades profesionales y personales, por lo que planea seguir ahí durante un tiempo más, aunque no descarta regresar a México.

“Siempre está el hecho de que somos mexicanos y tenemos familia acá y hay muchos vínculos muy fuertes, por lo que no descartamos volver”, compartió.

Talento sin banderas luis lopez

Este joven talento se muestra satisfecho de lo que ha conseguido en este tramo de su vida. Y es que, en esta última etapa siempre se ha sentido seguro de la formación académica que recibió en México, la cual considera que está a la par de las mejores universidades del mundo.

Reconoció que en el Cimat obtuvo una educación de rigor científico, con muchas oportunidades de practicar un pensamiento no convencional para desarrollar la imaginación matemática.

“Cuando me fui a Cornell nunca me sentí menos que otros estudiantes, al contrario, muchas veces me iba mejor que ellos y la gente estaba muy contenta conmigo. Cornell es una universidad multicultural, y no hay una separación entre ser latino, asiático o europeo”, abundó.

Sabe que si hay mayor número de estudiantes de otras naciones es debido a que han desarrollado su capital humano hace tiempo atrás, pero ello no demerita la calidad y capacidad de los mexicanos.

Es por eso que Luis López Oliveros invitó a los connacionales a mirar hacia delante y depositar sus esfuerzos en una meta ambiciosa, porque existen las oportunidades para lograrla.

“Viendo las cosas en retrospectiva, les recomiendo que le echen muchas ganas. Que encuentren una pasión, no es en caer en el cliché de que hagan lo que les guste, pero realmente es cierto que si lo logras, triunfarás”, añadió.

Y concluyó que “se es joven solo una vez en la vida, por lo que hay que trabajar duro”.

 

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