La mujer que sentó las bases de la formación bioética en México

Por Armando Bonilla

México DF. 25 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Aficionada a la música clásica barroca, el jazz ligero, pero también los géneros bailables; así como a leer novela costumbrista e histórica, la doctora Martha Tarasco Michel, quien actualmente se desempeña como presidenta de la Academia Nacional Mexicana de Bioética (ANMB), compartió con la Agencia Informativa Conacyt cómo fue que decidió incursionar en el mundo de las ciencias.

Con un tono de voz muy tranquilo pero firme y seguro, platicó que no fue un hecho en particular el que la llevó a estudiar medicina y a incursionar en el mundo de la investigación científica, pero sí reconoció que tuvo cierta influencia por parte de su padre, de quien se refiere como un “gran médico”.

Dejando escapar un timbre de añoranza en su voz, esa añoranza que refleja admiración y que deja ver entre líneas cuál fue su primera gran inspiración, señaló: “La medicina me apasionó desde que era una niña pequeña, probablemente influida por mi padre que era un gran médico”.

No obstante, la doctora Tarasco Michel, quien además es coordinadora e investigadora del Instituto de Humanismo en Ciencias de la Salud que pertenece a la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México Norte, precisó también: “El interés por la medicina me surgió debido a todas las cuestiones científicas en su acontecer que derivan en beneficio para el paciente”. 

Recobrando el temple de la voz, la especialista dijo que a la par de la influencia y motivación que pudo significar ver en su padre a un “gran médico”, su incursión en el mundo de la investigación científica también fue algo que derivó de su propia personalidad.

“Desde siempre las inquietudes científicas han estado presentes en toda mi vida, el ‘por qué pasa algo’ ciertamente siempre fue parte de mi vida. (Mi incursión en la medicina, la ciencia y la investigación) no deriva de un hecho concreto, sino del interés que desde niña siempre tuve por averiguarlo todo”, detalló la también miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Incluso hoy en día, cuando sus responsabilidades asociadas a su función como docente en la Universidad Anáhuac México Norte y su trabajo al frente de la ANMB son muchas y muy absorbentes, la doctora reveló con gran emoción que no ha abandonado la práctica de la medicina, sino que por el contrario la sigue realizando porque le significa una gran satisfacción.

“Desde el inicio me interesaba muchísimo ayudar al paciente y a la fecha tengo una práctica privada de la medicina en la especialidad de foniatría, la cual me encanta, siempre es como nueva y fresca para mí, cada paciente es maravilloso, lo gozo verdaderamente”, señaló visiblemente entusiasmada. 

Con un tono apasionado, esa pasión que solamente sienten aquellos que ejercen o se desempeñan en lo que realmente les gusta hacer, detalló: “Cada vez que uno logra ayudar a un paciente, cada vez que el paciente le dice a uno ‘doctora, gracias porque me habían estado tratando de otra forma y solo usted logró ver que el problema no venía de aquí, sino de algo diferente y ahora ya estoy curado’; bueno, eso no solamente me hace el día, ¡sino el año entero!”.

Explicó también que una situación similar experimenta en su labor relacionada con la bioética: “Lo mismo ocurre con el tema de la bioética porque hay tantos alumnos que se acercan y me dicen: ‘gracias porque yo nunca había reflexionado sobre este aspecto y veo que en este momento ahora las cosas son completamente diferentes para mí; ahora mi sufrimiento tiene un sentido, yo no me lo podía quitar pero gracias a usted y todo lo que me hizo reflexionar pues ya tiene ese sentido que le hacía falta’; esto sin duda nos deja muy marcados a los investigadores y docentes”.

Formación Académica y Profesional

La doctora Tarasco Michel es médico egresada de la Universidad Anáhuac México Norte. Se especializó en medicina de la comunicación humana en el Instituto Fuente: www.aceb.org y Comisión Nacional de BioéticaNacional de la Comunicación Humana, con sede en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).

Al concluir, realizó una subespecialidad en investigación clínica en un plan de estudios perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del cual se desprendió un proyecto de estudio que realizó en el Hospital General Dr. Manuel Gea González en torno a malformaciones craneofaciales raras y el desarrollo del lenguaje. “Todas las clases teóricas de bioquímica se nos impartían en el Instituto Nacional de Nutrición”, contó.

Ya en el ámbito laboral, trabajó tres años en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, donde se desempeñó en el servicio de foniatría, que era su área de especialidad. Posteriormente se incorporó a las filas de la Universidad Anáhuac México Norte en la escuela de medicina, como coordinadora de ciclos clínicos, labor que desempeñó por un año y medio.

Después de ello, la universidad la envió un año a formarse en bioética con Elio Sgreccia, fundador del Instituto de Bioética en Roma, capacitación que sentó las bases para que a su regreso abriera, junto con otros docentes, la primera maestría de bioética que hubo en México.

Tras la apertura de este plan de estudios colaboró de manera informal en la Comisión Nacional de Bioética, que fue fundada por el doctor Manuel Velasco Suárez durante el tiempo en que ella estuvo en Roma. De esta comisión, en 1995 surgió la ANMB que hoy preside la doctora Tarasco Michel.

Mientras tanto, en su trabajo en la Universidad Anáhuac México Norte, a través del Instituto de Humanismo en Ciencias de la Salud que dependía de la Escuela de Medicina, continuó dando a conocer la bioética en el país con grupos en Guadalajara y Monterrey. A la vez, ayudó a fundar la revista internacional Medicina y Ética, de publicación trimestral por parte de este instituto, en donde colabora desde entonces.

Posteriormente, cursó el Doctorado de Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde trabajó en neurotoxicidad de los organoclorados y cómo bloquean la producción de óxido nítrico, así como sus consecuencias en diversos núcleos cerebrales. “Este tema me interesó porque tiene consecuencias éticas en su aplicación en los pesticidas y la toxicidad medioambiental, que además podemos ingerir en los cultivos”, explicó.

Además de su doctorado, realizó la subespecialidad de Foniatría en la Universidad de Salamanca, España. A su regreso, la Universidad Anáhuac México Norte decidió separar el Instituto de Humanismo de la Escuela de Medicina, y fundar la Facultad de Bioética –con la apertura del doctorado en esta disciplina–, en donde la doctora Tarasco Michel fue directora ejecutiva.

Actualmente, dentro de la Facultad de Bioética funge como investigadora y responsable del Instituto de Humanismo en Ciencias de la Salud, además de ser coordinadora editorial de la revista antes mencionada.

 

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