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Salvador Cuevas, una vida de óptica y astronomía


Por Tania Robles

Ciudad de México. 13 de diciembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt.- Al entrar al Instituto de Astronomía uno puede encontrar decenas de bellas imágenes del universo. Obtener éstas no sería posible de no ser por los científicos encargados de los telescopios y la instrumentación astronómica como lo es el doctor Salvador Carlos Cuevas Cardona. Durante una entrevista en su oficina, el científico mexicano platicó sobre sus experiencias, aprendizajes y sueños. 

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Una decisión y un objetivo

Convertirse en científico fue una decisión que Salvador tomó a los ocho años. Se dio cuenta de esto a partir de sucesos muy interesantes. “Cuando iba en la primaria una de mis tías me regaló un libro de la editorial Time Life que tenía fotos del universo que me parecían maravillosas. Al final traía el telescopio de Palomar, con un espejo de cinco metros de diámetro montado con mecánica y electrónica de precisión y me di cuenta que a pesar de que me gustaban las galaxias, planetas y estrellas, esa tecnología era lo que me gustaba. Desde los ocho años decidí que quería hacer esas cosas”.

Luego de la preparatoria tuvo que decidir qué estudiar y se encontró con la decisión de escoger entre ingeniería y física.

Comenzó a estudiar física e inmediatamente después de entrar a la carrera y buscó la forma de entrar al laboratorio de instrumentación del Instituto de Astronomía (IA). Tuvo la fortuna de trabajar en el IA  ayudando a la fabricación y diseño de la primera consola de control del telescopio de dos metros que está en  San Pedro Mártir en Ensenada.

Dr.-Salvador-Cuevas-Cardona-(2).jpg“Inicié como  físico pero también como electrónico y por cosas del destino comenzaron los primeros microprocesadores en 1975. Se nos ocurrió conectarle a un microprocesador una cámara de televisión de los conocidos como disectores de imagen,  y empezamos a adquirir y formar imágenes en una pantalla. No existían las computadoras como las que hoy tenemos”.

A partir de esto le surgió una primera duda: al  proyectar una imagen en una cámara de televisión ¿cómo la computadora puede indicar que la imagen ya está enfocada?  En la actualidad eso no es un problema pues todos los dispositivos con cámara cuentan con sistema de auto enfoque, pero en esos años no se sabía cómo hacer que las cámaras enfocaran. Para descifrar esto Salvador fue a la biblioteca del Instituto de Astronomía para estudiar cómo hacer un software que indicara eso.

En la biblioteca se encontró con muchos libros de óptica y no tenía idea de dónde empezar. “Un libro me cayó en la cabeza como la manzana a Newton y justamente ese libro era Difracción y estructura de las imágenes, un libro escrito por André Maréchal, uno de los más importantes representantes de la óptica a nivel mundial”, añadió.

Luego de esto el joven estudiante de licenciatura decidió escribirle al autor del libro para informarle que estaba muy interesado en estudiar con él en París. El investigador le contestó con una cálida afirmación e invitación a solicitar su ingreso. Para eso le hicieron una pregunta a Salvador sobre si quería hacer estudios para convertirse en investigador en óptica o si quería hacer estudios de ingeniería óptica. Decidió  ser ingeniero óptico.

“En lugar de pensar en investigación yo pensaba en construir cosas por lo que sabía que tenía que irme a una escuela donde me enseñaran a aplicar el conocimiento teórico y practicarlo”.

Estudió ingeniería óptica en Francia en el Instituto de Óptica Teórica y Aplicada de Orsay donde posteriormente se doctoró en la Universidad de París Sur, al cual está asociado dicho Instituto. Pudo conjuntar lo que le interesaba al hacer física e ingeniería y finalmente lograr estar capacitado para hacer investigación práctica.

Cuando terminó la carrera ya contaba con ofertas de trabajo; sin embargo en ese tiempo ya era padre de familia. “Mi primer hijo nació en París y tuve que tomar la decisión en ese momento más adecuada y volví a México a trabajar al Instituto de Astronomía”.

Luego de instalarse de nuevo en México realizó su doctorado en un programa compartido logrando hacer una colaboración con el IA y la Universidad de Niza construyendo un instrumento en México y en Francia. Hizo su trabajo de tesis en los talleres de la universidad francesa pero toda la óptica del instrumento fue hecha en México.

Un maestro de la óptica

“Yo quería trabajar en el desarrollo de la instrumentación y afortunadamente tuve muy buen apoyo y colaboración con mis colegas del instituto con visión compartida de ser la mejor institución en instrumentación para realizar los mejores componentes electrónicos, ópticos y mecánicos”.

Dr.-Salvador-Cuevas-Cardona-(4).jpgJunto con sus colegas se han dado a la tarea durante años de obtener buen financiamiento y la formación de personal para el laboratorio. El IA tiene uno de los mejores talleres de óptica del país en donde siguen normas y metodologías internacionales y calibraciones trazadas al Instituto Nacional de Tecnología y Estándares de los Estados Unidos (NIST, por sus siglas en inglés). Todo lo que se genera es hecho cuidadosamente para tener las componentes  de la mejor calidad que son las que la astronomía requiere.

El Departamento de Instrumentación del IA ya ha construido varios instrumentos que se han puesto en operación en el observatorio de la UNAM en la Sierra de San Pedro Mártir en Baja California y en el Gran Telescopio Canarias en La Palma, España, el más grande de su clase, con su óptica principal de poco mas de 11 m de diámetro. El grupo colabora además con los mejores grupos de instrumentación astronómica del mundo. Muchos estudiantes de México y de otros países europeos han venido a trabajar en sus tesis de maestría y doctorado en instrumentación al IA UNAM.

Para el doctor Cuevas lo que sigue es continuar formando recursos humanos y sobre todo a los futuros científicos que tomarán su lugar. Además quiere seguir trabajando en diversos proyectos de instrumentación, en el nuevo Museo de la Luz y configurar otros equipamientos, obras de arte con artistas y continuar en lo último de la investigación en  instrumentación astronómica.

“La mayoría de mis amigos y colegas de Francia ya están jubilados y me preguntan cuándo lo haré yo. Debo decir que de un día a otro me di cuenta que ya tenía canas. Han pasado muchos años y sigo entusiasmado trabajando en lo que hago  y emocionado con los nuevos proyectos”, afirmó Salvador Cuevas.

 

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