Ana Luz Quintanilla, científica multidiversa
Por Pedro Zamora Briseño
Colima, Colima. 11 de abril de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Tenía el sueño de ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para ser licenciada en estudios latinoamericanos, pero la vida la llevó a la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) para cursar la carrera de oceanología con el fin de dedicarse a la botánica marina, aunque al concluir el tronco común prefirió la especialidad en geología marina.
Después estudió la maestría en geofísica aplicada en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE). Su doctorado en ciencias, en el área de oceanografía costera con enfoque en energías renovables, lo cursó en la UABC. Llevó cursos en la Universidad de California en Riverside y en la Universidad Estatal de San Diego, en Estados Unidos. Pertenece a la Novena Cohorte del Programa Avanzado de Medio Ambiente y Desarrollo, que se ofrece en El Colegio de México, A. C.
Es la investigadora Ana Luz Quintanilla Montoya, quien ha dedicado a la ciencia más de tres décadas de su vida, en las que ha realizado su trabajo con enfoques multi, inter o transdisciplinarios que la han conducido a estudiar algunos fenómenos desde áreas disímbolas provenientes de la física y las matemáticas, las ciencias naturales, las ciencias sociales o hasta las humanidades.
Tataranieta del expresidente mexicano Sebastián Lerdo de Tejada, Ana Luz Quintanilla fue en su familia la única mujer después de cinco varones. Aunque no se cumplió su sueño inicial, ella ha seguido siempre la recomendación que le dio su padre: “Toma la vida de la mano, hazte su amiga y camina con ella, porque a final de cuentas hará contigo lo que le dé la gana”.
Y después de haber sido profesora investigadora durante 34 años —22 de ellos en la UABC y los últimos 12 en la Universidad de Colima—, Ana Luz Quintanilla continúa trabajando a plenitud y se le ve satisfecha: “Me siento muy afortunada, sigo haciendo lo que me gusta, creo que lo hago bien, me divierto mucho, me encanta la academia, me encanta dar clases, creo que a mis estudiantes les gusta mucho también, creo que si volviera a nacer lo volvería a hacer igual”.
La académica recuerda que hace "veintitantos" años, cuando concluyó su doctorado con enfoque en energías renovables —solar y eólica—, había quienes la veían “como que estaba loca, me decían ‘para qué estudias eso, quién lo va a trabajar, el futuro está en el petróleo, en la energía nuclear’, pero hoy me doy cuenta que no me equivoqué; estamos regresando, el mundo va a las energías renovables”.
En 2006, la Secretaría de Energía del gobierno federal le entregó el Premio Nacional de Energía, precisamente por su trabajo realizado en el área de energías renovables en comunidades rurales de Baja California. Aunque investigó, nunca supo quién la propuso para ese premio, que para ella fue una sorpresa.
Durante su formación, Ana Luz Quintanilla aprendió cuestiones sobre multidisciplina que la ayudaron a darse cuenta de que todo está conectado: la geología, la energía, los ecosistemas; todo está íntimamente vinculado con la economía, con la política, con el poder. Considera que gracias al programa que hizo en El Colegio de México tuvo la oportunidad de trabajar proyectos en tres países: Nigeria, con agua; Paquistán, con desarrollo comunitario, igual que en la selva amazónica de Brasil.
Con el tiempo, empezó a trabajar más en diferentes áreas, con investigadores de ciencias sociales, física o ingeniería. Cuando llegó a la Universidad de Colima, en 2006, se integró al Centro Universitario de Gestión Ambiental (Ceugea), del que posteriormente fue nombrada directora, y actualmente se encuentra asignada al área de ingeniería, donde “nunca imaginé que iba a estar, pero estoy aprendiendo muchísimo con los ingenieros civiles”.
Ana Luz Quintanilla reconoce a dos profesores clave en su formación profesional, directores de sus tesis de licenciatura, maestría y doctorado. David Fisher le decía que no podía hablar de energía sin hablar de economía y política, por lo que le indicaba que debía tomar cursos de esas áreas, y de igual manera le hacía ver que no podía hablar de medio ambiente sin hacerlo también de energía, de ecosistemas, etcétera. “Me ayudó muchísimo, creo que es una de las personas a las que más tengo que agradecer, es alguien a quien siempre he admirado”.
A Francisco Suárez Vidal, la investigadora lo recuerda como un hombre muy humano, que “me recibía a cualquier hora, podía hablar con él de filosofía, de cuestiones de oceanografía y siempre tenía tiempo para mí; siempre estuvo en cualquier situación abierto a dejarme hacer lo que yo quería, o sea, no como yo veo hoy a los directores de tesis, que dicen a los alumnos ‘vas a hacer esto, con este método, con esta tecnología y casi, casi tienes que obtener esto’. No, conmigo no fue así, tuve la fortuna de tener profesores muy buenos”.
Añade: “Desconozco a los científicos que hoy en día no tienen tiempo para recibir a un estudiante, para ir a dar una conferencia a una primaria o para dar una entrevista al periódico porque están muy ocupados, porque están haciendo lo que les demanda el sistema y siempre se les olvida que realmente la ciencia en México es pública, está pagada con los impuestos de todos los mexicanos y a quien tendría que rendirle cuentas es a la sociedad, no al gobierno”.
Ser humano integral
Ana Luz Quintanilla se autodefine como un ser humano integral: “Me gusta mucho la literatura, el arte, la política; no puedo ser no política, vengo de una familia de políticos: mi tatarabuelo fue presidente de este país, en la familia de mi padre todos fueron diplomáticos, todavía tengo algunos sobrinos en la diplomacia y estoy acostumbrada desde niña a que en la sobremesa se hable de política; vengo de una familia honesta en la que todos han sido políticos muy humanistas, buscadores de la equidad social y la justicia; ahora en mi familia hay también un montón de mujeres y hombres que seguimos manteniendo el gusto por ello”.
Es autora de decenas de artículos científicos publicados en revistas internacionales y de múltiples proyectos de investigación que han derivado en libros como Construyendo el futuro: visiones para un desarrollo rural sustentable en las comunidades de Baja California y La energía eléctrica en Baja California y el futuro de los renovables: una visión multidisciplinaria.
Sus investigaciones están enfocadas en el estudio del medio ambiente y sociedad, y el cambio climático global. Sus proyectos han sido financiados por diferentes sectores en México y España. Sus tres últimos proyectos de investigación incluyen: “Estrategia de adaptación ante la vulnerabilidad del cambio climático, en la región Centro Occidente de México”, proyecto financiado por el Fordecyt para seis estados y financiado con más de 34 millones de pesos; asimismo, mediante un convenio establecido entre la Ucol y el gobierno del estado.
“Programa estatal de acciones ante el cambio climático en Colima”, financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el gobierno del estado de Colima, y el proyecto “Estudio sobre las políticas y acciones de fomento a las actividades realizadas por organizaciones de la sociedad civil, durante el ejercicio fiscal del año 2014”, financiado por el Indesol-Sedesol. Durante cinco años tuvo un programa de radio en la emisora de la Ucol y semanalmente publica una columna periodística, ambos enfocados en temas socioambientales.
Ana Luz Quintanilla califica su carrera académica como “multidiversa”, aunque “mucha gente me ve como demasiado diversa; algunos dicen que pensaban que era socióloga y no lo soy, en realidad mis antecedentes académicos vienen del área de física y geología; sin embargo, cuando empiezas a trabajar con la multidisciplina empiezas a aprender muchas otras formas”.
Estas circunstancias en ocasiones la han obligado a nadar contra la corriente, porque en México no se entiende todavía la multi, ni la inter ni la transdisciplinariedad, “es un país que se mueve mucho por el modelo reduccionista de la ciencia, en donde cada persona tiene que ser especializada en una cosa y solamente en esa cosa, y las evaluaciones van orientadas a esa línea en particular. Y sí tiene un costo decidir siempre quién eres, tanto por las implicaciones que tiene tu propia carrera profesional como tu propia ideología o tu filosofía de vida”.
Expone: “Para los científicos en México, el hecho de que yo trabaje con sociólogos, con geógrafos o con arquitectos les trastorna y dicen ‘es todóloga, no sabe nada y no hace nada’, lo que es una mala interpretación de la situación de la ciencia en el mundo, porque finalmente la filosofía como madre de las ciencias nació en el mundo occidental, en Grecia, pero si pensamos en México, veamos a los mayas. ¿Cómo es que eran científicos? ¿Cómo es que sabían tanto de astronomía y de matemáticas? Pues porque eran multidisciplinarios”.
A partir de que coordinó el Programa estatal de acciones de cambio climático para Colima, que es un pedimento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ana Luz Quintanilla ha sido invitada a dar pláticas sobre las repercusiones de ese fenómeno. “A veces me invitan los agricultores, que es la clase en este momento más pobre y que más difícil la lleva en el país, y me doy cuenta de que a veces ellos saben más sobre meteorología o sobre lo que está sucediendo en el mundo que los propios científicos, porque están en contacto, saben cómo cambia el clima, saben que hay una plaga que tiene que ver con esto y va a matar a tal ganado, y entonces tienes que ser multidisciplinario, porque el sistema está compuesto por todas sus partes”.
Su forma de trabajar, dice, le ha repercutido en el hecho de que desde 1994 que entró al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) no ha avanzado del nivel I, porque si bien ingresó en el área de física, ha realizado proyectos de otras áreas, pasando por ejemplo de investigaciones sobre geología y energía en comunidades rurales a estudios sobre sociología del turismo, bajo la consideración de que gran parte de los problemas de gases de efecto invernadero tienen una huella de turismo en los viajes internacionales.
“Yo me mantengo en el SNI porque realmente es importante estar ahí y tengo la fortuna de que soy reconocida en el Conacyt, sobre todo en el área de energías renovables, de donde por cierto me hablan mucho. Este año he evaluado cuatro o cinco proyectos, estuve en varios comités, como el de revistas científicas nacionales, el de becas de posgrado y el de revistas de divulgación, además de que he estado también evaluando centros Conacyt.
—¿Qué le mueve a usted a dedicarse a la ciencia?
—Siempre me ha parecido divertida. Buscar el conocimiento no es una cuestión de poder, como generalmente se visualiza hoy la ciencia. La madre de todas las ciencias es la filosofía y tristemente está siendo aniquilada en la mayor parte del mundo, de hecho en nuestro país ya no se da esa materia en educación media superior, está totalmente desvinculada. El capitalismo ha llevado a la ciencia a dedicarse a los fines del sistema, encontramos cuestiones tan absurdas en este momento como que se está estudiando crearle atmósfera a Marte para irnos a vivir allá cuando nos acabemos este planeta, en lugar de pensar en mantener viva la Tierra, sin tener que construirle nada porque es perfecta.
Siempre me movió la búsqueda del conocimiento porque realmente me ayuda a conocerme más, a encontrarme más con la naturaleza, a saber que soy parte de ella, a asombrarme de que poemas como los de Shakespeare de decir que estamos compuestos de la misma materia que las estrellas, ahora se sabe en el mundo real que es cierto, que los seres humanos somos 75 por ciento agua, que la composición de nuestro cuerpo es muy similar a la del mar, entonces realmente ahí te das cuenta de que todos estamos interconectados y que somos parte de la misma madre naturaleza.
Mi fin, lo que me mueve, es la protección de la vida, y la protección de la vida es la protección de la naturaleza, de los ecosistemas, de la biodiversidad, y todo eso involucra los recursos naturales más importantes: fundamentalmente el agua, la energía, la producción de alimentos, y es en lo que he estado trabajando durante los últimos años”.
—¿Ha sido usted una persona libre?
—Yo sí me considero una persona libre: como científica, como mujer y como ser humano creo que soy totalmente libre. Obvio que quisiera ser más, pero a veces el sistema no te permite más. Sin embargo, siempre he hecho finalmente lo que me gusta hacer, en algunas ocasiones la gente me ha criticado, pero si tú eres una persona que hace las cosas bien, de manera honesta y responsable, termina llamándote hasta el sistema a colaborar con ellos.
Actualmente, además de su trabajo en la Universidad de Colima, Ana Luz Quintanilla participa en dos grupos de la UNAM: con el Instituto de Geografía, cuyo líder es el doctor Víctor Magaña, y con el Programa Institucional Nacional de Cambio Climático, cuyo líder es el doctor Carlos Gay, además de colaborar con la Universidad Autónoma del Estado de México, que tiene un doctorado en desarrollo sustentable, y recientemente empezó a colaborar con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, tanto en el área de arquitectura como de agricultura.
El próximo mes de mayo viajará a la Universidad de São Paulo, Brasil, donde hablará de la producción científica en Latinoamérica, porque durante diez años fue editora de la revista Ciencias Marinas, de la UABC, una de las publicaciones académicas más prestigiadas de su área a escala internacional.
Ana Luz Quintanilla está convencida de que “todos los seres vivos venimos a construir un sueño y cada quien hace su sueño, su realidad y trabaja para ello”.
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