Un politécnico nombrado investigador emérito en la UNAM
Por Armando Bonilla
México, DF. 12 de julio de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- En la planta alta del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al fondo de uno de los pasillos, se encuentra la oficina del doctor Jorge Cantó Illa, quien recientemente fue distinguido como investigador emérito.
Se trata de un espacio en apariencia pequeño, aunque en realidad no lo es tanto; da esa impresión porque sus dimensiones se encuentran rebasadas por la gran cantidad de documentos y libros que resguarda el científico.
Pero no solamente los textos apilados –incluso sobre su escritorio– son el único tesoro que el doctor Cantó Illa guarda en ese cubículo; detrás de su escritorio, sobre un pequeño librero, se encuentran las fotos de sus tres hijos y de su nieto. Sentado al frente del estante y justo bajo esas fotos familiares está el investigador dispuesto a charlar con la Agencia Informativa Conacyt.
Durante la plática el científico, considerado pionero en materia del estudio teórico de la formación estelar, revela que esa oficina es la que tuvo en su primer acercamiento laboral a la UNAM, y es la misma que lo recibió para su segunda etapa profesional en la máxima casa de estudios de México.
Asimismo, comenta que su incursión a la UNAM se dio de manera fortuita, ya que su formación académica (bachillerato y licenciatura) la realizó, orgullosamente, en el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
“Desde muy temprana edad, en la secundaria, decidí que yo quería estudiar físico-matemáticas, y el único lugar donde se impartía la carrera combinada era en el IPN; así que al terminar la secundaria ingresé a la vocacional número 4 para después acceder a la Escuela Superior de Física y Matemáticas (ESFM)”, detalla.
Relata que al concluir sus estudios no pudo realizar su tesis de titulación en el IPN debido a que en la escuela estalló una huelga, situación que lo llevó a su primer acercamiento con la UNAM.
“Yo tenía que hacer una tesis para obtener el grado de licenciado en Física y Matemáticas, pero la escuela entró en huelga (…) Por recomendación de mi hermana fui al Instituto de Astronomía a entrevistarme con la doctora Paris Pishmish, la mamá de todos los astrónomos en México”, menciona.
Añade también que derivado de esa entrevista, a la cual acudió con la intención de realizar su tesis para después presentarla en el IPN cuando culminara la huelga, conoció también al doctor Enrique Daltabuit, con quien trabajo, finalmente, un proyecto de investigación sobre ondas de choque.
“No realicé mi tesis con la doctora Pishmish pero sí lo hice con el doctor Daltabuit; posteriormente me titulé en el IPN y tras hacerlo me ofrecieron trabajo en el Instituto de Astronomía de la UNAM, el cual acepté y al cabo de un año decidí hacer mi doctorado en la Universidad de Mánchester en Inglaterra, motivo por el cual renuncié a mi puesto como investigador asociado”, recuerda con un poco de añoranza.
Ya en la Universidad de Mánchester, Cantó Illa conoció a los doctores John Dyson y Franz D. Kahn, con quienes trabajó en torno a los objetos llamados Herbig-Haro, que son unas nebulosas muy pequeñas que se encuentran en lugares donde se forman las estrellas y que están muy relacionados precisamente con la formación estelar.
“Eventualmente hice mi tesis doctoral sobre ese tema y al regresar, además de volver a trabajar en la UNAM, coincidí con Luis Felipe Rodríguez, quien también trabajaba sobre esos objetos pero desde el punto de vista observacional, y desde ese momento comenzamos a colaborar juntos, ambos en problemas de formación de estrellas, cómo se forman, cuáles son sus primeras manifestaciones, en fin, a la fecha con él he publicado aproximadamente 100 artículos”, manifiesta.
Para el doctor Cantó Illa, terminar enfocando todos sus esfuerzos y estudios a la astronomía fue una casualidad. “Para mí, esa disciplina no era algo que llamase particularmente mi atención. No poder hacer una tesis en el IPN y entrevistarme con la Dra. Pishmish me llevó a trabajar en astronomía; al hacerlo me di cuenta que esa área tenía una serie de problemas muy atractivos para resolver desde el mundo de la física”, refiere.
Finalmente, menciona que de sus más de 200 artículos, el que posiblemente le genera mayor satisfacción es del descubrimiento de un exoplaneta. Y es que el científico formó parte del grupo de astrónomos que descubrió el primer y único exoplaneta mexicano del que se tiene registro hasta el momento. “Ya tenemos un exoplaneta los mexicanos”, concluye entre risas el nuevo investigador emérito de la UNAM, quien asegura sentirse privilegiado por pertenecer a las dos universidades más importantes de México.
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