Juan Sordo, tras los pasos de Peter Sloterdijk
Por Francisco Torres
Monterrey, Nuevo León. 3 de julio de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- A Juan Sordo Molina le llama la atención lo aparentemente incompatible. Va de estudiar cuestiones extremadamente complejas como la esferología del filósofo alemán Peter Sloterdijk, hasta algo sumamente popular como lo es la cumbia y el vallenato en Monterrey. Pero así es Juan Sordo, investigador del Centro de Estudios Interculturales del Noreste (CEIN).
Y como si la introducción no fuera lo suficientemente peculiar, hay que decir ahora que su formación de licenciatura la cursó en psicología, especializándose en psicología clínica. De ahí, el paso, obvio únicamente para él, fue estudiar directamente el doctorado en estudios humanísticos en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), omitiendo la maestría.
“Fíjate que la ciencia, así como tal, nunca me llamó la atención. A lo mejor la historia sí, leer algunas biografías que estaban en mi casa, aquellas que tenían ilustraciones, para descubrir nuevas cosas. Recuerdo principalmente la de Hernán Cortés, aunque sé que ahora no es políticamente correcto, pero creo que es el origen de lo que ahora es México. Ese fue mi primer acercamiento con el conocimiento”.
Juan Sordo asegura que lo que le atrajo en aquel entonces no fue el sometimiento ni la conquista como tal, sino los comienzos de un proyecto de nación, de la “mexicanidad”, de una civilización nueva.
“Siempre tuve una inclinación por las ciencias sociales, por el conocimiento sobre el ser humano en comunidad, en colectivos. Pero cuando estudié psicología no tenía interés en la investigación, pues mi enfoque era totalmente en la clínica terapéutica”.
Encontrando su vocación
“En la preparatoria estaba entre dos grandes salidas: una era dedicarme a buscar una carrera relacionada con las humanidades o las ciencias sociales, o elegir lo que decían mis pruebas psicométricas, como alguna ingeniería. Entonces fue la decisión que tuve que tomar. En Sonora, de donde soy, en ese entonces la psicología era lo más humanista, lo más ‘hippie’ que era permitido”.
Contrario a lo que muchas semblanzas de investigadores sociales afirman, Juan Sordo no se decantó por las ciencias sociales por temor a las matemáticas, la física o la química, sino por un interés genuino por tratar de entender más a la sociedad de la que forma parte.
“Entré a psicología pensando en dedicarme a lo organizacional, pero de inmediato cambié mi parecer por la clínica. Si bien esto podría parecer distanciado de las ciencias sociales, realmente está ligado a las teorías de Freud, que después se ve en las masas y en la publicidad. Entonces sí tiene que ver con la sociedad”.
Tras saber que la psicología clínica era lo que le interesaba, Juan Sordo finalizó dicha licenciatura para después estudiar un doctorado en estudios humanísticos.
Tras los pasos de Peter Sloterdijk
Peter Sloterdijk fue un investigador alemán interesado en la música, la psicología clínica y las humanidades. Por lo que cualquier parecido con Juan Sordo Molina sería una coincidencia, de no ser porque publicó un artículo titulado “Cultura y política en el proyecto filosófico de Peter Sloterdijk. Limitaciones y potencialidad desde su esferología” y por su ingreso al doctorado en humanidades en el ITESM.
“Siempre se me quedó la 'espinita' de estudiar humanidades, entendido más como investigación, generación y creación de conocimientos. Yo trabajé como psicólogo clínico cuatro o cinco años en el DIF estatal, hasta que decidí entrar a un posgrado”.
El investigador acudió al Tecnológico de Monterrey y fue invitado a ingresar directamente al doctorado, debido a que la institución contaba con dicha modalidad, similar al proceso que se experimenta en otros países.
“El doctorado fue con apoyo de Conacyt, pues el programa era parte del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), y cumplí con los requisitos que se pedían, algo que me ayudó mucho a completar el nivel”.
Después de concluir su doctorado, Juan Sordo comenzó su búsqueda para dedicarse a la investigación y a la docencia, lo que lo llevó a dar algunas clases en varias universidades locales, desarrollando temas sociales, particularmente el del fenómeno “regiocolombiano”, el cual habla de la apropiación cultural de la música colombiana por parte de Monterrey y su área metropolitana.
“Me llegó después la oportunidad de incorporarme al Centro de Estudios Interculturales del Noreste, la cual fue una invitación a trabajar en un proyecto de ciencia básica de Conacyt sobre migrantes indígenas en Monterrey en estudios medios superiores”.
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