Nina Bogdanchikova: de Rusia a México, una especialista en nanomateriales
Por Karla Navarro
Ensenada, Baja California. 10 de octubre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Nina Bogdanchikova es una experta en nanomateriales originaria de Rusia, quien llegó a México hace 23 años en la búsqueda de potenciar sus investigaciones pero también de mejorar su calidad de vida.
Era la década de 1990 y la doctora Nina se desempeñaba como investigadora en el Instituto de Catálisis de la Academia de Ciencias de Rusia, pero el financiamiento para desarrollar sus estudios era nulo, al igual que su remuneración.
“Recuerdo que tenía un saco de harina y papa, cada día, pan con papa, como empanada pero más grande, para mis hijos, cada día la misma comida. Entonces cuando me ofrecieron trabajo en México era prácticamente salir del hambre”.
La primera experiencia que Nina Bogdanchikova tuvo como investigadora en México fue a través de una cátedra patrimonial en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).
Pero fue hasta 1998 que se incorporó al entonces laboratorio de Ensenada del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hoy Centro de Nanociencias y Nanotecnología (Cnyn).
Científica productiva La doctora Nina Bogdanchikova es nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde 2010, ha publicado 131 artículos en revistas internacionales y registrado 12 patentes. Actualmente es líder de la Red Internacional de Bionanotecnología y coordinadora del proyecto Nanomateriales aplicados a la biomedicina, donde colaboran tres investigadores adscritos al programa Cátedras Conacyt. |
Desde entonces, la doctora Nina Bogdanchikova, investigadora nacional nivel III, impulsa y desarrolla estudios para aplicar nanopartículas de plata en medicina, agricultura y veterinaria, de lo que ha obtenido artículos, patentes y productos que incluso están disponibles en el mercado, como es el caso del cosmético para curar el pie diabético.
La entrada a las nanociencias
Nina estudió la preparatoria en Novosibirsk, Rusia, una ciudad de vocación científica en la que se incorporó a un plantel especializado en adolescentes académicamente destacados, a quienes se les impartían cursos intensivos de matemáticas.
“Los últimos años de preparatoria yo estudié con jóvenes muy inteligentes, que les importaban cosas interesantes, entonces mi vida inició muy interesante porque a veces es aburrido cuando estás con gente que no quiere estudiar”.
Su formación profesional comenzó con la carrera de química en la Universidad Estatal de Novosibirsk, etapa desde la que se especializó en catálisis de nanopartículas, aun cuando entonces no existían las nanociencias definidas como tal.
“Me reuní con biólogos de un centro de virología que también está en Novosibirsk, me pidieron medir el tamaño de nanopartículas porque ellos utilizaban plata para aplicaciones médicas y necesitaban métodos específicos para nanomateriales”.
A partir de entonces y después de haber obtenido su doctorado en 1980, inicia su experiencia colaborando con biólogos y médicos para caracterizar las propiedades de nanopartículas de plata, trabajo que hasta la fecha mantiene y que derivó en la creación de la Red Internacional de Bionanotecnología (Bionn), red temática del Conacyt de la cual es fundadora y líder.
Visión multicultural
Tras su participación durante un congreso en México, Nina Bogdanchikova recibió la invitación para incorporarse como investigadora en el CICESE a través de una cátedra patrimonial, figura diseñada para incentivar la colaboración entre científicos mexicanos y extranjeros.
Así fue como en la década de 1970 trabajó como investigadora del CICESE, para después regresar a su país como investigadora del Instituto de Catálisis de la Academia de Ciencias de Rusia en Novosibirsk.
De 1993 a 1994, la doctora Bogdanchikova trabajó como investigadora invitada en el Instituto Nacional de Recursos y Ambiente y el Instituto Nacional de Materiales e Investigación Química, ambas instituciones japonesas.
La investigadora de la UNAM compartió que la experiencia en Japón fue de suma trascendencia y no solamente para su experiencia científica, sino también de forma personal por la convivencia con una cultura contrastante con la suya y rica en tradiciones.
Poco después de haber concluido su estancia en Japón, viajó a México para incorporarse al laboratorio del Instituto de Física de la UNAM, lo que unos años después se convirtió en el Centro de Ciencias de la Materia Condensada, hoy Centro de Nanociencias y Nanotecnología.
Distinto a lo que había experimentado como científica rusa, Nina encontró en México las líneas de investigación y financiamiento necesarios para continuar sus estudios y generar nuevas aplicaciones para las nanopartículas de plata desarrolladas en su país natal.
Nanopartículas contra el cáncer
En 2008, tras varios años de haberse asentado en México, la doctora Bogdanchikova obtuvo los primeros resultados satisfactorios para diseñar un tratamiento para el pie diabético, producto de su colaboración con el médico César Alejandro Almonaci Hernández, egresado de la UNAM.
“Comenzamos a venderlo como cosmético y hasta ahora ya se ha probado en 700 personas de 11 países, incluidos México, Costa Rica, España, Bolivia, Argentina; tenemos documentados 100 casos en los que el tratamiento les salvó el pie a los pacientes”.
Aunque este proyecto es el que considera más avanzado entre sus investigaciones, estima que cada una de las aplicaciones que los investigadores de la Red Internacional de Bionanotecnología desarrollan para las nanopartículas de plata, tiene un beneficio particular.
Del tratamiento para el virus de la mancha blanca del camarón, afirmó que es el más relevante desde la perspectiva económica, ya que actualmente es una problemática que provoca cuantiosas pérdidas para las granjas de camarón.
En cuanto a sus beneficios para la humanidad, Bogdanchikova consideró que son más importantes las investigaciones para encontrar un tratamiento contra el cáncer sin efectos secundarios.
“Ahorita están avanzando pero no ha terminado, este para la humanidad será el más importante”.
Recordó que las nanopartículas de plata que ella y su grupo de investigación utilizan han dado resultados prometedores gracias a que no son genotóxicas para dosis terapéuticas.
“Tenemos suerte de que estas nanopartículas fueron desarrolladas en un centro de investigación al que le dieron millones de dólares, era el más financiado de Rusia y allí desarrollaron las nanopartículas, a mí me pidieron medirlas y cuando en Rusia no pudieron continuar estudiándolas, en México continuamos, en Rusia hicieron sus aplicaciones y aquí hacemos aplicaciones para otras enfermedades”.
Para Nina Bogdanchikova, trabajar como científica en México ha sido una gran satisfacción y muy especialmente en el Cnyn de la UNAM, campus Ensenada, de donde considera que la actitud tranquila y positiva de los investigadores es una de las mayores ventajas para trabajar en la institución.
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