Graciela Mota Botello y su amor a la cultura
Por Aketzalli González
Ciudad de México. 4 de noviembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Con un gusto particular por la poesía y filosofía alemana, la doctora en filosofía Graciela Aurora Mota Botello dedica su vida al estudio de la cultura, la educación ciudadana y el desarrollo regional centrado en las comunidades.
Desde niña se vio atraída por la historia y los grandes templos de épocas antiguas. En ese transcurso, la investigadora fue cautivada por la poesía que emanan los espacios culturales.
“El patrimonio cultural es un concepto que define no solo elementos materiales. El patrimonio es el resultado de una forma de relación con la naturaleza, la sociedad y los estilos de vida diarios que, juntos, van integrando lo que permanece y vale la pena preservar”, señaló.
Con una trayectoria de 39 años como académica, la experta es investigadora titular del posgrado en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Años antes estuvo en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM y en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, unidad Zaragoza (actual Facultad de Estudios Superiores Zaragoza).
Asimismo, coordina el Programa de Patrimonio Cívico Cultural y Combate a la Pobreza mediante los proyectos de Educación para la Paz y Desarrollo de Estilos de Vida No Violentos y el Modelo de Economía Cultural e Innovación del Conocimiento.
Con su investigación El espíritu del lugar, describe acerca del espíritu de las personas al reconocerse en algo que les pertenece y engrandece a la vez.
“Quien no entiende el espíritu de un lugar, no puede entender el lugar. Eso es el patrimonio cultural”, indicó.
La doctora Graciela Mota tiene más de 250 publicaciones y ha participado como conferencista en más de 450 eventos nacionales e internacionales, entre los cuales encabezó la coordinación del Seminario Interdisciplinario sobre Educación para la Paz, Sustentabilidad y Patrimonio Cívico Cultural en la UNAM.
De igual forma, imparte el Seminario de Toma de Decisiones, Identidad y Prácticas Sostenibles de Gestión Local en su Laboratorio de Planes de Manejo y Gestión Participativa del Espacio Público.
Fue miembro titular individual del Consejo Nacional de Enseñanza en Investigación en Psicología (CNEIP), y en la actualidad preside el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS Mexicano), del cual fue miembro de la Junta de Honor, y también pertenece al Comité Científico Internacional de Patrimonio Inmaterial del ICOMOS (ICICH) y de otros comités científicos nacionales de la misma organización.
Fundó y presidió el Colegio Nacional de Psicólogos (Conapsi) y la Sociedad Mexicana de Psicología Social (Somepso). También es miembro de la Sociedad Filosófica de México (AFM), la Asociación Iberoamericana de Estudios Heideggerianos y la Asociación Mexicana de Estudios en Estética (Amest).
Es fundadora y coordinadora de la revista electrónica de investigación científica y multidisciplinaria "Patrimonio": Economía Cultural y Educación para la Paz de la UNAM.
De la psicología social a la filosofía
“Al estudiar psicología como primera formación, desarrollé una sólida alineación científica que me ayudó a sostener una afortunada relación interdisciplinaria con economistas, sociólogos, antropólogos, pedagogos y politólogos, lo que me llevó a comprender las fronteras que rodeaban los caminos de una 'psicosociología del espacio'”, comentó con emoción la especialista.
En la Facultad de Psicología de la UNAM, tomó el camino de la psicología social y desarrolló diferentes proyectos de carácter social y económico que completó con una formación en filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma institución.
“Mi tesis de doctorado en filosofía la hice sobre la pregunta del ser del arte y la creación artística, lo que me condujo a culminar en una respuesta poética sobre la creación artística. De ahí, retornar al horizonte de la ciudad, la civilidad y el patrimonio cultural”.
Dicha formación la condujo a desarrollarse en la psicología política y quitarle el marco ideológico a la materia, retomando una dimensión colectiva para comprender la gestación de la ciudad, como la construcción social de una comunidad, de su espíritu colectivo y el espacio público.
En 1975, fue jefa y fundadora de la Unidad de Organización y Métodos (UOM) de la Dirección General del Inventario Nacional Forestal (INF) de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG).
Entre sus principales actividades, estuvo el diseño y coordinación de la unidad con el modelo de organización administrativa y desarrollo del personal para optimizar la eficacia operativa.
Asimismo, estuvo involucrada con la coordinación del estudio social en el Proyecto de Desarrollo Regional de la Zona PIDER Misantla-Nautla en Veracruz, para el Programa de Inversión para el Desarrollo Rural de la Secretaría de Programación y Presupuesto.
Años después, junto con colegas urbanistas, coordinó los estudios sociales del Plan de Desarrollo Regional de La Malinche (Matlalcuéyatl), Tlaxcala.
Dicho trabajo fue colaboración interinstitucional entre investigadores y programas de servicio social realizados junto con el Instituto Politécnico Nacional (IPN) en las carreras de economía, arquitectura, biología, turismo, la ENEP Zaragoza de la UNAM, Chapingo, el Tecnológico de Apizaco y el gobierno del estado de Tlaxcala a través del Comité de Planificación para el Desarrollo de Tlaxcala (Copladet).
Enfocado en preservar el valor cívico en la montaña, señaló la experta, vincularon la intervención pública federal en forma sistemática. Con el fin de promover el proceso de urbanización a nivel rural, la meta era el desarrollo de la calidad de vida de los habitantes y de la recuperación ecológica de la región, con una perspectiva sustentable.
A partir de ese momento estuvo involucrada en el tema de desarrollo territorial y sociocultural, desde una perspectiva filosófica y psicosocial desde los paradigmas de “paisaje cultural”.
“Me interesaba entender cómo los seres humanos desarrollamos o destruimos el territorio. Frente a esas preguntas, acompañada de una formación filosófica muy dura, concluí un doctorado que me llevó a tener una formación alemana rigurosa con mi profesor Ricardo Guerra, que me permitió dar el paso de una formación científica a la filosófica, y de ahí, caminar rumbo al arte y la poesía”.
Entre la interdisciplina
Entre sus proyectos desarrolla y aplica el modelo psicosocial para la intervención comunitaria (MPPM) en diferentes comunidades de la república, donde publicó un estudio sobre la identidad generacional.
Creó el taller y la serie didáctica titulada Tú eres un ciudadano (2001) basado en la matriz de Habilidades y Destrezas Ciudadanas (Hadecnec) y del Modelo de Economía Cultural para Manejo No Violento del Conflicto (Mec-Edupaz) 2005.
En 1992 fue nombrada coordinadora de la Comisión Nacional de Certificación Profesional y de Regionalización del Colegio Nacional de Psicólogos.
Y en 1996, investigadora del Área de Capacitación Electoral y Educación Cívica del Instituto Federal Electoral, Dirección de Investigación y Cultura Política (1997-98). Elaboración del proyecto de investigación Complejidad cognitiva y cultura política dirigida a establecer un diagnóstico de índices y estándares con respecto a los valores y deficiencias sobre cultura política en la Ciudad de México.
“Soy académica y siempre he trabajado, fundamentalmente con temas integrales de objeto interdisciplinario”.
Entre sus aportaciones a la educación superior, la doctora Graciela Mota trabajó en el desarrollo de un plan de intervención profesional y vinculación universitaria en la llamada “zona de influencia” (Ciudad Nezahualcóyotl e Iztapalapa).
Años después consolidó el programa de Patrimonio Cívico y Cultural de Patrimonio a la Pobreza, en la Facultad de Psicología y la revista electrónica sobre “Patrimonio” (Mec-Edupaz).
“El patrimonio cultural es un concepto que define no solo los elementos materiales. El patrimonio histórico es el resultado de una forma de relación con la naturaleza, la sociedad y los estilos de vida diarios que consolidan su carácter como patrimonio vivo. A esto se le integra lo que se hereda y que vale la pena preservar”, concluyó.
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