Carlos Vaquera, el mexicano que trabaja con un nobel
Por Verenise Sánchez
Ciudad de México. 4 de diciembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Carlos Alberto Vaquera Araujo nunca se imaginó que sería científico y menos que trabajaría con un premio nobel, y hoy colabora con dos grandes físicos, con Frank Wilczek, premio nobel de física 2004, y con José F. Valle, Premio México de Ciencia y Tecnología 2018.
Carlos Vaquera nació en 1982 en León, Guanajuato. De pequeño era curioso y un poco aplicado en la escuela, pero nada excepcional, por las tardes salía a jugar con su hermano y amigos.
Su interés por la ciencia surgió desde muy pequeño y fue impulsado por su hermano mayor y por sus padres, quienes dejaron su trabajo en el servicio postal del estado y decidieron poner un negocio de fotografía.
“Mi papá se interesó por aprender las técnicas de la fotografía. Esto marcó mucho mi gusto por la ciencia porque él revelaba las fotos en casa y para mí resultaba mágico este proceso, eran química y física juntas, ver cómo la luz impacta sobre el papel y lo transforma, esto siempre fue para mí un misterio, yo siempre quise saber cómo funcionaba”.
Tras este precedente, Carlos Vaquera se empezó a interesar del porqué de las cosas. Cuando estaba en la preparatoria, andaba un poco indeciso de qué estudiaría y un maestro le recomendó que fuera al instituto de física a darse una vuelta.
Cuando estuvo en dicho instituto supo que su destino estaba en el mundo de la física, “fue como amor a primera vista, me encantó, yo antes de eso nunca me había planteado ser físico, pero al estar ahí me di cuenta que podía ser investigador y eso me emocionó mucho”.
Carlos Vaquera realizó licenciatura, maestría y doctorado en física en León. Posteriormente se fue a una estancia posdoctoral a la Universidad de Colima y tiempo después a Valencia, en España, que fue en donde se dio la colaboración con Frank Wilczek, premio Nobel de física 2004.
Un encuentro inesperado
Carlos Vaquera nunca se puso como propósito profesional colaborar con un premio nobel, su acercamiento y colaboración se dio de manera inesperada, impulsada por uno de sus estudiantes de maestría.
Durante su posdoctorado en Valencia, empezó una colaboración muy estrecha con el doctor José Valle, líder del grupo de astropartículas y física de altas energías, del Instituto de Física Corpuscular.
En ese periodo, Carlos Vaquera y José Valle trabajaron con Mario Reig, quien era en ese entonces estudiante de licenciatura y posteriormente ingresó a la maestría, de esa colaboración se derivaron cuatro publicaciones.
“Ya que estaba en la maestría, motivé al joven a que intentara resolver un problema de la física que fuera más de su interés personal, encontró el problema de la unificación de familias”.
Los físicos encuentran que en la naturaleza las cosas se repiten de una forma inesperada, por ejemplo, el electrón tiene dos “hermanos”, es decir, dos partículas (muón y tau) que comparten prácticamente las mismas características excepto la masa.
Actualmente no saben por qué sucede esto, ya que son inestables y su periodo de vida es extremadamente corto, de millonésimas de segundo, y después decaen en otras partículas.
“Vemos esto mismo en los quarks, que son las partículas que componen el protón y el neutrón, todas estas partículas vienen en tres generaciones y no sabemos por qué, además cada una de estas partículas viene en una representación diferente en cuanto a las interacciones que participan”.
El planteamiento de la unificación de familia consiste en “empaquetar” todas estas partículas en un esquema único. En el modelo estándar, que es el paradigma actual de las interacciones electromagnéticas, débiles y fuertes, estas partículas siempre vienen en paquetes separados.
“A nosotros nos interesaba unificarlas todas en un paquete. Nosotros empezamos a trabajar en el proyecto y llegamos a un punto en el que necesitábamos colaborar con alguien más, alguien que tuviera más experiencia en el tema, Mario se dio cuenta que uno de los artículos pioneros en este tema era un texto de los años 80 y el autor era Frank Wilczek”.
“En el artículo publicado en esa época, Frank estableció que simplemente este problema no se podía resolver, pero a nosotros se nos ocurrió que quizás si existiera una dimensión extra —porque el análisis que había hecho Frank era en cuatro dimensiones—, se podía resolver este problema”.
Carlos Vaquera sugirió al estudiante que buscara un colaborador adicional. Pero consideró a Frank Wilczek como primera opción para colaborar, porque para él las colaboraciones son muy humanas y se debe conocer a las personas, y ellos no tenían contacto con el premio nobel.
“Mario le escribió directamente a Frank para pedirle su opinión respecto al proyecto y Frank nos contestó y no solo nos dio su opinión, sino que pidió colaborar con nosotros porque dijo que la propuesta le parecía interesante y emocionante”.
Sin conocerse, empezaron una serie de conversaciones vía Skype, las sesiones eran de apenas siete u ocho minutos, en las cuales discutían dudas muy concretas.
Así, durante seis meses trabajaron el artículo A Model of Comprehensive Unification que fue publicado en 2017 en la revista Physics Letters B.
“La visión de Frank le dio una gran calidad que nosotros solos nunca hubiéramos podido alcanzar. Quizás no es un artículo tan citado porque es un tema que ha estado olvidado durante más de tres décadas, pero que después de este trabajo pudiera resurgir”.
Carlos Vaquera resaltó que lo que más le sorprendió de Frank Wilczek fue la sencillez y la disponibilidad para colaborar. “Él siempre nos trató con mucho respeto, no se sentía superior a nosotros, no decía 'como yo soy premio Nobel yo tengo la razón’, nos escuchaba con mucha atención, se sorprendía y maravillaba de ideas o perspectivas que nosotros le planteábamos”.
Luego de la colaboración con Frank Wilczek, Carlos Vaquera concluyó su posdoctorado en Valencia y regresó a México para incorporarse al programa de Cátedras Conacyt asignado a la Universidad de Guanajuato.
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