Andrea Sánchez Navarro, una científica de oro
Por Génesis Gatica Porcayo
Ciudad de México. 9 de enero de 2019 (Agencia Informativa Conacyt).- Originaria de La Piedad en el estado de Michoacán y descrita a sí misma como una mujer con metas, Andrea Sánchez Navarro es una joven estudiante de doctorado con hambre de trascender de manera significativa en investigaciones en pro de la salud de México.
A sus 24 años, es líder en la indagación de un método de diagnóstico temprano para enfermedad renal crónica, un mal que repercute en la salud de miles de mexicanos como consecuencia del desarrollo de enfermedades crónico degenerativas como la diabetes mellitus.
Este trabajo y su larga trayectoria a temprana edad la hicieron merecedora del Premio Nacional de la Juventud 2018 como un reconocimiento a su esfuerzo en el mundo de la investigación científica y tecnológica del país.
Sin embargo, los logros obtenidos a la fecha han sido el resultado de un largo camino de esfuerzo y sacrificio, sobre todo el rompimiento de estereotipos de género que repercuten por el simple hecho de ser mujer.
Una vida de ciencia
Antes de saber que la ciencia sería su pasión en la vida, Andrea Sánchez ya vivía rodeada de ella involuntariamente. Realizó sus estudios básicos en La Piedad y desde secundaria iniciaron los primeros coqueteos hacia los temas científicos.
“En La Piedad, terminé de estudiar hasta la preparatoria y en la secundaria me empezó a gustar la ciencia, en parte, porque mi mamá se dedica a esta área, ella es químico farmacobióloga y siempre me gustó verla desarrollarse en este sentido, y mi papá es ingeniero, así que tengo ciencia en todos lados”, explicó.
Sus primeros acercamientos oficiales con la ciencia en la secundaria fueron coparticipaciones en eventos académicos, como ferias de ciencia o concursos, donde ponía a prueba sus conocimientos teóricos y prácticos adquiridos.
Ya como estudiante de preparatoria, tenía indefinido su camino dentro de la ciencia, sabía que quería estudiar algo relacionado pero no tenía claro qué ni cómo orientarse adecuadamente, pues de acuerdo con la investigadora, en Michoacán no es común dedicarse a la investigación científica.
“Siempre me preguntaba: '¿Qué se estudia para hacerse investigador?', en Michoacán no hay mucha gente que quiera dedicarse a esto y, por lo tanto, yo tenía mucha incertidumbre sobre mi futuro”.
Triunfos de oro
Fue así como tuvo la oportunidad de ser invitada por una profesora de biología a la Olimpiada Estatal de Biología, donde la preparación adicional a las clases cotidianas fue la clave para que ganaran la medalla de oro como representantes de La Piedad.
Después de este logro, la siguiente fase representativa fue en la categoría nacional, donde eran portavoz del talento científico joven del estado de Michoacán y que les fue reconocido el esfuerzo de todos los meses de preparación con una segunda medalla de oro.
“Todas estas experiencias fueron en 2012 e incentivaron mi gusto por seguir preparándome y querer conocer más de todo lo que estaba relacionado con la ciencia, ya que una vez que ganabas medalla de oro venía una serie de clases y preparaciones en la UNAM con investigadores de amplia trayectoria que te cambian la vida. Quería estudiar en la UNAM aunque no supiera qué”.
Posteriormente llegaron más concursos, como la Olimpiada Iberoamericana en Portugal donde también en representación del conocimiento científico de México, regresaron a casa con una nueva medalla de oro.
Podría decirse que su decisión de estudiar en la UNAM fue una de las primeras metas más representativas que marcaría el porvenir de la todavía entonces preparatoriana Andrea Sánchez, y para lograrlo tendría que estar dispuesta a someterse a un proceso de preparación y sacrificios que definirían su filosofía de vida.
El comienzo de la grandeza
“Yo estaba muy feliz con todo lo que sucedía, las olimpiadas, los triunfos y toda la preparación que me estaban dando estas experiencias. Así que de la mano de todo este proceso conocí a una persona de Michoacán que también participó en la Olimpiada Iberoamericana en años anteriores y me habló de la carrera que estudiaba”.
De esta manera, Andrea Sánchez conoce la licenciatura en investigación biomédica básica que imparte la máxima casa de estudios en la Ciudad de México y cuyo proceso de admisión es altamente selectivo, ya que trata de una preparación casi personalizada.
En este sentido, comenzó una ardua preparación para ingresar a la licenciatura que deseaba, pues solo seleccionan alrededor de quince aspirantes por generación, de quienes ella fue parte.
“Fueron cuatro años de carrera que disfruté muchísimo, porque desde el primer año te dan todas las facilidades para ir a un laboratorio, desenvolverte como investigadora e interrelacionarte con otros especialistas”.
Amor por la investigación
En ese vaivén de emociones y experiencias durante la licenciatura, Andrea Sánchez desarrolló las habilidades necesarias para desarrollar sus propias ideas de investigación y, por lo tanto, sus propios experimentos.
Así fue como conoció el Laboratorio de Nefrología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) para retomar un trabajo que desarrolló durante la licenciatura y que trata de la elaboración de un método que detecte de forma temprana daño en la estructura y función renal.
De acuerdo con la especialista, este trabajo serviría para hacer su tesis, pues el tema de la salud renal fue algo que desde el principio la atrapó para especializarse de manera más integral.
“El tema me encantó desde que lo estudié, el área renal me parece muy interesante; y creo que marca mucho saber que en México hay una gran cantidad de personas con enfermedad renal crónica que tienen una pobre calidad de vida por lo costoso que son los tratamientos”, explicó.
Andrea Sánchez subrayó que la ciencia básica da la luz a todo lo que uno como persona puede apreciar, por tal causa decidió desarrollarse en esta área de investigación, que ha sido apoyada por su tutora la doctora Norma Bobadilla.
Todo el soporte que ha recibido a lo largo de su trayectoria la ha incentivado a seguir trabajando y dicho esfuerzo le ha valido el reconocimiento del Premio Nacional de la Juventud, el cual se otorgó en octubre de 2018.
“Las personas en el laboratorio, el ambiente pero sobre todo el amor por lo que realizas te permite saber que estás aportando con un bien al país, por eso es importante estar a gusto con lo que se hace y yo soy muy feliz en el laboratorio”.
No todo es ciencia
Para Andrea Sánchez, la idea de dedicarse a algo relacionado con la investigación científica rondó por su mente durante muchos años y es a lo que ha dedicado la mayor parte de su tiempo de manera íntegra.
Sin embargo, no todo es una vida en las cuatro paredes del laboratorio y esto lo recalca considerablemente, pues gusta de hacer actividades propias de su joven espíritu.
“La ciencia es mi vida, pero me encanta hacer otras cosas como correr, hacer maratones, me gusta salir, cantar, bailar. Me considero una chica normal con vida científica y no una científica solitaria”.
Consideró la necesidad de hacer un balance en la vida, donde saber un poco de todo abre muchas puertas a nuevas experiencias y anécdotas, que no podrían abrirse si existe alguna clase de estancamiento.
Además, la importancia de plantearse metas y luchar por ellas es parte de su filosofía de vida, un punto de vista que forjó a través de las experiencias y triunfos desde temprana edad.
“Es importante que siempre trates de ir por más, ponerte metas a corto, mediano o largo plazo, pero siempre saber que cuando ya alcanzaste una de ellas hay que ir por una nueva. A veces pienso que son muy complicadas, pero cuando veo que se realizan, es algo muy satisfactorio y me planteo una más grande, piensa en grande y esfuérzate por ello, que las inseguridades no te limiten”.
Orgullo nacional
Por su amplia trayectoria en la investigación científica a sus 24 años y por la importancia de su reciente trabajo basado en el diagnóstico temprano de enfermedad renal crónica, Andrea Sánchez fue seleccionada para recibir el Premio Nacional de la Juventud 2018.
También la UNAM hizo lo suyo al reconocer su esfuerzo y entregarle la medalla Gabino Barreda como mejor servicio social de su generación, reconocimiento que también influyó en la decisión de ser la ganadora del Premio Nacional.
En cuanto a la situación de la investigación científica en México, la joven explicó la importancia que tiene el apoyo y financiamiento a esta área para que el país realmente destaque en todo lo que innovan los especialistas y salgan del anonimato para exhibir sus descubrimientos al mundo.
“Hacer investigación en México es difícil porque a veces no tenemos todos los recursos que quisiéramos tener, solemos trabajar con lo que hay al alcance y esta situación debería ser diferente porque los científicos tenemos un compromiso y responsabilidad con el país, tenemos un gran reto”.
Por otro lado, los logros alcanzados por esta joven investigadora no han pasado desapercibidos por su familia, quien se muestra muy orgullosa de lo que ha alcanzado hasta el momento, y cuyo apoyo ha servido para que Andrea Sánchez pueda motivarse y continuar con nuevas metas.
“Me interesa desarrollarme profesionalmente, no me importa lo que la gente diga y sí me importa ser feliz con lo que hago, yo quiero que la ciencia se difunda ampliamente ya que aún se teme cuando alguien quiere ser investigador, y como mujer las cosas son más limitadas. Ser una mujer en la ciencia es maravilloso, es una sensación que llena de orgullo y que demuestra que podemos hacer grandes cosas”.
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