La enseñanza de la ciencia con perspectiva de género
Por Dalia Patiño González
Puebla, Puebla. 8 de marzo de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- La participación de expertos en educación y pedagogía, así como la presencia de mujeres y hombres dedicados a la ciencia, experiencias de niñas y jóvenes que perfilan sus esfuerzos por incursionar en este ámbito y la necesidad de crear estrategias de enseñanza desde una etapa preescolar con perspectiva de género, fueron parte de los ejercicios que se desarrollaron en el Foro Consultivo Internacional “Diseño de una Metodología para la Enseñanza de las Ciencias con Perspectiva de Género en Preescolar”, celebrado del 27 de febrero al 1 de marzo en el Museo Internacional Barroco de la Ciudad de Puebla.
La oficina en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) organizó este encuentro en coordinación con el gobierno estatal de Puebla y con la Fundación Siemens Stiftung e Innovec (Innovación en la Enseñanza de la Ciencia A.C.), con el objetivo de sistematizar, encauzar y poner en práctica las propuestas que se recibieron de más de 100 voces a lo largo de este foro.
Fundación Siemens Stiftung e Innovec
Fue en 2016 cuando la Fundación Internacional Siemens Stiftung y la Asociación Innovec (Innovación en la Enseñanza de la Ciencia A. C.) dieron a conocer el primer convenio internacional de colaboración para impulsar el interés y las competencias de los niños en edad preescolar, incluyendo un enfoque con perspectiva de género en el ramo de las ciencias.
Desde entonces, en 150 escuelas públicas de 10 estados de la república se implementó este proyecto de educación de ciencia y tecnología en etapa preescolar, buscando el desarrollo de la creatividad y el aprendizaje de las niñas en materias vinculadas con la ciencia. La herramienta principal fue la capacitación docente y la metodología sustentada en una forma atractiva y divertida para los alumnos.
La idea de formar a niños y niñas en la ciencia desde una etapa preescolar deriva de los estudios de la Unesco que demuestran que las capacidades creativas y de desarrollo de pensamiento abstracto son idóneos en esta etapa y desarrollarlas desde la infancia significa dar un paso adelante en la formación de futuros talentos, sin que el género o los estereotipos tengan injerencia en la toma de decisiones.
Tres acciones para materializar objetivos
La directora de la Oficina de la Unesco en México, la doctora Nuria Sanz, explicó que para materializar los retos que surgieron a lo largo de tres días en este foro se trabajará en tres vertientes.
En primer lugar, se desarrollará una plataforma digital que facilite a los participantes del foro compartir sus ideas y seguir trabajando de manera coordinada en la promoción y difusión de la enseñanza de las ciencias en México.
Segundo, se conformará un equipo consultivo para el desarrollo de una metodología didáctica para la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias en México, enfocada en los infantes desde los tres años y con perspectiva de género. El equipo interdisciplinario desarrollará un proyecto junto con Innovec, sustentado en el Programa Experimento 4+ de la Fundación Internacional Siemens Stiftung, creado para el ámbito de preescolar, a fin de adaptar al contexto educativo y cultural de México.
La tercera vertiente se enfoca en una convocatoria para un concurso nacional en el que maestros, divulgadores, científicos y público en general propongan experimentos científicos de bajo costo (10 pesos) que se conviertan en herramientas de trabajo accesibles para todas las escuelas, maestros y estudiantes de México.
“La ciencia no es ni más ni menos que una forma de estar alfabetizados con el mundo, nos ha quedado muy claro que las realidades territoriales son extraordinariamente diversas y que hay que atender una descentralización de las competencias, el acceso y el ejercicio científico en cualquiera de los rincones de la geografía en México”, declaró Nuria Sanz.
La representante de la Unesco en México insistió en que este “experimento” de enseñanza es parte de un programa internacional que promueve el aprendizaje vivencial de niñas y niños desde la primera infancia, fomentando la curiosidad innata de los menores que desde pequeños buscan entender qué les rodea.
La voz de los que educan
El Foro Consultivo Internacional incluyó la participación de maestras, pedagogos y especialistas en el área educativa, quienes expusieron la necesidad de que los programas y estrategias que se diseñen para la enseñanza de las ciencias en una etapa preescolar con perspectiva de género requieren de capacitación constante y acompañamiento para atender la diversidad multicultural que hay en México.
Las inquietudes y experiencias fueron plasmadas en mesas de trabajo, en las que convivieron lo mismo científicos, profesores de preescolar y jovencitas que han destacado en el ámbito científico. Este diálogo permitió generar ideas para proponer iniciativas institucionales que permitan la conformación de una plataforma más estable de cooperación y de intercambio de ideas.
La ciencia reconoce su necesidad de ser visible
Como parte de los trabajos realizados, se organizaron mesas de debate en las que se discutió el papel del científico dentro de la sociedad y su responsabilidad de transmitir su trabajo y resultados de forma adecuada y sin tecnicismos, sin que esto implique simplicidad en los conceptos.
Reconocieron la necesidad de estar más vinculados con los profesionales de la comunicación, señalando la necesidad de una mayor vinculación con la propia sociedad, ya que la ciencia, coincidieron, también es cultura. En este sentido, reconocieron los esfuerzos que se realizan por parte de la Agencia Informativa Conacyt, por dar a conocer no solo sus aportes científicos sino su forma de vida ante diversos públicos.
La riqueza de la experiencia
De las 100 voces que se escucharon en este foro, destacaron las de niñas y jóvenes mujeres que, influenciadas por su familia o por gusto propio, rompen esquemas e incursionan en concursos y competencias de matemáticas, física, robótica y astronomía.
Jessica Martínez Romero, de San Juan del Río, Querétaro, es un ejemplo de estas experiencias. Ella estudia el tercer año de preparatoria, y en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt reconoce que durante mucho tiempo supuso que “no era buena” para las matemáticas, pero fue su inclinación por la informática y la computación lo que la llevó a darse cuenta de la necesidad que tenía de estudiarlas para comprender mejor los temas que eran de su interés. De esta forma, de manera autodidacta logró convertirse en una de las mejores no solo de su escuela sino de su estado.
“He participado en la Segunda Olimpiada Queretana de Talentos de Física; también he participado en la Olimpiada Básica de las Matemáticas, además de cursar diversos diplomados en línea para el aprendizaje de control numérico y mantenimiento avanzado en computadoras. Mi interés nace de mi propia curiosidad, a mí me empezó a llamar la atención la informática; sin embargo, cuando termine la escuela voy a estudiar ingeniería en mecatrónica”.
Diana Andrea González Diez tiene apenas 11 años y ya siente una pasión por las matemáticas. Originaria de Comitán de Domínguez, Chiapas, estudia el sexto grado de primaria y ha ganado diversos concursos y olimpiadas regionales y estatales de matemáticas. Además es parte de la selección de entrenamiento del estado de Chiapas para competir a nivel nacional en esta disciplina.
“A mí me gustaron las matemáticas desde chiquita porque se me hicieron sencillas y en mi casa mi papá, que es maestro, siempre me dio mucho material didáctico para jugar con números, rompecabezas y otros juegos que despertaron mi interés”.
Karla Daniela Précoma Précoma, estudia el segundo semestre de la carrera en ingeniería biomédica, en la Universidad de las Américas Puebla y ha participado en proyectos como 1000 niñas, 1000 futuros, además de concursar en la competencia nacional del Desafío F1 In Schools-Mexico (F1SMX), en la que también logró su pase a la etapa nacional a través de la Escudería 1000 niñas, 1000 futuros.
“La experiencia que tuve en 1000 niñas, 1000 futuros definió de manera muy clara lo que hago ahora, estudiar ingeniería biomédica está determinada por esas experiencias que me ayudaron no solo a mejorar mi forma de comunicarme, de estudiar, de observar las cosas, de ser autodidacta, de investigar sino que me permiten asombrarme con la ciencia”.
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