Iván Heredia, un científico de alto rendimiento
Por Verenise Sánchez
Ciudad de México. 3 de noviembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Para sobresalir en el ámbito científico es más importante el trabajo que el talento, indicó Iván Heredia de la Cruz, quien es el científico mexicano que más artículos científicos generó de 2011 a 2016, según la herramienta SciVal.
Con tan solo ocho años de trayectoria científica, Iván Heredia es coautor en más de 650 publicaciones en revistas indizadas por su trabajo en los experimentos DØ, en el Fermilab, Estados Unidos, y en el Solenoide Compacto de Muones (CMS, por sus siglas en inglés) en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), Suiza.
Tira de Möbius, el detonador
Con una gran sonrisa, Iván Heredia recordó que cuando era pequeño con lo único que soñaba era con jugar, “era un niño muy normal, mis papás me dejaban salir a la calle a jugar con mis amigos. Cuando era chiquillo nunca imaginé que iba a ser científico, tal vez fue mi papá quien sin ser científico me introdujo en estas cosas, me puso a recortar la famosa tira de Möbius, yo quería tener dos tiras y no podía, estas se quedaban entrelazadas, no podía y no podía”, señaló.
Como desde pequeño Iván era muy “terco”, lo intentó muchas veces para saber por qué fallaba, por qué si recortaba la cinta no podía obtener dos tiras. “20 años después descubrí que esta tira tiene su chiste”.
Esta banda de Möbius la sacó de un libro en el que había varios juegos y experimentos científicos, “todos los experimentos los hice, creo que sin saberlo ya estaba comenzando mi formación científica”.
Además, añadió, siempre ha sido muy curioso, “creo que esa es una característica típica de los científicos, somos muy curiosos, siempre andamos buscando cómo funcionan las cosas”.
De la computación a la física
Destacó que cuando estudiaba la secundaria, él ni siquiera imaginaba que estudiaría física, pues lo que más le gustaba era la computación. “A los 11 años tuve mi primera computadora, yo la armaba y la desarmaba, para ver cómo funcionaba y qué pasaba si le quitaba o le ponía piezas”.
A esa edad, estaba convencido que estudiaría computación; sin embargo, cuando ya estaba por finalizar la preparatoria escuchó que los mejores programadores eran matemáticos. Fue hasta entonces que decidió dejar el calor de Tabasco y viajar a la Ciudad de México para estudiar ciencias físico matemáticas en el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Ya en el IPN, “descubrí que había nacido para la física, me encantó cómo a través de esta disciplina podemos entender cómo funciona la naturaleza. Escuchaba que había tantos retos en la física y pues como soy un hombre de retos, dije 'yo quiero hacer física'. Además, de cierta forma se me facilitaba un poco más la física que las matemáticas”.
Así que decidió estudiar física.
De México a los grandes experimentos
Reconoció que él no sabía que existían los proyectos que se realizan en Fermilab o en el Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) hasta que iba en séptimo semestre de la carrera.
Cuando descubrió que había varios experimentos para conocer la parte más elemental de la materia que conforma todo el universo, se interesó en el tema y decidió hacer su maestría en ciencias con especialidad en física de altas energías.
Como parte de su maestría, realizó la investigación “Rompimiento suave de simetrías mediado por modos de Kaluza-Klein”, la cual fue asesorada por el investigador Abdel Pérez Lorenzana.
“Estaba terminando la maestría cuando se escuchaba que el Gran Colisionador de Hadrones iba abrir en un par de años, entonces tuve la oportunidad de ir a Fermilab a entrenar en el entonces mejor colisionador y me preparé con los mejores investigadores de todo el mundo, creo que no cualquiera tiene esa oportunidad”.
En Fermilab realizó su investigación “Violación de CP, y mediciones de razones de decaimiento y tiempos de vida de hadrones b en el experimento DØ”, bajo la asesoría del prestigiado científico Heriberto Castilla Valdez.
Esta investigación le abrió un lugar en el LHC, en donde su asesor Castilla Valdez ya colaboraba. Así a Iván Heredia de la Cruz le tocó vivir de cerca el descubrimiento de bosón de Higgs.
Un día en la vida de Iván
Aunque colabora en los experimentos de física del altas energías más importantes del mundo y es considerado como uno de los investigadores mexicanos con más producción de artículos científicos, para Iván Heredia lo más importante es su familia.
¿Pero si produce muchos artículos a qué hora vive?, ¿tiene familia?, ¿tiene vida social? Iván Heredia es muy organizado y se da tiempo para todo, para estar con su familia, con su hija y a veces hasta para tocar la guitarra y cantar.
Se levanta temprano para ver y jugar con su hija que tiene tres años, antes de que su esposa la lleve a la escuela. Se recuesta un rato más y después se alista para ir al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), en donde está adscrito a través del programa Cátedras Conacyt.
Al llegar a su trabajo, busca durante un par de horas la inspiración para preparar sus clases y hacer los análisis de datos que todo el tiempo les están llegando del CERN.
“Aunque no lo crean, los científicos también necesitamos de inspiración, una forma es leer noticias de lo que pasa en el país y en el mundo y la otra leer de los principales acontecimientos de mi área, ver qué chismes nuevos hay de la ciencia”.
Posteriormente prepara sus clases y a las dos de la tarde sale “corriendo” por su hija, come con ella y su esposa, después regresa a dar clases de cuatro a ocho de la noche. Al regresar a su casa, convive un rato con su familia y ya cuando su esposa e hija se van a acostar, él trabaja en sus artículos o en sus programaciones hasta las tres o cuatro de la mañana.
“Trato de dar el mismo tiempo y valor tanto a mi familia como a mi trabajo. Sin mi familia no tendría la fortaleza para trabajar tan duro, porque para la ciencia es más importante el trabajo que el talento”.
Recordó que Albert Einstein decía que “para la ciencia se necesita 99 por ciento transpiración y uno por ciento de talento y coincido con él, por eso trabajo mucho para poder estar al nivel de mis colegas del Cinvestav y del CERN”.
Lo mejor de ser científico
Emocionado de platicar de su hija y de su esposa, con quien tiene más de 10 años casado, así como de sus investigaciones, destacó que lo mejor de su trabajo es que puede colaborar en proyectos que buscan resolver preguntas que rayan en la frontera de la ciencia.
“Ser científico me da la oportunidad de explorar, medir, crear, equivocarme, etcétera, y de vez en cuando hacer pequeños descubrimientos que, en conjunto, posiblemente puedan contribuir a cambiar ciertos paradigmas científicos y se traduzcan en beneficios para todos”.
Pero lo que más disfruta y lo motiva es trabajar en un ambiente altamente competitivo, colaborar y convivir con personas de todas las nacionalidades, muy capaces, cultas, y algunos fuera de serie.
El reto de ser científico
Destacó que si bien se siente muy afortunado de ser científico, también reconoce que es un trabajo muy demandante y de desafíos constantes.
“Ser científico es un trabajo de alto rendimiento. Cada problema que queremos resolver es un reto por sí solo. Por ejemplo, en mi investigación es común hacer alguna medición que requiere de calibraciones y métodos estadísticos o de programación muy elaborados”.
En ocasiones es conveniente juntar esfuerzos con colegas con intereses comunes, pero con los que normalmente no compartes ni idioma ni huso horario. Por ejemplo, mientras en México son las 4 a. m., en Ginebra son las 11 y en Japón son las 6 p. m., y ahí estamos los investigadores discutiendo por videoconferencia sobre la eficiencia de tal o cual detector, o de una medición que no resulta pero que debe estar lista para presentarse en la siguiente conferencia, antes que la competencia, destacó.
“Así, mi mayor reto es mantener un buen ritmo de trabajo sin dejar de dar tiempo de calidad a mi familia. Quizá ese es el gran reto para los jóvenes que inician su carrera científica, equilibrar las diversas actividades que el trabajo exige: investigación y publicaciones, docencia, dirección de tesis y asesorías, difusión, elaboración de proyectos para conseguir financiamiento, evaluación en comités especializados, reportes continuos de desempeño, organización de eventos y en ocasiones tareas administrativas, entre otras”.
Conacyt, fundamental para la formación y retención de científicos
A lo largo de su preparación académica y ahora en su desarrollo profesional, Iván Heredia asegura que ha tenido un aliado incondicional que lo ha apoyado a realizar cada uno de sus sueños, se trata del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
“El Conacyt me dio la oportunidad mediante sus becas de cursar una maestría y un doctorado de alta calidad; luego hacer un posdoctorado, y después incorporarme a través de su programa de retención y repatriación como profesor investigador en una universidad del país”.
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Además, mediante el Conacyt ha obtenido fondos para desarrollar su investigación, incluyendo la infraestructura y el equipo para lograrlo, subrayó el investigador.
“Hace unos dos años, mediante uno de sus programas más ambiciosos (Cátedras Conacyt), el Conacyt me integró como uno de sus catedráticos. Este programa de cátedras me ha permitido desarrollar mi investigación sin mayores distracciones para ser un investigador de alto rendimiento”.
¿Cuál es el siguiente reto de Iván?
Con 33 años de edad y ocho de trayectoria científica, Iván Heredia es un investigador joven y para el futuro busca crear sus propias líneas de investigación, expresó el miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
“En el ámbito científico uno define líneas de investigación, las desarrolla y busca ser la referencia mundial al respecto. Para ello se requiere constancia, formar grupos de trabajo con estudiantes y colegas y tomar varias responsabilidades dentro de estos grupos”.
Todos los días trabaja para cumplir con estos objetivos, ya que está convencido que tarde o temprano, como a muchos, le corresponderá tomar algún cargo representativo, ya sea dentro de la institución, en los experimentos en los que colabora o en las comunidades científicas.
“Pero voy un paso a la vez y prefiero enfocarme en el presente: aumentar mi productividad, formar recursos humanos, difundir mi trabajo y formar y consolidar grupos procurando ser un buen colaborador o líder dentro de ellos”.
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