El quehacer científico no se limita al laboratorio: Federico Bermúdez Rattoni
Por Armando Bonilla
México, DF. 8 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Relajado, sin bata de laboratorio ni probetas o tubos de ensayo a la vista pero sí con una gran cantidad de hojas –posiblemente trabajos de investigación– situadas en su escritorio, es como el doctor Federico Bermúdez Rattoni recibió a la Agencia Informativa Conacyt para contar su apasionante y artística experiencia en el mundo de la ciencia.
La oficina y laboratorio del científico, que por más de 30 años ha dedicado su trabajo a la investigación de la memoria, se ubican en el segundo piso del imponente edificio rojo que corresponde a la Unidad de Neurociencias del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En ese segundo piso, al fondo del pasillo, es donde el médico y sicólogo de profesión nos contó que la ciencia no descansa, que no se limita a la actividad dentro del laboratorio, sino que se trata de una profesión incluso muy parecida a la del pintor o el artista.
“Cuando uno se va del laboratorio no cierra la puerta y olvida el quehacer científico, nuestro trabajo es parecido a los artistas, vivimos en la investigación, las hipótesis, las teorías y la investigación nos las llevamos a la casa, siempre estamos pensando, siempre estamos trabajando, en el carro uno va pensando cómo resolver el experimento, que sucedió, interpreta resultados, uno está inmerso en esto todo el tiempo”, sentenció.
Con un tono de voz muy apasionado señaló: “(Nuestra labor) es como la del músico o el pintor, quienes siempre están viendo cosas relacionadas a su trabajo, ya sea imaginando y trazando cuadros o componiendo sus próximas grandes obras. Nosotros también tenemos que estar realmente entregados a esto y pensando en el siguiente experimento, en la siguiente hipótesis”.
¿Cómo incursionó en el mundo de la ciencias?
Con una gran convicción en el rostro y firmeza en la voz, el científico relató que desde joven se sintió atraído por el estudio de la fisiología humana y por ello optó por la medicina; sin embargo, se dio cuenta que al par de la medicina necesitaba más conocimientos para adentrarse en lo que a la postre sería el objeto de estudio de toda su carrera: la memoria.
“Inicié como estudiante de medicina y me fascinó el tema de la memoria, así que comencé a trabajar en ello en un laboratorio que había ahí en la escuela y en el cual desde entonces ya se investigaba la memoria; después me di cuenta que no tenía todos los conocimientos necesarios y entonces decidí estudiar de manera simultánea la carrera de sicología”, explicó el investigador.
Luego de concluir sus estudios de medicina y sicología (a nivel licenciatura), Bermúdez Rattoni decidió ampliar sus conocimientos y se fue a estudiar una maestría a la Universidad de Albany, Nueva York, y después el doctorado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Regresó a México con el grado de doctor y se incorporó al IFC, donde ha estudiado por más de 30 años la memoria, en particular cómo es que se consolida.
“Mi primer trabajo fue en torno a la memoria gustativa, después amplié mi campo de estudio a las memorias de reconocimiento y espaciales. He tratado de entender cuáles son los mecanismos celulares y cómo a ese nivel sucede la formación de la memoria”, dijo para después añadir que actualmente trabaja para determinar cómo se puede recuperar la información almacenada en el cerebro.
“Antes pensábamos que las memorias de recuperación se consolidaban y se congelaban en nuestro cerebro por largo tiempo; pero ahora entendemos que una vez consolidadas, las memorias no son fijas y se pueden volver inestables al evocarlas; solamente por el hecho de recordarlas se pueden volver inestables e incluso podemos modificarlas, y eso es lo que estamos investigando actualmente”, detalló.
Tampoco todo es ciencia fuera del laboratorio
Aun cuando reconoce que la labor científica no termina cuando se cierra la puerta del laboratorio tras la jornada laboral y que esta actividad está presente en todos los momentos de su vida, Bermúdez Rattoni reveló también que otro de sus grandes pasatiempos está en la literatura, en las novelas en particular.
Asimismo, señaló con un ligera sonrisa dibujada en su rostro que la música significa otro de sus hobbies. “Siempre me ha gustado el jazz, el soul y la música clásica, pero reconozco que gracias a mis hijos también escucho rock y otros géneros de la música moderna que no me disgustan”, reveló dejando la seriedad a un lado y liberando al mismo tiempo una pequeña carcajada.
Su vida familiar es como la de cualquier otra persona, es decir, tiene un par de hijos y una esposa que ha sabido entender las largas jornadas de trabajo del investigador.
“He sido afortunado porque tengo una esposa que ha sido comprensiva con mi trabajo, pero también porque gracias a él he tenido la oportunidad de viajar –a realizar instancias de investigación– y también porque mi trabajo en la ciencia abrió el camino para que mis dos hijos realizaran una parte de sus estudios de primaria y secundaria en Estados Unidos”, comentó.
Finalmente, concluyó que su labor científica también le ha valido contacto con la gente, ya que quienes saben de su trabajo sobre la memoria se acercan a él para contarle algunos de sus problemas y en busca de soluciones.
“La gente se me ha acercado porque los problemas de memoria son cotidianos y a mucha gente le ocurren, así que constantemente tengo llamadas para preguntarme sobre un problema particular de memoria. (A esas personas) las asesoramos y las canalizamos con neurólogos o con médicos generales para que los ayuden de manera más certera”, dijo.
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