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Elaboración de equipos de cardiología "a la medida"

Por Miguel Ángel González G.

México, DF. 16 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt)- Para llegar al área donde se investiga y posteriormente se diseñan los equipos de medición del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, hay que caminar por un pasillo iluminado por luz natural, bajar unas escaleras de caracol y llegar al sótano, donde el sonido de las máquinas dan la sensación al visitante de encontrarse dentro de un panal.

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Allí, detrás de un escritorio lleno de papeles y apuntes, junto a una mesa de trabajo con herramientas e implementos electrónicos, se encuentra el investigador Raúl Martínez Memije, quien lidera proyectos electrobiomédicos hechos a la medida de cada paciente. “Como instituto, lo que hacemos es desarrollar tecnología que cumple con las especificaciones del médico para atender sus necesidades en clínica, de cada paciente”, expresa.

Con 20 años de trabajo en dicha área de conocimiento, el maestro en Bioelectrónica resume en una frase –pronunciada con un dejo de sonrisa– el trabajo científico que se lleva a cabo en esa institución: “Aquí vamos de la resistencia hasta el modelo matemático”.

memije1Martínez Memije habla pausado, es de estatura media y cada palabra que expresa pareciera medirla antes de dejarla salir de su boca. “Investigamos sobre variables fisiológicas, principalmente variables cardiovasculares, especializados en temperatura, presión arterial, electrocardiograma. Trabajamos en ratones, perros y hacemos registros en la parte clínica con seres humanos”, detalla.

Desde que cursaba estudios de secundaria, al doctor Martínez Memije le gustaba la electrónica, por eso fue feliz cuando supo que tomaría esa asignatura. Entonces no imaginaba que entregaría su vida a una rama de ese quehacer científico.

“Ya en la carrera, al tomar la materia de Desarrollo de Microcontroladores, que son esas pequeñas computadoras que usan los hornos de microondas, me apasioné más y terminé de convencerme de mi vocación”, recuerda.

En esa época, uno de sus compañeros le comentó que conocía a un médico del Instituto Nacional de Cardiología y le recomendó buscarlo pues conocía sus intereses. “Mientras en la escuela yo debía pelear por componentes y materiales para armar mis proyectos, en el instituto tenía todo a mi alcance”, dice.

Han pasado dos décadas desde que el doctor Martínez Memije llegó a dicha institución, tiempo durante el cual ha desarrollado equipos médicos como el Sphygmokar, el cual registra las señales pulsátiles en diferentes regiones del cuerpo y permite detectar, de manera temprana, la dureza de las arterias y diagnosticar cardiopatías.

La tecnología que diseña y desarrolla el instituto está encaminada a solucionar un determinado problema en un paciente específico. “Al hacer el registro de las señales que emite el sistema nervioso autónomo podemos crear una ventana para saber qué está pasando en ese sistema, de cada paciente”, comenta el especialista, y agrega que para ello hacen pruebas en pacientes con algún problema arterial.

Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas en su labor de investigación, relata el entrevistado: “1996 fue un año particularmente difícil, pues no había plazas; venía de voluntario y debía trabajar mucho (…) Eso fue lo complicado, el principio, pero después de eso he tenido muchas satisfacciones”.

memije2Historia que marca su destino

Raúl Martínez Memije cuenta que al llegar a ese sitio supo que durante mucho tiempo el Instituto Nacional de Cardiología fue sede de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Biomédica. “El ámbito académico fue también algo que me atrajo mucho de estar aquí”, manifiesta, pues lo vivía de manera habitual, con maestros de larga trayectoria.

Asegura que en el transcurso de su carrera no solamente la cátedra –que dice, lo ha enriquecido como persona y docente– le ha permitido compartir conocimientos a las nuevas generaciones; del mismo modo, lo ha hecho a través de la interacción con otros investigadores de áreas diferentes a la suya, mismos con los que colabora en centros y entidades de investigación como el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), así como con la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otros, que han enriquecido su visión científica.

Ante la pregunta de si en su laboratorio se crean equipos a la medida de los pacientes, Martínez Memije señala sin chistar: “Sí, aquí hacemos equipo ‘a la carta’. Tenemos el conocimiento fisiológico. Nuestro departamento es rico en recursos humanos. El jefe de departamento es un biólogo que tiene conocimientos de ingeniería y matemáticas; tenemos en el grupo una doctora en computación; gente que se encarga de procesamiento de señales, y yo en la parte de ingeniería electrónica. Todos nos complementamos y vamos hacia un fin común”.

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Patentar, tarea pendiente

Una de sus tareas como investigador, asegura, “es hacer comunicación, generar publicaciones, publicar artículos científicos con investigaciones propias, originales, y en el área tecnológica es tener desarrollo de patentes”.

En ese sentido, Martínez Memije advierte que “el departamento ha tenido casos de éxito en cuanto a patentes, pero desafortunadamente no están dadas las condiciones para que tú puedas hacer una forma constante para hacer elaboración de patentes, las cuales se llevan a cabo en lapsos de tres a cinco años”.

Agrega que, en su opinión, “eso desalienta un poco. Por otra parte, cuando tienes una patente, no existe un mecanismo, al menos hasta este momento, para trasladarla a la iniciativa privada y reproducirla de manera masiva”.

Si eso pudiera lograrse, entrarían más recursos a las instituciones, vía ganancias, y por ende a la investigación que allí se desarrolla, opina el especialista.

Investigación “de primer mundo”

Antes de despedirse, el investigador mexicano que creció en Ciudad Netzahualcóyotl, Estado de México, reconoce con orgullo que “en el Instituto Nacional de Cardiología hacemos investigación de primer mundo. Por ejemplo, solamente hay un equipo en Europa y otro en Australia que trabajan en el tema de rigidez arterial, como nosotros”.

Finalmente, adelanta que actualmente su equipo labora en nefropatías –afecciones de los riñones– y en una aplicación para gadgets que permitirá checar el ritmo cardíaco y la presión arterial. “Nos falta todavía mucho pero estamos al mejor nivel del mundo, y hemos tenido grandes logros”, concluye.

 

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