Alma Lara, entre las montañas y la migración
Por Francisco Torres
Monterrey, Nuevo León. 10 de septiembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Poco tiempo después de concluir su maestría, Alma Lara Ramírez, doctora en ciencias sociales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), manejaba hacia su casa, cuando observó que en las vías del tren un grupo de migrantes se acercaba a los automóviles que pasaban para pedir algo de ayuda.
Fue ahí cuando su foco imaginario se encendió, cuando las dudas y las inquietudes superaron sus certezas. En ese momento, descubrió que la migración envolvía misterios apasionantes y que, por supuesto, no podía dejarlos sin resolver.
Pero su mirada hacia la ciencia tuvo un inicio mucho menos específico. El universo, gracias a las enciclopedias albergadas en su casa de niña, le resultaba fascinante. Quizá en ese entonces, impresionada por los nuevos conocimientos adquiridos diariamente, no imaginó que su campo de estudio sería una diminuta partícula de aquel interés inicial.
“Desde niña fui muy lectora. Recuerdo que tenía unos libros sobre el universo, con dibujos, que te hablaban sobre las estrellas, las galaxias. Es lo primero que recuerdo sobre ese desarrollo de la curiosidad que, a fin de cuentas, es lo que te lleva a hacerte preguntas y, por consiguiente, a querer investigar sobre dicho tema”.
Pero no era solo el universo lo que le llamaba la atención, sino todo lo que incluyera tinta, prosa y adjetivos en un empastado. Al punto que, ahora reflexiona, “no sé por qué leía sobre eso”.
“Mis papás tenían una biblioteca con muchos libros, donde tenían ejemplares de Julio Verne, enciclopedias. Recuerdo que muchos libros eran de cuentos, novelas. Leía de todo, hasta algunos libros de política de Rius”.
Ciencias sociales, desde siempre con ella
“Creo que mis padres sí influyeron. Ellos fueron desde siempre activistas, involucrados en temas políticos. En teoría, yo quería estudiar ciencias políticas porque siempre me había interesado. Terminé haciendo prácticas en una organización política, pero no me gustó en la práctica, entonces me cambié a relaciones internacionales”.
Aunque las ciencias sociales siempre representaron su más grande interés, la decisión sobre una carrera a estudiar no fue sencilla. No quería dejar de lado ni una pizca de conocimiento, como si aún fuera esa niña que leía de todo.
“Estaba entre medicina, economía, política. Lo que tenía claro es que me gustaba la investigación. Al final, me decanto por las ciencias políticas, pues pensaba que era una forma de impactar en la sociedad. Pero luego me di cuenta de que no tengo la cuestión maquiavélica para ser buena en eso, así que me cambié a relaciones internacionales”.
Al terminar la licenciatura en relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Alma Lara Ramírez decidió incursionar en el sector privado, dedicándose a las cuestiones tecnológicas, pero de pronto sintió que se estaba alejando de su objetivo inicial.
La docencia, un mundo distinto
Para Alma, ser maestra no era algo tan alejado a su mundo, pues familiares y personas cercanas a ella se dedicaban a lo mismo. Por eso fue una preparatoria de la UANL la que le dio la oportunidad de convivir con jóvenes, ayudando a orientarlos.
“Me tocaron alumnos que daban todo por los estudios, pero sí me tocaron cambios generacionales, con distintos comportamientos. Al dar clases de filosofía, recuerdo, revisábamos noticias y analizábamos cuáles eran los dilemas éticos, así como las implicaciones que tenían”.
A la par de sus clases, ingresó a la maestría en ética en el ITESM, pues tenía en mente la posibilidad de seguir escalando posiciones. Pero no solo posiciones, sino montañas.
Entre fotos y montañas
A pesar de dedicar casi toda una vida a la consulta de voluminosos libros y a interminables ensayos, Alma se da el tiempo para divertirse en actividades al aire libre, principalmente la escalada. Además, gusta de tomar fotos, en lo cual ha recibido reconocimientos.
“Me gusta mucho andar en la montaña, particularmente la escalada en roca. Además, Monterrey tiene muchas montañas para poder practicarlo. Fíjate que es un equilibrio, porque paso muchas horas en mi oficina y en la computadora, y cuando acampo o escalo, me distraigo; sí se me han llegado a ocurrir cosas en las alturas, pero siempre traigo mi libreta”.
Gracias a que en su doctorado se especializó en el tema de la migración, Alma utilizó sus habilidades fotográficas para complementar sus investigaciones con algo más visual. Por lo que fue elegida por Conarte para la Muestra Fotográfica 2018, donde se exponen fotos sobre su perspectiva de la migración.
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