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Olbeth Hansberg, la mujer que abrió paso al estudio filosófico de la vida emocional

Por Armando Bonilla

México, DF. 1 de septiembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Recibir el doctorado honoris causa representa el máximo reconocimiento al que puede aspirar un investigador. En palabras del rector José Narro Robles, “el doctorado honoris causa es la máxima distinción que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) otorga para enaltecer a personas reconocidas por su obra académica, científica y artística, pero también por sus aportaciones a la sociedad”.

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En ese contexto, la máxima casa de estudios reconoció recientemente a ocho mexicanos y tres extranjeros con esta distinción. Se trató de Roger Bartra Murià, Juan Ramón de la Fuente, Luis de la Peña Auerbach, Olga Elizabeth Hansberg Torres, David Kershenobich Stalnikowitz, Olayinka Aina Koso-Thomas, Eduardo Lizalde, Jaime Bienvenido Mora y Celis, Rodolfo Stavenhagen, Robert Armand Verdonk y Federico Mayor Zaragoza, cinco de ellos miembros de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Entre los galardonados se encontró la doctora Olbeth (Olga Elizabeth) Hansberg Torres, investigadora titular C del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, reconocida por sus estudios en materia de filosofía del lenguaje y la mente, quien charló en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt para contar cómo incursionó en el mundo de la ciencia y cómo su arduo trabajo la llevó a recibir dicho reconocimiento.

Descubriendo la vocación

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Recuerda en qué momento decidió qué carrera deseaba estudiar?

Olbeth Hansberg Torres (OHT): Sí, me costó mucho trabajo decidir qué estudiar, me gustaban muchas cosas, desde física teórica, letras clásicas, hasta historia del arte, literatura y filosofía. Olbeth Hansberg01Recuerdo que hice unos tests vocacionales que no me ayudaron gran cosa. Salió que tenía gran capacidad de abstracción y por lo estético.

Pensaban que quizá arquitectura combinaba las dos, pero yo odiaba dibujo constructivo, así es que esa no era una opción. Por fin, un día antes de llenar mi solicitud me decidí por la filosofía porque era lo que abarcaba más y era lo más abstracto.

AIC: Al realizar una decisión en apariencia tan aventurada, ¿cuáles fueron los retos más significativos que enfrentó durante su formación académica?

OHT: Al principio decidir cuáles materias tomar porque en filosofía no había materias seriadas, así es que tomé materias que no tenían nada que ver, desde Bergson, presocráticos, filosofía alemana y estética. Al final del año estaba enormemente confundida y casi decidida a dejar la carrera.

Pero, cuando tomé mi primera clase de lógica y de filosofía analítica todo cambió. Decidí que eso era lo que quería hacer, así que tomé lógica con Vera Yamuni, que daba el libro de Quine y teoría de las descripciones con Alejandro Rossi. Estudié muchísimo y saqué la mejor calificación.

AIC: Una vez adentrada en la carrera, ¿cómo inició su acercamiento con el mundo de la investigación científica?

OHT: Siempre quise ser investigadora, me atraía mucho el mundo intelectual. Además he tenido la oportunidad de conocer a grandes pensadores, premios Nobel y en general a grandes figuras de la cultura en México y en el mundo.

Mi esposo Alejandro Rossi era escritor, y por el instituto pasaron todos los grandes filósofos del mundo. Conocer a las grandes figuras da seguridad y son un buen ejemplo de que pueden hacerse bien las cosas; además, mi experiencia es que en general los grandes personajes son personas accesibles.

AIC: Una vez decidida a hacer ciencia, ¿qué la cautivó más del mundo de la investigación?

frase olbeth hansbergOHT: El pensamiento abstracto y la interpretación literaria. En el Colegio Alemán teníamos que escribir ensayos de exámenes para los que teníamos toda la mañana, cuando menos cinco horas; a mí me gustaba hacerlos. Nos ponían dos o tres temas para escoger uno y escribir un ensayo.

AIC: ¿Por qué decidió especializarse en filosofía del lenguaje y la mente?

OHT: Porque las primeras clases que me interesaron en filosofía fueron las de filosofía del lenguaje, en ese momento pensábamos que la filosofía del lenguaje era la clave de toda la filosofía. Y la filosofía de la mente me gustó porque manejaba problemas básicos e insolubles, es decir, los más importantes como la relación mente-cuerpo, conciencia, cognición y emoción, entre otros.

AIC: También se ha enfocado en el estudio de las emociones, ¿qué es lo que la atrajo hacia ese tema?

OHT: Primero porque son esenciales en nuestra vida, además, nunca fueron tan estudiadas como lo cognitivo y lo racional. Se tenía la idea de controlar las emociones para que no interfirieran en la vida, que debería estar regida por la razón.

En general había poco sobre las emociones y lo afectivo. En contraparte, ahora está de moda y hay una bibliografía enorme en todas las disciplinas, incluso existen en el mundo centros, institutos y grupos que se ocupan de la afectividad, tanto de los animales humanos como de los no humanos.

Y también se enfocan en las relaciones entre emociones y moralidad, así como en el papel de las emociones en la conducta en general.

AIC: ¿Cuál considera su trabajo de investigación más relevante y por qué?

recuadro acerca de olbeth hansberg02OHT: Mi trabajo sobre emociones, porque cuando comencé con ese tema apenas empezaba el interés por la vida emocional. Muy pocos filósofos habían escrito sobre la vida emocional, aun cuando se trata de una parte esencial de la vida. 

Además, cada vez es más clara la influencia emocional en la capacidad de decidir y para distinguir lo que realmente importa. El mundo de lo emocional y de lo racional están mucho más interrelacionados de lo que antes se pensaba.

Alternancia entre la investigación científica y la docencia

AIC: ¿Qué relevancia tiene para usted la docencia?

OHT: La docencia es importantísima, en realidad ayuda a la investigación y además para ser un buen profesor hay que investigar y estar actualizado para poder explicar las cosas a los alumnos de una manera clara y que los estimule. Lograrlo puede ser todo un reto.

Ser un buen profesor estimula la vocación de los alumnos. Es gratificante ver que alguien se entusiasma por lo que uno enseña; abrirles nuevas perspectivas a los jóvenes es de las experiencias más gratificantes.

AIC: ¿Cuántos años lleva impartiendo clases?

OHT: Muchísimos, empecé dando todas las clases de filosofía en Las Vizcaínas, después en el Colegio Alemán y, posteriormente, desde 1978 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

El quehacer científico y la vida personal

AIC: ¿Existe alguna anécdota que la haya marcado significativamente durante su quehacer científico?

OHT: Cuando quería escribir mi tesis de licenciatura fui a ver a Alejandro Rossi para pedirle que me dirigiera la tesis; empezamos a hablar y fue un flechazo. No escribí mi tesis con él, pero sí me casé con él.

Mi tesis la escribí posteriormente con Hugo Margáin que regresó de Oxford contándome que había un filósofo que estaba causando furor allá y que podría escribir mi tesis sobre él. Fue toda una empresa, primero conseguir los textos que estaban regados en múltiples revistas y después entenderlo; a los dos nos costaba trabajo y discutimos mucho.

miembros AMC honoris causaMis otras dos tesis las hice sobre Mark Platts, filósofo inglés que decidió vivir en México. Antes, conseguir los textos era una empresa que tardaba semanas, sino es que meses, pero ahora todo es inmediato y eso facilita mucho las cosas.

AIC: ¿Qué tan difícil ha sido combinar la vida personal con la profesional?

OHT: Siempre es más difícil para las mujeres. Yo pertenezco a una generación que quería ser una buena madre, esposa y profesional. En ese contexto, las prioridades no son la carrera sino la familia.

Los hombres no ayudaban sino que exigían y eso hacía todo más difícil. Se daba por supuesto en muchos casos que la carrera del hombre era la más importante, pero en mi caso tuve la suerte de tener ayuda en casa y mi familia en general me apoyó emocionalmente a lograr las cosas.

AIC: Finalmente, si no hubiera sido científica, ¿qué le hubiera gustado ser?

OHT: Yo siempre quise ser investigadora, aunque no sabía qué quería investigar; en el colegio se burlaban porque quería investigar sin saber qué, pero a mí me interesaban muchas cosas. Si ahora pudiera elegir, escogería una mezcla de neurociencias, psicología y filosofía.

Me parece que no es buena idea hacer una licenciatura en la que uno solo toma materias de filosofía.

 

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