La ciencia, un camino difícil pero bello: Cecilia Gayet
Por Nistela Villaseñor
Ciudad de México. 18 de marzo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Cecilia Inés Gayet Serrano Clavero, originaria de Buenos Aires, Argentina, llegó a México en 1990 para estudiar la maestría en ciencias sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) México. La hoy doctora en estudios de población por El Colegio de México (Colmex) recuerda: “Estaba casi a final de mis 20, vine con mi marido. No conocíamos ni sabíamos nada de México, no existía Internet. Llegamos con las maletas directo a esta escuela, no teníamos ni siquiera residencia a dónde llegar. Fue curioso: esas cosas que uno hace de joven, sin mucha preparación”.
Después de 26 años de residir en el país, Cecilia Gayet, quien recientemente obtuvo el nombramiento como miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), considera que aunque al principio se le dificultó adaptarse a una ciudad “enorme” —que incluso la apabullaba—, de costumbres y espacios muy distintos a su país de origen, “definitivamente” este fue el lugar que eligió para vivir.
La investigadora expresa que aunque a veces extraña a sus familiares y amigos, e incluso la comida, porque “son esas cosas que quedan en el corazón”, no extraña la cotidianidad, “la vida allá es más acelerada, eso no lo extraño. Siento que aquí estoy más tranquila”.
La profesora e investigadora de la Flacso México y experta en temas de salud sexual y reproductiva desde un enfoque social, comparte que cuando vivía en Argentina, a los 17 años, tuvo que elegir una carrera profesional, y por sugerencia, sobre todo de su mamá, decidió estudiar química. “Me gustaban cosas muy diferentes: letras y química. Seguí las indicaciones familiares pensando en el mercado laboral y comencé la carrera de química”.
Sin embargo, cuando Cecilia Gayet estaba cursando el primer año de carrera conoció la materia lógica, matemática y filosofía de la ciencia, misma que le apasionó: “Eso quiero estudiar —dije—, así que, no concluía el primer año de química cuando me cambié y empecé la carrera de filosofía. Mi madre decía: 'Pero, ¿los filósofos de qué trabajan?'. En ese momento pensé que lo más importante era estudiar aquello que me motivaba profundamente, y no pensar nada más en el mercado laboral. Algo iba a salir o se iba a resolver más adelante”.
Claroscuros de ser extranjera
Ser extranjero es difícil —un hándicap, algo que juega en contra— a diferencia de si se pertenece al país, admite Cecilia Gayet; sin embargo, a la doctora le han abierto muchas puertas en distintas instituciones del país. En algunos casos ha sido útil ser extranjera, por ejemplo al momento de hacer entrevistas cualitativas, pues al hacer preguntas íntimas, las personas no sienten que ella va a platicarlo con familiares, amigos o vecinos sino que va a llevarse esa información a un lugar “imaginario”.
“Los jóvenes sienten la necesidad de contarme de cero y explicarme cosas porque piensan que no voy a comprender el entorno que están viviendo, eso ayuda mucho a la entrevista: no dan por supuesto que sé sus cosas, sino que se ven obligados a explicármelas, entonces ahí se abre mucho el discurso cuando estoy haciendo trabajo cualitativo”, afirma la investigadora.
Si Cecilia Gayet tuviera que aconsejar a jóvenes que quieren ir a otro país a estudiar, para que su camino sea más fácil, les diría que imaginen que las costumbres son distintas, que abran los ojos y que traten de adaptarse. “Es muy difícil cuando uno quiere trasladar su país al lugar de llegada, hay que estar muy atentos y tratar de ver cómo se relacionan las personas a donde uno llega y que seguramente va a ser distinto de donde uno salió; además, tener una capacidad fuerte de curiosidad, adaptación, de pensar que no necesariamente lo que uno deja es lo único”.
Para la investigadora, la paciencia también es de ayuda porque las cosas a veces no salen como se imaginan y hay que esperar a que sucedan, “cierta tenacidad en querer conseguir y aprovechar todas las posibilidades que esa otra sociedad nos brinda”.
Lo cotidiano y los parteaguas
La vida del científico es una vida normal, como la de otras personas, solo que dedica el tiempo a realizar investigaciones y a hacer publicaciones, asegura Cecilia Gayet, quien además comparte cómo es uno de sus días: “Despierto temprano, soy de arranque lento, entonces tomo mucho tiempo para salir de la casa; luego trabajo todo el día en la oficina, y regreso otra vez a leer entrevistas o a hacer cosas; hasta que ya ceno y a dormir".
"Tengo un hijo de 21 años que requiere ya menos atención, él hace sus cosas; he sido científica antes de ser madre, así que mi hijo me conoció toda la vida haciendo proyectos y ha tenido que adaptarse a mis ritmos de trabajo, pero también le pregunto cada día cómo le fue en la facultad, etcétera. Mi esposo es también científico, también ha tenido que convivir con estas actividades que a veces me exigen viajar mucho, pero eso no me ha limitado, con él platico mucho sobre mi trabajo”, añade la doctora.
Un investigador trabaja muchas horas, muchas veces sábados y domingos, y cuando tiene que entregar un proyecto, en ocasiones no duerme, dice Cecilia Gayet. “Se requiere organización, porque uno tiene objetivos y necesita cumplir tiempos, entonces hay que seguir un plan de trabajo estricto para poder cumplir con lo acordado, eso es cierto; pero también tenemos otros espacios de placer, a mí me gusta mucho el cine, por ejemplo”.
La investigación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) con estudiantes universitarios sobre Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), que tomó varios años, fue un parteaguas para la doctora Gayet. “Hice una investigación histórica sobre mentalidades en el ámbito médico durante un siglo, además qué pensaban los jóvenes de las ITS, cómo percibían los riesgos, y agregamos un componente de pruebas biológicas para ver si tenían infecciones y una encuesta de comportamientos y opiniones. Fue apasionante, porque tenía muchas metodologías y disciplinas distintas: historia, sociología, epidemiología y demografía, además del contacto con los jóvenes”.
Como resultado de esa investigación, acaba de salir un libro que está disponible, de manera gratuita, en la página del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el sida (Censida) de la Secretaría de Salud (SS): Infecciones de transmisión sexual en México. Una mirada desde la historia y el género, menciona Cecilia Gayet.
La doctora disfruta también la docencia y es “un poco mamá de mis estudiantes, me gusta la relación con ellos”. Pero lo que más le apasiona es el proceso de investigación mismo: descubrir cosas nuevas, cuando está trabajando y ve asociaciones interesantes. Incluso relata el momento en el que por un proyecto de investigación intenso empezó a tener problemas de corazón y no abandonó el trabajo, “a veces las investigaciones nos afectan físicamente, pero hay que seguir adelante”.
Esta obra cuyo autor es Agencia Informativa Conacyt está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.