Leobarda Rodríguez: compromiso con la agricultura
Por Claudia Karina Gómez Cancino
Tepic, Nayarit. 5 de julio de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- En Nayarit, ser mujer y ser investigadora de las ciencias se ha facilitado con los años; sin embargo, para algunas científicas que nacieron en el siglo pasado es necesario negociar entre pareja, hijos, actividades del hogar y academia, afirmó la doctora en ciencias, recursos genéticos y productividad Leobarda Guadalupe Ramírez Guerrero, especialista en cultivo de tejidos.
La investigadora y profesora de la Unidad Académica de Agricultura de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), candidata al nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), originaria de Santiago Ixcuintla, dijo que desde su infancia, entre los cultivos de su familia, decidió que algún día ayudaría a su padre a resolver los problemas que surgían en sus plantaciones.
“Desde chica trabajaba en cuestiones agrícolas, es la herencia de mis padres, porque son productores; mi papá nos metió al campo donde sembraba frijol, maíz, tabaco, hortalizas, y aparte de sus trabajadores, necesitaba de la mano de obra familiar para que le quedaran ganancias”, resaltó.
Una de las principales vocaciones económicas de Nayarit es la agricultura, por ello, las primeras ofertas educativas superiores estuvieron, y se mantienen, relacionadas con el sector primario.
“Mi interés en la ciencia nació porque había muchas problemáticas en el campo y mi papá pasaba por ellas, desde los cambios de clima, las lluvias atípicas, las condiciones de los suelos, productividad, y yo quería ayudarle, aunque sabía que vendrían muchos cambios”, insistió.
Rentabilidad agrícola
La doctora Leobarda Ramírez se especializa en el cultivo de tejidos para la multiplicación masiva de plantas que tienen gran demanda comercial en Nayarit como el plátano, el mango y el aguacate, que a pesar de tener semillas, su reproducción en campo se dificulta por la aparición de plagas y cuestiones climatológicas principalmente.
“Entender el funcionamiento de las células es básico para emprender una investigación de multiplicación de organismos, porque a partir de la separación de conjuntos de células específicas podemos iniciar procesos, y para eso usamos, en este caso, cualquier parte de la planta que estemos trabajando, ya sea un brote, la semilla, una hoja o hijuelos; todo lo que pueda dar pie a la regeneración”, precisó.
Actualmente, la investigadora trabaja sobre la multiplicación de una especie de vainilla silvestre, conocida como Vanilla pompona, que no ha sido caracterizada, pero se ha encontrado en la costa del municipio de Ruiz, Nayarit; esta planta es apreciada y tiene mayor costo y utilidad, debido a la condición natural en que se desarrolla, y se encuentra en zonas de tierras bajas tropicales, expuso la doctora.
“Esta vainilla es distinta a la que ya se produce a nivel comercial, la Vanilla planifolia, que se usa para repostería, industria o belleza; la Vanilla pompona pertenece a las especies no cultivadas y silvestres, y se sabe de su uso en perfumería pero aquí en Nayarit no se utiliza, por lo que hay que caracterizarla genética y morfológicamente en el estado y el país, para proponerla como cultivo alternativo”, asentó.
Explicó que para obtener un kilo ya procesado o beneficiado, se necesitan alrededor de sesenta vainas, y el precio por kilo es de al menos 300 dólares, lo que podría ser atractivo para los productores locales que buscan reconvertir sus cultivos.
Por la dificultad para cosechar de manera silvestre esta clase de orquídea, es necesario utilizar técnicas de tejido de cultivos e incrementar el número de plantas para lograr la cantidad necesaria que demande el mercado.
Los trabajos de esta investigación, explicó Ramírez Guerrero, los realiza en sus tiempos fuera del aula, en el municipio de Ruiz, en comunidades como Puerta de Platanares y otros sitios donde además se cultiva café y palma de camedor.
Organizar y negociar
Dedica varias horas a la investigación en los laboratorios escolares, pero busca equilibrar su tiempo para poder atender a su familia, de la que, dice, busca inculcarles el amor por el conocimiento e impulsarlos en sus proyectos personales.
“El apoyo de la familia es la base, a mis hijos y a mi esposo debo apoyarlos a que no se queden estancados, y que ellos aprendan, den lo mejor de sí y que se interesen por la observación, que quieran descubrir, innovar en todo lo que hagan; pero siempre estamos negociando quién hace qué, cómo o quiénes debemos ayudar mientras el otro aprovecha oportunidades”, refirió.
La doctora aseguró que aplica sus conocimientos en su vida hogareña, sobre todo cuando de alimentación se trata.
“Como trabajo en campo y cultivos, conozco todo lo relacionado con el crecimiento y desarrollo, por eso siempre busco que mi familia coma cosas más orgánicas y naturales; me fijo con qué fueron regadas, fertilizadas, todo eso para tener una mejor calidad de vida y cuidar de nuestros recursos naturales y económicos”, sentenció.
Señaló que al igual que observa y da soluciones sobre cómo se desarrollan en conjunto las células y las plantas, lo hace con su familia.
“Hace poco atendimos un proyecto con aves de paraíso, un productor nos dijo 'mis plantas no producen ya lo mismo'; fuimos a su cultivo, observé, investigué y trabajamos un proyecto pequeño, y la conclusión fue que al igual que las personas y las familias, necesitaban espacio entre ellas, se estaban amontonando, necesitaban nutrición, luz, etcétera, lo mismo me pasa cuando analizo las células (...) Dar esos conocimientos es como nosotros difundimos la ciencia”, finalizó.
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