Los jóvenes, el motor de la ciencia y la tecnología
Por Verenise Sánchez
México, DF. 27 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Para impulsar una sociedad y una economía basada en el conocimiento es indispensable apostarle a los jóvenes, pues ellos son el motor del desarrollo científico, tecnológico y de innovación.
De acuerdo con datos de la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México (Enpecyt) 2011, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 90 por ciento de los encuestados consideran que el interés en la ciencia y la tecnología por parte de los jóvenes es esencial para un futuro próspero.
Si de los jóvenes depende que el país tenga un desarrollo científico y tecnológico que impacte de manera positiva en la economía y en la sociedad, entonces México tiene mucho potencial de crecimiento, pues de sus 112 millones de habitantes poco más de 26 millones son jóvenes entre 15 y 29 años, de acuerdo con cifras del último censo del Inegi.
Jóvenes, creatividad e ímpetu
Es justo en esa edad –entre los 15 y los 29 años– en la que la mayoría de los estudiantes descubren su verdadera vocación y pueden comenzar una carrera científica; si esto ocurre, los jóvenes con su creatividad y trabajo tratan de conquistar al mundo.
Bruce Yee Rendón, científico mexicano que a sus 30 años realizó estudios y protocolos de protección de la máquina de alta luminosidad del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés) destacó que “los jóvenes son una fuerza que generan nuevas ideas y también aportan un nuevo enfoque a las teorías ya existentes”.
En opinión de Gabriela Caraveo, destacada científica mexicana que a sus 40 años descubrió lo que podría ser la cura contra el párkinson, los jóvenes son fundamentales para el desarrollo científico pues le imprimen creatividad e ímpetu a esquemas ortodoxos de investigación.
“Conforme uno madura, científicamente acumula más conocimientos y eso ayuda a realizar mejores interpretaciones porque uno tiene más elementos; sin embargo, la maravilla de alguien joven es que, si bien no tiene esos cúmulos de información, tiene una nueva visión”, abundó.
“Con los años uno se va haciendo más ortodoxo, pero alguien más joven llega con una perspectiva completamente nueva y quizás con un enfoque que uno jamás hubiera imaginado. Esto es lo que hace la ciencia tan rica, el estudiar algo de la manera menos convencional es lo que hace descubrir cosas que jamás nadie hubiera imaginado, y lo digo por mi experiencia al utilizar un modelo de levadura para estudiar algo del cerebro. Al principio mi equipo y yo fuimos muy criticados, pero después los hallazgos nos dieron la razón”, destacó.
En este mismo tenor, Arturo Fernández Téllez, científico mexicano cocreador del denominado piano cósmico, señaló que en cualquier centro de investigación de alto nivel, los protagonistas son los jóvenes investigadores: “Son ellos quienes, con su ímpetu, ambición y enormes deseos de destacar, alcanzan las metas que nos proponemos. Creo que la clave del desarrollo de cualquier país está en el apoyo a los jóvenes”.
El despertar de la vocación científica
Pero para que los jóvenes puedan imprimir toda su pasión, creatividad e ímpetu a una investigación científica o en un desarrollo tecnológico, deben tener la vocación, es decir, deben estar “enamorados” de ello.
Pues como señaló Gerardo Herrera Corral, líder del grupo científico y tecnológico que trabaja en el LHC, una carrera científica está ligada a una vocación.
“Seguir una carrera científica quizá no es una decisión personal sino la aceptación de lo que nos dicta una voz interna. La curiosidad y el asombro no son una elección sino un asalto, un sentimiento inesperado”, aseguró el investigador.
Acciones para cautivar a los jóvenes
Para despertar esta curiosidad e interés de los jóvenes hacia el ámbito científico, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través del Programa Jóvenes Talentos, realiza una amplia gama de actividades.
“Las acciones van desde apoyos institucionales para la realización de proyectos orientados a dar cursos y talleres (para niños y jóvenes) de matemáticas, bioquímica, robótica o mecatrónica, entre otros, hasta la realización de cursos de verano de investigación”, señaló Dolores Manjarrez Álvarez, directora de Vinculación del Conacyt.
Destacó que como parte de las acciones de difusión para que los jóvenes conozcan la oferta educativa en maestría de ciencia y tecnología, desde hace 16 años el Conacyt realiza la Feria Nacional de Posgrados de Calidad, en la cual se dan cita más de un centenar de instituciones de educación superior, tanto nacionales como extranjeras.
Asimismo, desde hace seis años el Conacyt realiza la Feria Mesoamericana de Posgrados de Calidad, que tiene el propósito de promover en América Latina los planes académicos de posgrado de instituciones nacionales, subrayó la funcionaria.
Además, desde 2013 el Conacyt realiza el Encuentro de Jóvenes Investigadores, en el cual se abre un espacio nacional para que los mejores proyectos de estudiantes de licenciatura de cada una de las áreas de conocimiento, de cada entidad federativa, confluyan en un mismo lugar.
En este año, por primera vez se realizará la Feria Nacional de Ciencia e Ingenierías, la cual tiene el objetivo de fomentar la vocación científica y tecnológica de los jóvenes y captar talentos innovadores a partir de los 14 años de edad.
“Es una actividad interesante; es una cancha en la que, como institución, tendríamos que estar jugando desde hace muchos años, pues no habíamos trabajado con jóvenes de bachillerato”, indicó Manjarrez Álvarez.
“De manera aislada teníamos unos esfuerzos con chicos de primaria y secundaria, pero ahora estamos entrando de lleno con los jóvenes de bachillerato que me parece fundamental para empezar a identificar y tener una base de datos perfectamente integrada que nos permita visualizar a jóvenes, que desde ese nivel de estudios, ya se inclinan por realizar una carrera científica”, añadió.
Los retos: detección y seguimiento de talento
Dolores Manjarrez Álvarez señaló que si bien ya se cuenta con acciones para impulsar la vocación científica y tecnológica en los jóvenes, lo ideal sería poder cautivarlos desde que cursan el kínder o la primaria.
Asimismo, indicó que se debería de crear un sistema de detección de talento y de seguimiento “para que los niños brillantes no se pierdan conforme pasan los años”.
“Actualmente sale por ahí un chico o una chica brillante en matemáticas o en lo que sea, pero aparecen como situaciones aisladas, y yo estoy convencida de que no son casos aislados porque en el país hay mucho talento, solamente que no se les encamina y da seguimiento de manera adecuada”, consideró.
Señaló que si bien existen algunos programas de identificación y seguimiento de niños talentosos, estos son de cobertura limitada, ya que son esfuerzos locales o estatales.
Destacó que “realizar acciones a nivel nacional no son fáciles de instrumentar, porque los procesos de enseñanza e identificación de talento requieren de una infraestructura y una colaboración muy estrecha con otras secretarías, sectores y organismos; no es solamente tarea del Conacyt”.
No obstante, al sector infantil y juvenil se le debe apostar si es que el país quiere transitar a una sociedad y economía basada en el conocimiento y la innovación. Pues como bien expresó Gerardo Herrera Corral: “la ciencia y la tecnología es una labor de jóvenes. Es su creatividad la que mueve a la investigación y el desarrollo”.
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