La ciencia me sorprendió: Herrera Corral
Por Verenise Sánchez
México, DF. 9 de marzo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Hoy inicia la segunda etapa de trabajos de investigación en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), considerado el proyecto científico más grande a nivel mundial y en el cual un grupo de investigadores mexicanos, liderado por el doctor Gerardo Herrera Corral, tiene participación relevante.
Desde hace 16 años, México ha colaborado en este proyecto internacional que se encarga de estudiar, entre otras cosas, el origen del universo, para lo cual ha colocado tres dispositivos dentro de ALICE (A Large Ion Collider Experiment), uno de los cuatro experimentos que se realizan ahí.
Uno de los científicos nacionales que ha impulsado la participación del país en este proyecto ha sido Herrera Corral, quien es miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Durante su trayectoria científica, el investigador ha publicado 330 artículos en revistas indexadas y se ha presentado en más de 50 congresos nacionales e internacionales.
En entrevista exclusiva para la Agencia Informativa Conacyt, Herrera Corral cuenta cómo lo sorprendió la ciencia y cómo lo ha mantenido cautivado durante más de 30 años.
La curiosidad, el origen de todo
Nacido en el municipio Delicias, en el estado de Chihuahua, el científico mexicano revela que desde pequeño sintió una gran curiosidad por todo el mundo a su alrededor: “Desde niño tuve interés por muchas cosas y una curiosidad grande por lo que me rodeaba. Siempre me interesó mucho la biología y más tarde las matemáticas”.
Así, lo que lo condujo a la ciencia fue el asombro de descubrir cómo estaban hechas y cómo funcionaban cosas simples que se usan en la vida cotidiana. “Desde niño y hasta la fecha nunca he dejado de sorprenderme por las cosas que voy aprendiendo y descubriendo. Mi relación con la ciencia es muy emocional porque está basada en sensaciones de sorpresa y deslumbramiento todo el tiempo”, dijo.
Señaló que cuando cursaba la preparatoria descubrió que quería estudiar matemáticas; sin embargo, el destino lo llevó al fascinante mundo de la física, que está estrechamente relacionado con el de las matemáticas.
“Yo no tenía los recursos económicos para estudiar la universidad. Mi padre esperaba que mis hermanos y yo trabajáramos cuando termináramos la preparatoria. Sin embargo, mi hermano mayor, Jaime Herrera Corral, hizo un esfuerzo por trabajar, estudiar y conseguir una beca que le permitió terminar en un muy poco tiempo sus estudios de agronomía”, explicó.
“Cuando yo terminé la preparatoria, mi hermano ya había terminado la universidad y fue quien me pudo apoyar para seguir con mis estudios. Aunque yo quería estudiar matemáticas, él me recomendó ingresar al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), en donde solo había Ingeniería Física. Y pues ni modo, el que paga manda y por eso estudié física ahí, con beca de la institución y el apoyo de mi hermano”, expresó.
Inmersión al mundo de la física
Mientras estudiaba ingeniería se interesó por investigar más sobre la denominada física de partículas elementales: “Mi interés por la física siempre estuvo ligado a las preguntas más fundamentales. La búsqueda de profundidad es lo que me llevó a ella. Quería llegar al origen de las cosas”.
Ese interés, entusiasmo y profundidad con el que estudiaba la física de las partículas elementales lo llevó al Gran Colisionador de Hadrones, en donde más de mil científicos de todo el mundo participan.
“En la búsqueda del conocimiento y en el planteamiento de las preguntas más profundas y más relevantes sobre la naturaleza, el Gran Colisionador de Hadrones es, sin duda, el proyecto más importante de nuestros días. Es el lugar donde hay que estar”, enfatizó.
Un día en el Gran Colisionador
Estar en el Gran Colisionador de Hadrones no es tarea sencilla, pero sí una experiencia fascinante, expresó el científico mexicano: “El acelerador produce los choques de protones por la noche. La corrida empieza poco después de las siete de la noche y termina por la mañana. Durante el día, se hace mantenimiento y se realizan actividades de prueba con los detectores”.
Comentó que la mayor parte de la gente que colabora en ALICE, que es el experimento en el que él participa, se dedica al análisis de los datos, ya que se registran alrededor de 20 millones de colisiones por segundo, por lo cual durante una noche se obtiene información suficiente para analizar por meses.
Añadió que aunque todo el tiempo los investigadores están muy concentrados en sus estudios, existe un lugar en donde hay una gran convivencia y retroalimentación: el comedor.
“Es una delicia ir al comedor, no solamente por los alimentos, sino porque es el espacio en donde uno conoce y aprende de diversas culturas y tradiciones de todos los países del mundo”, manifestó.
Proyectos actuales
Herrera Corral destacó que el pasado diciembre, el grupo de mexicanos que él encabeza instaló el tercer y más reciente detector en el experimento ALICE llamado AD (ALICE Diaffractive), que mejora el potencial de investigación del experimento en el área de la física de difracción, interacción de fotones y física de bajo momento transverso.
“En la actualidad coordino la sección de instrumentación como convener del equipo de trabajo de física difractiva de ALICE y soy líder de proyecto del detector AD”, indicó el profesor del Departamento de Física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Como si esto fuera poco, el doctor también participa en un proyecto de imágenes con rayos X para propósitos médicos y busca la posibilidad de que México participe en el Future Circular Collider (FCC), que será el proyecto que sustituirá en algunos años al LHC.
La huella de Herrera Corral
Destacó que uno de sus objetivos es abrir camino en el conocimiento científico para que otros investigadores puedan avanzar más rápido y realicen otros descubrimientos, que permitan conocer más sobre el origen de las cosas y del universo.
“Soy de los que cree en el aforismo de Leibniz que decía: ‘hay una cosa más importante que los más bellos descubrimientos, es el conocimiento del método que los hace posibles’”, externó.
Añadió que le gusta pensar que ha aportado un poco en el desarrollo del método que permita a otros investigadores de diferentes instituciones unir esfuerzos y lanzarse en proyectos ambiciosos y de largo aliento: “Hemos realizado un trabajo que no tiene precedente en nuestro país y en el camino hemos desarrollado la metodología para hacerlo”.
Destacó que su aportación a la ciencia y la tecnología ha sido mediante la participación en grandes proyectos y laboratorios de investigación científica e innovación tecnológica nacional e internacional.
“He contribuido en las diferentes facetas del quehacer científico: el diseño y la elaboración de instrumentos de detección y medición, el trabajo experimental colaborativo, la búsqueda de referentes interdisciplinarios para el análisis de datos y la interpretación de resultados, la gestión académica, la difusión del conocimiento y la formación de recursos humanos especializados”, explicó.
Hizo énfasis en los dos últimos: la difusión del conocimiento y la formación de recursos humanos especializados. Ya que, dijo, de estos depende el futuro de la ciencia, la tecnología y la innovación del país.
El valor de la divulgación científica
Destacó que para que se logre avanzar en el desarrollo científico y tecnológico en México se debe fortalecer la cultura científica, y para ello es imprescindible la comunicación de la ciencia: “La divulgación científica es de suma importancia. Es la manera de proporcionar a la gente una formación continua, al mismo tiempo que es un camino de seducción de los jóvenes hacia el conocimiento”.
Añadió que aunque la difusión científica no es su trabajo central, siempre se ha preocupado por explicar, de manera clara y comprensible para todo el público, qué es lo que él hace y por qué es importante.
Para ello, ha publicado casi un centenar de artículos de divulgación en revistas y periódicos de circulación nacional. Además, durante un par de años escribió una columna mensual en el periódico La Crónica de Hoy.
Asimismo, ha colaborado con los escritores Pablo Boullosa –de Canal 40– y José Gordon –de Canal 22– en la definición de contenidos, la elaboración de guiones y la producción de materiales audiovisuales.
“Si con todo esto logro que algunos jóvenes se interesen por la ciencia, en especial por la física, habré cumplido mi misión”, expresó.
Los jóvenes en la ciencia, una parte fundamental
Herrera Corral subrayó que la juventud es el motor de desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación: “La ciencia y la tecnología es una labor de jóvenes. Es la creatividad de ellos la que mueve a la investigación y el desarrollo”.
Sin embargo, no recomendó a los jóvenes estudiar una carrera solamente porque alguien les dice que es fascinante ya que, aseguró, una carrera científica está ligada a una vocación: “Seguir una carrera científica quizá no es una decisión personal sino la aceptación de lo que nos dicta una voz interna. La curiosidad y el asombro no son una elección sino un asalto, un sentimiento inesperado”.
Así que si un joven no encuentra en la ciencia o la tecnología ese sentimiento de amor, pasión e incluso obsesión, será mejor que ni se meta en ellas porque no tendrá el coraje y fuerzas para hacer su desarrollo o estudio cien veces, de acuerdo con Herrera Corral. Porque para este científico mexicano: “la ciencia no se hace a la primera, la ciencia está llena de cientos de fracasos”.
La clave para el éxito es fracasar
Herrera Corral, quien es miembro del Panel for Future Instrumentation Innovation and Development del International Committee for Future Accelerators y que fue invitado a colaborar en el Future Circular Collider, de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés), señaló que no se considera exitoso.
“Sólo puede ser exitoso quien fracasa mucho para poder sacar algo al final del día. Si obtener escasos resultados se ve como un éxito, entonces diré que la clave está en el fracaso. En intentar 100 cosas para que una salga. La clave está pues en fracasar mucho”, aseguró.
Para no desistir en el camino de los fracasos y poder cumplir con los objetivos planteados es necesario la perseverancia, determinación y la fe, agregó el científico.
“Hay un concepto que proviene de la religión pero que es más amplio que ese contexto que lo origina: la fe. Tener fe es creer en lo que no se ve, es la certeza de lo que se espera y se quiere, y es la convicción de lo que no aparece ante nuestros ojos. Como decía alguien: ‘las batallas en la vida no son para los más fuertes o los más veloces. Tarde o temprano, los que ganan son los que creen que puede ganar’. Así pues, hay que tener fe”, recomendó.
De esta manera, las claves para ser un científico exitoso es fracasar mucho, ser perseverante y tener determinación y fe, según Herrera Corral.
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