Brilla talento de científicos mexicanos en el Gran Colisionador de Hadrones
Por Verenise Sánchez Correa
México, DF. 1 de diciembre de 2014 (Agencia Informativa Conacyt).- Un grupo de 30 mexicanos, encabezado por el físico Gerardo Herrera Corral, desarrolló el sistema detector ALICE Diffractive (AD), el cual ayudará a que las investigaciones que actualmente se realizan en el proyecto ALICE (A Large Ion Collider Experiment), del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), sean más eficientes.
Este detector se instalará este mes y se tiene previsto que entrará en operaciones en enero próximo, cuando el LCH comience su segundo periodo de experimentos, indicó Herrera Corral, especialista del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Orgullosamente hecho en México
Luego de cinco años de ardua investigación científica y desarrollo tecnológico financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se desarrolló dicho sistema, que está conformado por dos estaciones de aproximadamente 20 centímetros de alto por 20 centímetros de ancho, fabricadas en un plástico de alta resistencia denominado centellador.
El plástico es hecho en México y es único en el mundo, ya que está dopado con sustancias aromáticas que cuando reciben luz o radiación emiten centelleo, por eso se le nombró plástico centellador, explicó el científico mexicano en entrevista exclusiva para la Agencia Informativa Conacyt.
"Cuando se producen las colisiones de partículas se genera radiación, la cual llega hasta el plástico y este genera luz. Nosotros hemos colocado barras corredoras de frecuencia que captan esa luz y la conducen hasta un extremo donde hemos conectado fibras ópticas transparentes que transportan la luz hasta un fototubo que se encuentra a poco más de un metro de distancia", indicó.
Este pulso eléctrico es medido, estudiado y procesado por los especialistas que participan dentro del proyecto ALICE, comentó el miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), del Conacyt.
A partir de este impulso eléctrico se estudia lo que ocurrió en la coalición de partículas, lo cual ayudará a aumentar la eficiencia del experimento ALICE para el estudio de física difractiva.
"De 100 colisiones, 70 son procesos inelásticos porque los protones se rompen y generan radiación que vuela en todas direcciones. En el 30 por ciento de las colisiones restantes, los protones siguen siendo protones después de cruzarse; sin embargo, hay quienes pensamos que algo ocurre entre ellos, a esas interacciones las hemos denominado interacciones blandas", argumentó el físico.
Dichas interacciones blandas han sido poco estudiadas porque son difíciles de captar, ya que como los protones no chocan sino que se siguen de largo por el tubo por el cual ingresaron, no logran entrar al detector que actualmente está instalado en el ALICE.
"Es muy difícil detectar la radiación que se produce cuando los protones nada más se cruzan, ya que esta radiación la emiten en una dirección forward, es decir, en la dirección de los haces, y el detector actual casi no ve lo que ocurre en esta área", explicó.
De tal manera que con el nuevo dispositivo diseñado por mexicanos, en el cual ha participado el Conacyt y diversas instancias académicas del país como la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y el IPN, entre otras, ayudará a estudiar qué pasa cuando los protones solamente se cruzan o rozan.
"Hay mucha gente que pensamos que en esos procesos difractivos pueda haber física nueva; por ejemplo, pensamos que eventualmente ahí pueda producirse también el Higgs, de ser así se cambiaría la manera de ver a la física difractiva y al Higgs mismo", dijo el científico.
Además se modificarían los proyectos futuros de estudio del universo temprano, como el Future Circular Collider (FCC), que es el que le sigue al Gran Colisionador de Hadrones y el cual se planea que empiece a construirse en 2035, puntualizó Gerardo Herrera Corral.
Mexicanos dejan huella en el LHC
Este no es el primer sistema que los mexicanos instalan en El Gran Colisionador de Hadrones; desde hace más de 16 años, México participa en el experimento ALICE.
En el año 2000, un grupo de investigadores nacionales diseñaron, construyeron e instalaron el detector VOA, el cual se encarga de determinar si las interacciones entre las partículas acontecen en el lugar adecuado, escribió Herrera Corral en su libro El Gran Colisionador de Hadrones. Historias del laboratorio más grande del mundo.
En 2006, los mexicanos también hicieron historia al instalar otro dispositivo denominado ACORDE (A Cosmic Ray Detector) que proporciona una señal de disparo que permite discriminar los eventos del acelerador de aquellos que provienen del espacio.
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