Rusia y México: lazos científicos y tecnológicos

Por Tania Robles

Ciudad de México. 18 de marzo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Dos países a miles de kilómetros de distancia y decenas de diferencias pero mantienen estrechas relaciones en ciencia, tecnología y educación que han traído incontables beneficios a nuestro país. A través de instituciones gubernamentales, universidades y asociaciones se han creado lazos importantes y grandes proyecciones para continuar con la cooperación.

A partir del 20 de mayo de 1996, comenzaron las relaciones bilaterales entre México y Rusia en el área de ciencia y tecnología con un convenio intergubernamental instituido que declaró programas de colaboración. Sin embargo, el apoyo binacional también se desarrolla en el ámbito educativo.

Panorama general

El consejero de Asuntos Científicos y Tecnología de la Embajada de la Federación de Rusia, Isaev Vsevolod Yurievich, platica en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt que el convenio cooperativo se actualiza bianualmente con efectivos programas de ciencia y tecnología.

A lo largo de los últimos cinco años se han realizado más de 20 proyectos, dentro de los cuales los más importantes son la creación de satélites pequeños para el monitoreo de la superficie terrestre realizados entre la Universidad Estatal de Moscú Lomonósov, el Instituto de Investigaciones Físico Nucleares de Scobelcin y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), simulaciones matemáticas y experimentales de los procesos biológicos realizados por la Universidad Estatal de Moscú Lomonósov y una universidad poblana.

Otros ejemplos son el desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico y curación de las enfermedades oncológicas por la Sucursal Siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia y la UNAM, y la creación de métodos matemáticos aplicables para el análisis de grandes sistemas computarizados creados por el Centro de Cálculos de la Academia de Ciencias de Rusia y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).

Proveniente de esto se lograron resultados importantes obtenidos de los satélites pequeños como el monitoreo terrestre para el control de las pérdidas económicas en la transportación de petróleo y gas. “La mayor atención se brinda al desarrollo de las relaciones técnicas bilaterales en las áreas de alta tecnología. El potencial considerable de la cooperación Rusia y México consiste en las investigaciones y el uso del espacio con fines pacíficos”, comentó el consejero.

En 2013 fue lanzado el satélite de comunicaciones mexicanas Satmex 8. Actualmente, expertos de la Agencia Espacial Federal Rusa Roscosmos y la Agencia Espacial Mexicana (AEM) trabajan en un acuerdo intergubernamental sobre cooperación de la exploración y utilización pacífica del espacio ultraterrestre.

“Un enorme potencial está concentrado en el uso de energía nuclear con fines pacíficos y la realización de proyectos científico-técnicos. Gracias al convenio correspondiente, ratificado en julio de 2015, se obtuvo un gran impulso para el desarrollo fructífero y mutualmente ventajoso. Las relaciones entre Rusia y México en el área de ciencia y tecnología tienen gran potencial y perspectivas amplias para la cooperación”, concluyó el  consejero.

Educación rusa para los mexicanos

Rusia ofrece la posibilidad de que jóvenes mexicanos realicen sus estudios de maestría, doctorado, especialidades, cursos de idiomas e incluso cursos de verano enfocados en diversos temas. Esto a través de la Asociación Latinoamericano Rusa (ALAR), fundada en 1999 en Perú. Su objetivo es vincular las instituciones educativas de América Latina con Rusia para ofrecer la oportunidad de estudiar en este país y obtener una formación de calidad para crecer y desarrollarse profesionalmente.

ALAR surgió de la necesidad de informar a los latinoamericanos sobre los programas, instituciones y calidad de la educación rusa, pues la falta de conocimiento en esta zona era grande. Tiene convenios con quince de las mejores universidades rusas reconocidas nacional e internacionalmente y ofrecen la posibilidad de cursar sus estudios en ruso o en inglés; también existe la posibilidad de realizar cursos de idioma ruso como antecedente para ingresar en algún posgrado, hecho que añade más posibilidades de realizar sus estudios.

Actualmente tiene oficinas en seis países latinoamericanos: Colombia, Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú, México y también en Estados Unidos. A nuestro país llegó hace apenas dos años; sin embargo, el interés de los mexicanos es importante y se ha sabido aprovechar.

“Tenemos mucho progreso, éxito e interés. En enero se fueron nueve mexicanos entre alrededor de 50 latinoamericanos que viajaron a Rusia. En marzo próximo más alumnos mexicanos y latinos viajarán. En la Universidad Aeroespacial de Samara (SSAU, por sus siglas en inglés), hay dos chicos mexicanos que están en procesos de investigación de proyectos científicos junto con rusos”, cuenta la licenciada Natalia Smirnova, representante de ALAR en México.

Hay mucho interés en el país, pues se han realizado conferencias y ALAR se ha acercado a varias universidades, “acabamos de firmar un convenio de colaboración con la UNAM, a través del cual le ofrecemos directamente una cantidad de becas para cursos de verano. Y también se está trabajando para formular convenios con otras universidades no solo de la Ciudad de México”, agregó.

ALAR ofrece costos reducidos y becas de hasta 100 por ciento, acuerdos con las universidades para ofrecer financiamientos y ubicación, residencia y manutención alimentaria de los estudiantes visitantes en Rusia, además de proveer el seguro médico local. Cada año, distintas universidades ofrecen becas para asistir a cursos de verano temáticos de gran nivel. Sin embargo, los gastos de traslado del país de origen, corren por parte del interesado.

Las tres áreas del conocimiento con mayor demanda por los estudiantes que quieren viajar a Rusia para recibir educación son la medicina y sus especialidades, distintas ingenierías como aeronáutica y espacial, y las ciencias sociales como economía y relaciones internacionales.

“Nosotros queremos darle oportunidad a todos, queremos que todas las becas se ocupen. Nos interesa cooperar para que en México los estudiantes que están terminado sus estudios de preparatoria y los profesionistas que han terminado su carrera tengan opciones de crecimiento de poder ingresar a las mejores universidades y tener oportunidades de estudios en el extranjero”, concluyó la representante.

CONDOR ruso y mexicano Un proyecto que lleva varios años de trabajo por parte de la Unidad de Alta Tecnología (UAT) de la UNAM es la creación de un microsatélite denominado CONDOR, que ha sido desarrollado en colaboración con el Instituto de Aviación de Moscú (MAI, por sus siglas en ruso), el Instituto de Investigaciones Cósmicas y la empresa de ciencia y tecnología espacial rusa Lavochkin. La tarea del CONDOR es la investigación de precursores ionosféricos de terremotos y percepción remota terrestre. La razón de que su misión sea esta es la locación que México ocupa en el mundo, es decir, su ubicación en una zona de gran actividad sísmica, lo que ofrece una oportunidad para el desarrollo de investigaciones en los precursores sísmicos ionosféricos, algo que ayudaría a prevenir desastres y la pérdida de vidas humanas. La detección de precursores eléctricos y electromagnéticos días antes de grandes terremotos permite conocer aproximadamente la locación de los epicentros y magnitudes, por lo que su monitoreo es altamente funcional en la prevención. Es así que con el uso de tecnología satelital, es decir, con CONDOR, la vigilancia de las condiciones en la ionósfera sería factible. Además provee el intercambio de conocimiento y tecnología de Rusia a México en un área en la que ese país tiene gran tradición y excelencia. Se espera que el satélite CONDOR sea lanzado muy pronto, un proyecto que además ha despertado el interés de otras entidades rusas en la investigación mexicana, informa un investigador del proyecto y académico de la UAT, el doctor Carlos Romo Fuentes. Las posibilidades de trabajo y colaboración México-Rusia son cada vez mayores por el número de estudiantes e investigadores interesados en participar unos con otros.

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