José Matías Romo: experto en educación
Por Tomás Dávalos
Aguascalientes, Aguascalientes. 9 de junio de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- José Matías Romo Martínez se ha dedicado a realizar estudios relacionados con el área educativa durante los últimos 15 años, es candidato a ingresar al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), estudió la licenciatura en psicología en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) y es doctor en ciencias por el Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
Se considera a sí mismo una persona que ha tenido la oportunidad de pasar su vida entera en el interior de las aulas, “nunca he salido de la escuela, desde que entré al preescolar y hasta la fecha”, lo cual le ha dado la oportunidad de sumergirse en temáticas como las evaluaciones educativas, los jóvenes y la moral.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el hoy director de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), habla sobre su formación educativa, los acercamientos que ha tenido con la investigación educativa y la fascinación que le ha provocado haberse visto rodeado toda su vida de actividades escolares.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo surgió tu interés en la educación?
José Matías Romo Martínez (JMRM): Realmente lo que siempre me llamó la atención desde que estaba chavito era la cuestión de la educación, nunca me vi como maestro en una primaria, pero sí me llamaba la atención la educación. Mi papá fue maestro en un CBTIS, entonces yo lo veía y a mí me llamaba la atención ser maestro, aunque yo no sabía bien a bien por dónde.
Ingresé a la maestría en educación en la UAA, yo no sabía que tenía un corte en investigación, pero de ver el plan de estudios con materias como historia de la educación en México y sociología de la educación, dije: “bueno, pues aquí voy a cosas de educación, pues vamos a ver”. Yo ni siquiera tenía los referente de quiénes estaban en el Departamento de Educación, de cuáles eran sus trayectorias, ya cuando entré al posgrado me doy cuenta que son gente que son referentes a nivel nacional, estamos hablando de Felipe Martínez Rizo, Margarita Zorrilla y un montón de gente más.
Entonces eso hizo que todavía me llamara más la atención y como que le agarré el gusto a trabajar en la universidad, yo ya veía lo que hacía la gente de la universidad, en su cubículo, las investigaciones, dar clases, y la verdad es que eso me llamó la atención. En el último semestre de la maestría empecé a dar clases en la universidad, y a partir de entonces y hasta la fecha yo sigo dando clases.
AIC: ¿Y cómo diste el paso a la investigación?
JMRM: Desde la carrera en psicología hubo algunas materias que iban enfocadas a que hiciéramos pequeños proyectos de investigación, y a mí eso me latía, yo creo que de joven yo era como que "de cuadrícula chica", y entonces era muy esquemático, muy ordenadito, muy limpio. Esos hábitos, ahora lo veo ya en retrospectiva, son como muy propios de la ciencia o de la academia, o es lo deseable al menos, y yo ya los traía de formación en la casa.
Cuando llego a la maestría, por la forma y la lógica de organización, pues a mí me gustó esa forma de trabajar, tener que ir a consultar textos, documentarte en un tema. En el caso de mi maestría, hice la tesis en desarrollo del juicio moral y todo el asunto de la identidad de los jóvenes en la prepa.
Entonces yo veía que la gente que estaba ahí en educación, que eran mis maestros, tenían asistentes de investigación, y esos asistentes iban a hacer aplicaciones de cuestionarios a las escuelas, iban a hacer observaciones, transcribían cosas, trabajaban con bases de datos, entonces yo empecé a hacer eso y me empezó a gustar.
AIC: ¿Cuáles fueron tus experiencias como asistente?
JMRM: Estuve como asistente del profesor Bonifacio Barba, uno o dos semestres estuve trabajando en el mismo cubículo con él, entonces hacía los mandados desde “ve a sacar estas copias”, hasta rollos de revisar capítulos de un libro que se publicó, fue una etapa donde yo empecé a asistir a congresos, ponencias o conferencias.
A veces yo presentaba las ponencias y esa parte de querer dar resultados en investigación, de querer fundamentar lo que estabas diciendo, de que te realizaban preguntas y no supieras qué contestar (...) te llevabas eso como aprendizaje.
AIC: ¿Cómo diste el paso de asistente a iniciar tus propias investigaciones?
JMRM: Yo creo que esa separación es difícil, no sé si alguien la pueda hacer, es decir, yo cuando estaba en la licenciatura empecé a analizar algunos asuntos, llegué a la maestría y me metí al desarrollo del juicio moral, era asistente de Bonifacio y estaba en ese asunto, de manera natural empiezas a leer y a documentarte en sus líneas de investigación y no andas buscando tanto en otros lados, o sea, sí leía de otras cosas pero no tanto. Entonces se da la oportunidad de irme a estudiar el doctorado en ciencias con especialidad en investigación educativa en el Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav.
Cuando llego al doctorado, yo venía del desarrollo del juicio moral, trabajar con estudiantes de preparatoria, pero llegué con Eduardo Weiss, él tiene una línea de escuela y jóvenes, así la denomina, y tiene que ver con estudios de bachillerato, con estudiantes sobre todo, entonces de manera natural yo me insertaba con él porque yo ya venía manejando ciertas cuestiones, pero al llegar con Eduardo yo tenía un enfoque muy psicológico por mi misma formación. Eduardo es muy sociólogo, dice él “del viejo cuño”, entonces tuve que dar un doble salto hacia cuestiones más sociológicas y más cualitativas, hermenéuticas, interpretativas.
Eso, a la larga, me resultó muy útil porque yo digo que el investigador típico va a mantener siempre un sesgo natural hacia lo cuantitativo o lo cualitativo, formas de hacer diferentes investigaciones, pues yo tuve la posibilidad de formarme en las dos líneas.
De manera natural llego al doctorado, trabajo las cuestiones de escuela, aunque mi trabajo de tesis del doctorado no lo hice con estudiantes de bachillerato sino con estudiantes que van ingresando a la universidad. Como yo estaba trabajando en la universidad y tenía pocos años de haber egresado, ahora como investigador en formación ver la vida de otros chavos universitarios, sus preocupaciones, sus proyectos de vida, cómo los van tejiendo, pues para mí fue genial.
Entonces, cuando a mí me preguntan: “¿cuál fue tu línea de investigación?”, pues yo puedo decir que es la de jóvenes y escuela, me interesa mucho esa parte: de dónde vienen, cuáles son los motivos por los que están aquí, qué los lleva a continuar a pesar de muchas adversidades, cuándo toman la decisión de mejor irse. Esa vida, entre juvenil y escolar, eso me llama mucho la atención porque mi formación psicológica me da herramientas de escucha y de atención que te permite conocer algo que a veces no está tan en la superficie de la gente.
En la modernidad que vivimos, la juventud es un tesoro, es una categoría muy importante, quizá para mí es algo valioso socialmente conocer qué es eso de la juventud, y si a mí me gusta la educación, qué mejor que explorar las juventudes desde el punto de vista educativo.
Cuando terminé el doctorado trabajé seis meses en el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa, cuando tenía oficinas aquí en Aguascalientes, entonces otra área de la educación que a mí me gusta es la de evaluación educativa.
AIC: ¿Qué experiencia te ha dejado estar siempre inmerso en el ámbito educativo?
JMRM: Yo creo que vivir siempre en la escuela me ha permitido vivir en una especie de burbuja que tiene sus modelos, sus teorías, sus explicaciones propias de la vida, y que tal vez eso me ha dado tranquilidades y seguridades ante la propia vida, formas de organizar mi vida personal. Yo no podría desligar mi vida escolar de mi vida personal, porque siempre ha sido en las escuelas, como estudiante, como maestro, entonces he pasado de ser asistente universitario a ser investigador del SNI, me ha tocado jugar diferentes roles dentro de la burbuja, lo cual para mí ha sido muy divertido.
José Matías Romo Martínez |
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