El jardín de las radiaciones
Por Tania Robles
El Instituto de Física de la UNAM, fundado en 1939, actualmente cuenta con tres aceleradores Van de Graaff en su Departamento de Física Experimental, sin embargo el origen de estos instrumentos tiene tintes de historia de un México que entusiasta, pretendió y logró desarrollar cada vez más su ciencia e investigación.
Este tipo de aceleradores de partículas fueron diseñados por Robert Van de Graaff y tenían como objetivo lograr que un conjunto de partículas fueran transportadas a través de un tubo de descarga a altas velocidades, aparato que permitía a los investigadores estudiar el núcleo atómico de elementos ligeros, un tema bastante concurrido por la ciencia en esa época. El primer acelerador Van de Graaff le fue vendido a México por la empresa High Voltage Engineering Corporation la cual comercializaba estos instrumentos desde 1946 y fue propiedad de Robert Van de Graaff, Dennis Robinson y John D. Trump, quien fuera tío del presidente actual de Estados Unidos.
En 1950, la UNAM adquirió su primera acelerador Van de Graaff con apoyo del gobierno mexicano y del presidente de México Miguel Alemán. En esos momentos, el país se encontraba actualizado en cuanto a infraestructura científica pues contaba con uno de los 87 aceleradores, de los cuales 69 pertenecían a Estados Unidos, 17 a países europeos y uno a México, siendo el único en Latinoamérica.
Esto permitió que México comenzara su participación en la era de la ciencia nuclear y el uso pacífico de la energía nuclear liderada e impulsada por personajes emblemáticos de la ciencia en el país como Nabor Carrillo, Carlos Graef, Alberto Barajas y Manuel Sandoval Vallarta.
En 1951, el acelerador Van de Graaff del Instituto de Física de la UNAM -ambos primeros en su clase-, fue instalado en un laboratorio aislado rodeado perimetralmente junto con un jardín, con acceso solo autorizado y personal militar en la entrada, pues se pensaba generaba radiaciones peligrosas, llamado así el Jardín de las Radiaciones.
Fuentes: El Acelerador Van de Graaff en la incursión de México en la ciencia de lo nuclear.
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