La sucia historia de tu basura
Por Amapola Nava
Te tocó sacar la basura en tu casa, así que te decides, tomas aire, pones cara de asco y aguantas la respiración mientras corres hacia el contenedor o hacia el camión de basura sosteniendo con dos dedos la bolsa que sacaste de tu casa.
Aliviado te deshaces del maloliente paquete y crees que el problema se acabó, esa bolsa de basura ha desaparecido de tu vida.
Pero eso no es verdad, si vives en la Ciudad de México, esa bolsa de la que te deshaces cada semana, junto con las otras millones de bolsas de los capitalinos, necesitan de 3 mil millones de pesos de tus impuestos para ser manejadas.
Una vez que sale de tu casa, tus desechos pueden irse a un vertedero, a un centro de reciclado o a un centro de compostaje. Si no separaste tus residuos, se creará una mezcla de restos de comida y materiales reciclables, que producirán mal olor y ya no podrán ser reutilizados.
Este revoltijo maloliente es a lo que se le conoce como basura, y terminará en un relleno sanitario emitiendo grandes cantidades de gases contaminantes como el metano, el dióxido de carbono y los compuestos orgánicos volátiles, estos últimos parte del problema de las contingencias ambientales de los meses pasados.
Además, si los rellenos sanitarios no son manejados correctamente pueden generar líquidos contaminantes, llamados lixiviados, que escurren y contaminan el subsuelo y las aguas subterráneas.
Por el contrario, si separas tus residuos materiales como papel, cartón, vidrio, botellas de PET), periódico, metales o tetrabriks podrán ser reciclados, y los residuos orgánicos composteados para producir tierra fértil.
Así que ya sabes, si quieres ayudar a aminorar el problema de la basura separa tus residuos en orgánicos, inorgánicos reciclables e inorgánicos no reciclables.
Fuente: Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México SEDEMA.
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