Los físicos se arrepentirán de haber destruido el mundo
Por Verenise Sánchez
Detrás del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) hay muchos mitos, pues mucha gente aseguraba en 2009 que con la energía que ahí se produciría se formaría un agujero negro inestable que acabaría absorbiendo todo el planeta Tierra y, luego, probablemente, el Sistema Solar.
La falta de conocimiento y el surgimiento de rumores mal intencionados dieron pie a que la gente se manifestara en contra de este proyecto, considerado como el más grande y ambicioso de toda la historia.
Durante una charla que ofreció recientemente en el Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de la Información y Comunicación (Infotec), el doctor Gerardo Herrera Corral, científico mexicano que participa en dicho proyecto, relató la una anécdota de la inauguración del LHC.
Ante decenas de personas de todas las edades, el investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) narró que cuando se inauguró el LHC en 2009, él fue uno de los científicos privilegiados en ser invitados a la ceremonia oficial.
Recordó que él llegó muy temprano para no perderse ni un detalle de ese histórico día. Estacionó su carro del otro lado de la calle y caminó hacía las instalaciones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) en donde se realizaría la ceremonia protocolaria.
Al cruzar la calle se encontró con una señora, que a decir del doctor Herrera vestía de manera extravagante y a manera de manifestación contra la inauguración de del LHC escarbaba en los jardines y plantaba flores, asimismo pintó en el suelo la siguiente leyenda: “Los físicos se arrepentirán de haber destruido el mundo”
Al ver esta leyenda, el doctor no supo si reír o llorar, lo primero porque “evidentemente el LHC no destruirá el mundo, esas colisiones que nosotros hacemos en el experimento, suceden de manera natural todos los días, todo el tiempo y son mucho más violentas”.
Pero los científicos tienen que generarlas de manera controlada para poder estudiarlas y entenderlas.
Y no supo si llorar porque muchas veces los mitos y las desinformación tienen mayor “validez” para la sociedad que los hechos estudiados y comprobados de manera científica.
Así que llamó a ser más juiciosos ante lo que vemos y escuchamos, así como a desarrollar un pensamiento más crítico y una cultura científica.
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