Darán voz a desplazados por obras de infraestructura
Por Ana Luisa Guerrero
México, DF. 12 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Con el propósito de develar los impactos negativos que provocan, a mediano y largo plazo, las grandes obras de infraestructura en nuestro país, el doctor Carlos Domínguez Virgen realiza una investigación de campo para recopilar las historias orales de cientos de afectados, 25 años después de haber abandonado sus comunidades.
Bajo el título Historias de vida en torno a los procesos de desplazamiento forzado por proyectos de desarrollo, y respaldada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la pesquisa del profesor del Instituto de Investigaciones Dr. José Luis Mora –que pertenece al Sistema de Centros Públicos de Investigación (centrosconacyt.mx) del Conacyt– desarrolla un arduo trabajo de análisis cualitativo de los pueblos desplazados de Hidalgo y Querétaro por la construcción de la presa en Zimapán, realizada a principios de la década de los años 90.
El doctor en Desarrollo Internacional por la Universidad de Oxford, quien analiza desde hace 15 años el tema de los megaproyectos desde distintas perspectivas, adelantó que sus hallazgos propondrán diversos temas a los tomadores de decisiones públicas en México a fin de minimizar los efectos sociales, culturales y hasta psicológicos que presentan los miles de desplazados.
En entrevista, el candidato al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) resaltó que en los modelos de gestión de estas obras de desarrollo es necesario anteponer los impactos negativos para las minorías afectadas, pues hasta ahora se desarrollan en función de los beneficios a las mayorías, por lo que debería respetarse el derecho a la consulta, a una compensación justa e incluso que los afectados participen de los beneficios del proyecto.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿De dónde surgió este proyecto de investigación?
Carlos Domínguez Virgen (CDV): He trabajado el tema de megaproyectos de infraestructura, son iniciativas muy controvertidas que son las iniciativas de desarrollo por excelencia, en el sentido de que pueden tener efectos muy positivos pero a la vez muy negativos. He estudiado distintos aspectos, desde cómo se toman las decisiones en la política pública, hasta cómo surgen los movimientos sociales que se oponen.
En los últimos dos años he trabajado el tema del reasentamiento involuntario, que es uno de los efectos más nocivos y que está en las agencias de cooperación internacional y de financiamiento del Banco Mundial (BM), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de otras agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y la razón por la cual es tan importante el tema del desplazamiento es porque tiene impactos muy fuertes en el largo plazo.
AIC: ¿A qué tipos de impactos se refiere?
CDV: Se afectan distintos derechos humanos y es un cambio en la trayectoria de desarrollo de una comunidad, no es simplemente construir un aeropuerto, una carretera o una presa; no es nada más el terreno donde la voy construir y su adquisición, sino que implica la reubicación de la comunidad, el que a veces se destruyan las redes sociales y comunitarias, sus formas de vida tradicionales, y los efectos no se ven inmediatamente sino en 20 y 30 años.
Hay estudios realizados que muestran que una comunidad que ha sido reubicada por un proyecto de desarrollo puede tardarse entre 10 y 30 años en recuperar sus niveles de vida, si es que alguna vez los recupera.
AIC: ¿En qué consiste la investigación?
CDV: Estoy recogiendo algunos casos de estudios, que son muy pocos, que en su momento fueron considerados exitosos en términos de la reubicación de la comunidad; exitosos porque hubo participación de la cooperación internacional, hubo un monitoreo, negociación con las comunidades; hubo, digamos, dotación de tierra en algunos casos, construcción de viviendas en lugares alternativos, se hizo un esfuerzo por controlar el desplazamiento.
Pero como los impactos no se ven hasta 30 años después, lo que estoy haciendo es un análisis retrospectivo para ver, 25 años después, cómo vivieron el desplazamiento, cómo se adaptaron, qué estrategias utilizaron, qué obstáculos tuvieron en el camino, qué efectos nocivos o que impactos negativos tuvieron lugar en el largo plazo y que no fueron identificados originalmente como parte de la planeación.
La idea es utilizar técnicas de historia oral para recopilar los testimonios de esta gente y que nos cuenten su vida, es un tema meramente cualitativo, e ir identificando en los testimonios estos impactos negativos.
AIC: ¿Dónde se podrán consultar estos materiales?
CDV: Estas entrevistas van a ser incorporadas al archivo de la palabra del Instituto Mora para que sean consultadas por cualquier persona. Otro propósito es aprender cosas que no sabíamos y hacer recomendaciones muy concretas para la política pública, el ver cómo mejorar la planeación y gestión de los proyectos, principalmente los de infraestructura y desarrollo, para minimizar los efectos negativos, para hacer un mejor manejo de la reubicación, si esta es necesaria, y hacer recomendaciones en general.
AIC: ¿En qué parte de la investigación están trabajando?
CDV: Hasta ahora hemos hecho tres cosas: una revisión exhaustiva de la literatura en términos del manejo del desplazamiento por parte del BM y recomendaciones de la Unión Europea. Luego hicimos una revisión académica sobre qué otras investigaciones similares se han hecho, hay mucha aplicación de historia oral a temas de migración en general, pero en el tema del desplazamiento por proyectos de desarrollo hay solamente dos trabajos en el mundo.
Además, hicimos una primera documentación de los casos de estudio en términos monográficos, uno es la Presa Zimapán, que es el único caso conocido donde hubo una restitución de tierra, una negociación con las comunidades, y una participación activa del BM; empezamos a hacer ya algunas entrevistas y trabajo de campo, llevamos recopiladas alrededor de 20 entrevistas.
AIC: ¿Qué otros proyectos de desarrollo abordan?
CDV: Queremos trabajar el Tren Suburbano, que es más reciente y diferente, porque ahí hubo una negociación con unas 300 familias que habían invadido parcialmente el derecho de vía y se hizo con los actores locales (sin participación internacional), y se logró un acuerdo de darles una compensación a las familias afectadas. Nos ha costado más trabajo porque aquí no está como en Zimapán, que es gente que fue reubicada, sino que en esta ha sido más difícil localizar porque se dispersaron.
El tercero será una colección de casos que estén sucediendo actualmente, porque también creemos que en el tema retrospectivo se debe entender cómo vive la gente el desplazamiento en el momento que está sucediendo la interacción con las instituciones. Aún no definimos la colección de casos, como la Supervía, el Tren México-Toluca y algunas presas en el norte de México.
AIC: ¿Cuál es el común denominador de estos casos?
CDV: En ellos hay condiciones de pobreza, un tema que confirmamos que lo decían otras investigaciones es que son áreas rurales, con comunidades que viven del autoconsumo con vinculación a los mercados muy baja, y que al ser reubicados no se integran a otras dinámicas.
Otro tema es el psicológico, porque los efectos se manifiestan a mediano o largo plazo, sobre todo en personas de la tercera edad que tienden a sufrir problemas de depresión severa, al punto de dejarse morir.
En el caso de Zimapán ya había un fenómeno de migración, pero con la reubicación la gente ya no trabajó la tierra y se vio forzada a migrar a Estados Unidos, y se volvieron comunidades solo con mujeres, niños y personas de edad avanzada.
AIC: ¿Qué instancias de gobierno deberían atender las recomendaciones que surgirán?
CDV: Toda las encargadas de desarrollo e infraestructura, como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Petróleos Mexicanos (Pemex), la Comisión Nacional de Electricidad (CFE), la Comisión Nacional del Agua (Conagua), así como las instituciones financiadoras del desarrollo como el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), el cual ya empieza a tomar en cuenta estudios de este tipo.
AIC: ¿Qué acciones tendrían que emprender?
CDV: Deben ser receptivos y reconocer que a veces pueden modificar los proyectos, porque si uno es técnicamente mejor, se tiene que justificar y abrir al escrutinio público para que siga siendo el mejor proyecto. Si hay pequeñas modificaciones, puede lograr que en lugar de desplazar mil familias se logre desplazar solamente a 100.
AIC: ¿Se observa un panorama favorable?
CDV: Ha habido una transformación lenta en la manera de pensar, hay consultores que trabajan con las dependencias de gobierno que ya entienden la importancia de tomar en cuenta este tipo de cosas, y ahí ya vamos de gane. Hay gente dentro del gobierno que empieza a tomarlo en cuenta, pero todavía es una transformación muy lenta.
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