Urgente enfocar labor científica a crisis humanitaria: Simone Lucatello
Por Ana Luisa Guerrero
Ciudad de México. 27 de junio de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido que actualmente el mundo presencia el más alto nivel de sufrimiento humano después de la Segunda Guerra Mundial. Ejemplo de ello son, entre otros, los desplazamientos forzados producto de las guerras o de desastres naturales, el hambre, la pobreza y las enfermedades.
Recientemente se realizó la primera Cumbre Humanitaria Mundial en la que se propuso alentar acciones para evitar el sufrimiento, prepararse frente a las crisis y responder efectivamente a ellas.
La comunidad científica y académica internacional formó parte de los trabajos realizados en la ciudad de Estambul, en Turquía, con el fin de contribuir a la generación de conocimiento en torno a las emergencias actuales, las amenazas futuras y las poblaciones afectadas.
El doctor Simone Lucatello, profesor e investigador del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (Instituto Mora) fue uno de los participantes en este encuentro internacional, en el cual —desde la parte académica— se delinearon compromisos para realizar estudios que analicen las formas en que se originan las crisis humanitarias y cómo evolucionan, la manera en que afectan a las personas, instituciones y sociedades, así como las respuestas que se generan.
El también director de Vinculación de este centro público de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) comparte con la Agencia Informativa Conacyt que la Cumbre Humanitaria Mundial cumplió con el propósito de posicionar estos problemas en la agenda internacional y hacer énfasis en que los estudiosos del tema no solo son actores críticos sino también propositivos en aras de un mejor futuro para el orbe.
Para los académicos de los cinco continentes, la Cumbre sirvió para conocer el impacto de la crisis humanitaria en cada una de las regiones y la forma en que es abordada —tanto por los gobiernos como desde las universidades y centros de investigación—, así como el compromiso que asumen para atenderla.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿En qué consistió la primera Cumbre Humanitaria Mundial?
Simone Lucatello (SL): El 23 y 24 de mayo en Estambul, Turquía, tuvo lugar la primera Cumbre Humanitaria Mundial organizada por la Organización de las Naciones Unidas; se trata de la culminación de un proceso de análisis y discusión de varios años sobre la situación humanitaria mundial.
Estamos frente a una crisis humanitaria global. Tenemos un número superior a los 140 millones de personas que están en condiciones de crisis compleja relacionadas con temas ambientales (refugiados climáticos, como les llamo), de aquellos que están en conflictos de guerra permanente (el caso de Medio Oriente) y otros tantos problemas crónicos ligados al hambre y la pobreza.
Nunca como ahora estamos frente a problemas de sufrimiento de personas en muchos sentidos, pues en las últimas tres décadas ha aumentado entre 30 y 40 por ciento. En el caso de desastres naturales, que es el tema que a mí me interesa, los últimos 20 años hemos tenido el doble de eventos catastróficos y esto ha implicado muchísima presión sobre los países para dar atención a la gente frente a estas emergencias.
El tema empezó a tener mucha presencia mediática con el caso europeo con el problema de los refugiados de Medio Oriente, pero en cada una de las regiones de América Latina, Asia y África hay cuestiones más profundas.
AIC: ¿Cuál es el propósito de que participaran académicos de todo el mundo?
SL: La Cumbre tuvo la idea de posicionar el tema en la agenda internacional y ahí se invitó a alrededor de 60 investigadores internacionales que trabajamos temas humanitarios de diferentes formas.
En nuestro caso, desde el Instituto Mora, lo veo desde la perspectiva ambiental por los efectos del cambio climático y desastres, pero participaron especialistas de las principales universidades públicas y privadas del mundo para tener un posicionamiento, porque se dice que la academia solo critica y no participa; y nos comprometimos a hacer un documento de posicionamiento desde la investigación.
Además fue la ocasión para sentarnos con otros colegas y ver qué estamos haciendo, cuáles son las perspectivas que llevamos desde el lado latinoamericano que también contribuye mucho a la conceptualización del problema humanitario por la violencia y el tema ambiental.
Fui el único investigador de esta región que participó, lo que muestra una situación incipiente en investigación de un tema que es crucial en el continente.
AIC: ¿Se hizo valer la presencia de la academia en una cumbre de este tipo?
Puedes escuchar aquí la entrevista que el doctor Simone Lucatello ofreció a Radio Con Ciencia.
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SL: Últimamente y de manera muy afortunada, la academia está empezando a surgir como un actor importante en los diálogos internacionales donde participan gobiernos, instituciones internacionales y delegaciones políticas; así que ya nos identifican en los foros globales como un actor importante de diálogo, tal y como lo es la participación de la sociedad civil.
Nuestra participación fue para asumir un posicionamiento en los días de las negociaciones, en los cuales pudimos ver cómo iban los temas y a través de los cuales presentamos una declaración de compromisos sobre la Cumbre Mundial Humanitaria.
AIC: ¿Qué compromisos asumieron?
SL: Establecimos seis compromisos. El primero se centra en realizar investigación humanitaria, porque es un campo nuevo; es decir, muchos estudian las emergencias y los desastres desde perspectivas físicas y naturales, pero el tema social y humanitario en torno a los impactos en las poblaciones es un tema que merece más estudio.
Estaban presentes investigadores de diversas disciplinas, por lo que el segundo punto fue investigar los impactos de la Cumbre Mundial Humanitaria en las personas afectadas por emergencia humanitaria, la evaluación del cumplimiento o no de los compromisos adquiridos por los participantes.
En el tercer punto nos comprometidos a desarrollar y adoptar enfoques basados en la evidencia relevante para la investigación humanitaria, y ahí hay un grave problema en torno a estadísticas de desplazamiento porque en el caso humanitario no sabemos cuántos son exactamente.
El cuarto compromiso es investigar, con una postura crítica, quién realiza investigación y educación humanitaria para establecer colaboraciones en las zonas afectadas por las crisis; es decir, trabajar más cerca de las comunidades porque a veces los investigadores hacemos trabajo de gabinete y no tenemos la realidad antropológica y lo que pasa a nivel de campo.
En una quinta instancia nos comprometimos a mejorar el impacto y aumentar el uso de la investigación alentando su perspectiva transdisciplinaria, porque no solamente se trata de un asunto de ciencia o de divulgación.
Finalmente, asumimos proteger la libertad académica, regirnos con ética científica y ser responsables de la investigación que hacemos, la manera en que la realizamos y la forma en que se utiliza.
El punto era entender cómo le estamos entrando cada quien, cada región, y parte de eso fue trabajar con una idea de base común sobre los conocimientos tradicionales y no tradicionales.
AIC: ¿A qué líneas de investigación se comprometieron?
SL: Existen muchas, en estos momentos estamos en plena discusión con los colegas que firmamos el documento para establecer qué sigue tras la declaración. Todavía no tenemos armonizadas las líneas de investigación, pero una de ellas tiene que ver sobre un análisis fino de los datos para entender, por ejemplo, los desplazamientos por violencia y conflictos, así como aquellos relacionados al cambio climático, particularmente aquellos que se dan en zonas costeras.
Otra está enfocada en la atención que se les brinda a las personas afectadas una vez que pasa el evento; y ahí tendríamos que ver temas de salud, de atención psicológica e integración social.
De mi parte estoy trabajando para que México hospede la próxima Cumbre Mundial de Académicos sobre temas humanitarios para promover el caso latinoamericano en la Asociación Internacional de Estudios Humanitarios.
AIC: ¿Se fijaron un plazo límite para concurrir en estos trabajos?
SL: Nuestra participación fue importante para empezar a identificar a nivel internacional quiénes son las personas que trabajan esos temas y arrancar colaboraciones en proyectos de mediano plazo y posteriormente en algunos de largo aliento. De inmediato está, en un par de años, la Cumbre que mencioné y desde ahora habrá que trabajar en esta parte típica de la academia que es escribir, razonar y reflejar los temas a abordar, pero también pensar en los vínculos y las relaciones que existen entre los diferentes campos para entender cómo estamos moviéndonos.
Ahí habría que ver otros actores importantes que no hacen investigación pero que contribuyen a dar evidencia e información, como la Cruz Roja Internacional o las Cruz Roja nacionales, muchas organizaciones no gubernamentales, así como los gobiernos.
AIC: En foros internacionales, ¿qué tanto eco tienen los diagnósticos y propuestas que hace la academia?
SL: El mayor problema es que todo eso suena muy lejano de nuestra realidad, la dinámica establecida de que las decisiones son definidas y tomadas por los jefes de Estado y/o representantes que reflejan su postura y que empiezan a bajar; en ese grado de permear hacia abajo, las decisiones que se toman dependen de muchos factores como la voluntad política.
Hay un problema internacional de credibilidad en las Naciones Unidas, por lo que la Cumbre sirvió para identificar la postura de cada país y de las regiones, así como sus compromisos o ausencia de ellos frente a las crisis humanitarias.
AIC: ¿Qué reflexión harías en torno a la importancia de que la academia sea parte de estos temas?
SL: Somos personas y no podemos estar ajenos a este tipo de afectaciones y de situaciones. Creo que hay un enorme conocimiento de la academia que se tiene que plasmar en este tipo de investigación, porque al ser un tema universal se presta para que cualquier ámbito de la ciencia haga su propia contribución, desde la tecnología hasta las áreas naturales, físicas, sociales y humanidades.
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