Optimizan alimentación de peces con hoja de maíz y cáscara de mango
Por Janneth Aldecoa
Culiacán, Sinaloa. 22 de mayo de 2019 (Ciencia MX).- Científicos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) trabajan en mejorar la alimentación de organismos de interés comercial, como peces o crustáceos, para ofrecer al consumidor final un producto de mayor calidad y alto valor nutritivo.
La doctora Nayely Leyva López se incorporó al trabajo de la doctora Crisantema Hernández, en CIAD Mazatlán. El equipo trabaja en la búsqueda de subproductos, residuos de la industria agroalimentaria y de la industria pesquera, como materiales con potencial para extraer o para obtener compuestos bioactivos que resulten benéficos para la salud de peces y crustáceos.
"La idea es incorporar esos alimentos balanceados a esos organismos. Se trata de funcionales orientados a la acuicultura. El objetivo de incorporar esos alimentos a los organismos es para mejorar su estado de salud. La actividad demostrada es que pueden modular el sistema inmunológico, que les brindan mayor resistencia para enfrentarse a patógenos o infecciones por parásitos, una bacteria o algún virus", explicó Leyva López.
Añadió que se ha demostrado que es posible modular la microbiota del intestino de esos organismos, pues se encuentra muy relacionada con la resistencia a infecciones.
"Va encaminado a mejorar la salud de los organismos, para que, si existe la presencia de algún patógeno, puedan responder de manera efectiva, que no exista riesgo de contagio. El estudio se enfoca en la extracción, identificación de los compuestos, la caracterización de los residuos, ver qué nutriente puede aportar a los organismos y cuáles son los extras, que pueden ser compuestos bioactivos, pueden ser fenólicos, péptidos bioactivos, derivados de proteínas o pigmentos, como los carotenoides".
Hoja de maíz y cáscara de mango
El proyecto integró una tesis de doctorado que propone como residuo la hoja de la mazorca del maíz. Se extrajeron los compuestos fenólicos y se incorporaron en una dieta para tilapia.
"Es importante saber a qué dosis se puede incorporar a la dieta, sin que le haga daño al pez, porque a cierta concentración, pueden ser tóxicos".
Se evaluaron diversas concentraciones y se encontró que no había un efecto negativo en el crecimiento, es decir, los organismos durante el estudio crecieron de manera similar a los organismos alimentados de manera convencional.
"Los organismos lo consumieron bien, por lo que no se adicionó ningún sabor o aroma en este caso".
Leyva López explicó que otra tesis incorporada al proyecto propuso la cáscara de mango como residuo para la alimentación de los organismos.
"La estudiante se percató de que los camarones que se alimentaron con las dietas que tenían los compuestos fenólicos de la cáscara de mango tenían menor contenido de grasa. Los compuestos fenólicos se han relacionado con la ayuda en la reducción de los niveles de grasa, o para bajar de peso".
Los científicos se percataron de que los organismos estudiados presentaban menor contenido graso, lo que representa un gran hallazgo.
El equipo prevé que otro beneficio sea la actividad antioxidante, debido a que también se relacionan las enzimas del sistema antioxidante con el bienestar de los organismos y con una mejor calidad post mortem del filete, en el caso de pescado.
"Con esto se reduce la oxidación de las grasas que tiene el filete. Es otro resultado importante".
Opciones para los consumidores
La investigación, explica la científica, busca dar más opciones a los consumidores. Una alternativa es la de camarones o peces en cultivos a los que se les suministró antibióticos para evitar enfermedades, la opción será un pescado al que se le previnieron enfermedades utilizando compuestos de origen vegetal o natural.
"En este caso, por las tendencias que existen actualmente, el consumidor siempre va a preferir o se inclinará más por consumir pescado que no estuvo expuesto a químicos durante el proceso de crecimiento", dijo Leyva López.
Para este proyecto, los científicos buscan recolectar diferentes subproductos en distintos estados del país y hacer así la caracterización de cada uno de los residuos.
"Estamos buscando los residuos que podemos traer, estudiarlos y ver cuáles tienen mejores propiedades antioxidantes para incorporarlos a una dieta y hacer el ensayo. Nos encontramos en esta etapa".
Si bien el proyecto se enfoca en el bienestar de los peces, los camarones y otros crustáceos, existen muchos estudios en los que se ha documentado que esos compuestos en dietas para humanos tienen un efecto benéfico anticancerígeno y antiinflamatorio, por lo que la idea es llevarlo a la alimentación animal.
"Para el caso de sobrevivencia de los organismos, hay estudios en los que se incrementa el porcentaje de sobrevivencia, por ejemplo, si lo tratas con un antibiótico, tal vez sobreviva 85 por ciento. Si adicionas un compuesto natural, como un compuesto fenólico, puede ser que incremente en 90 por ciento. Se trata de reducir la cantidad de antibióticos o químicos que se utilizan", finalizó.