Agroecología e innovación campesina en el cultivo del maíz
Por Dalia Patiño González
Puebla, Puebla. 21 de octubre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- La milpa no empobrece el suelo, al contrario, lo enriquece y eleva su producción en la siembra de maíz por temporal a diferencia de la de riego, es la conclusión de un trabajo de investigación realizado por el agroecólogo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Miguel Ángel Damián Huato, quien lleva 16 años estudiando el manejo agroecológico de la milpa.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, explicó que en México, 86 por ciento de los productores de maíz siembra bajo condiciones de temporal más de seis millones de hectáreas. No obstante, tanto en la siembra temporal como en la de riego, el manejo de agroquímicos ha derivado en una deficiente producción.
Al respecto, refiere que el rendimiento del cultivo de maíz de temporal de 1980 a 2014 apenas aumentó 660 kilogramos con tecnologías basadas en el uso de fertilizantes agroindustriales, es decir, que en un promedio de 35 años, su crecimiento solo ha sido de 0.82% por año; en cambio, aseguró que con un modelo agroecológico, la producción podría duplicar sus rendimientos en 10 años.
Las formas de manejo en los cultivos
A nivel mundial, el doctor Damián Huato explica que hay tres formas de manejo de cultivos: el convencional, el orgánico y el agroecológico.
La diferencia es que el convencional, que deriva de la llamada Revolución Verde, tiene como característica principal la utilización de agroquímicos y la siembra de híbridos o transgénicos. El manejo orgánico, que generalmente promueven las empresas transnacionales, se caracteriza por sustituir los agroquímicos por insumos como composta e insecticidas orgánicos.
En tanto, el manejo agroecológico, impulsado por organizaciones científicas como Socla (Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología) o Maela (Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe), implica el aprovechamiento de las ventajas que tienen los distintos cultivos que están sembrados de manera asociada para crear complementariedades y sinergias entre sí.
“Por ejemplo, cuando se siembra maíz y frijol al mismo tiempo en una parcela, el maíz le sirve de tutor al frijol para su crecimiento y la leguminosa, a su vez, le proporciona nitrógeno atmosférico a la tierra, lo que nutre al maíz, es decir, el manejo agroecológico exige que los cultivos se siembren de forma asociada y puede ser desde tres a más de una docena de tipos de plantas en una sola parcela”, explica el doctor Damián Huato, miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Análisis comparativo sobre eficiencia entre productores
Para determinar las ventajas del modelo agroecológico, el doctor Damián Huato señala que se evaluaron las tecnologías aplicadas al manejo del maíz. El objetivo de la investigación en una primera etapa (2002-2009) era medir cuánta tecnología recomendada por el INIFAP (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias) era utilizada.
En una segunda etapa (2010-2016), se agregaron otros dos otros objetivos: diseñar modelos de intervención agroecológicos a fin de identificar a los productores más eficientes y el patrón tecnológico utilizado en el manejo de la milpa, proponiendo su transferencia a los productores que registraban menor productividad.
“Es un patrón tecnológico acorde con las condiciones en que viven y manejan el maíz los productores, que revalora la milpa como uno de los sistemas agroecológicos eficaces para mejorar la productividad”, añade.
Entre los parámetros considerados para esta investigación está el nivel de productividad por hectárea, además otras características como la fecha de siembra, distancias entre surcos, pendiente de suelos, profundidad, aplicación de fertilizantes, número de campesinos que intervienen en el cultivo, entre otras.
Cómo funciona la agroecología
Para el agroecólogo Damián Huato, el campo mexicano necesita volver a escuchar los saberes ancestrales de los campesinos, quienes no reconocen las malezas y plagas como tales. El argumento es que las distintas plantas denominadas arvenses en la agroecología crean un hábitat propicio para el desarrollo de miles de insectos, los cuales forman parte de cadenas tróficas, que crean un equilibrio biológico dentro de la milpa, por lo que el campesino utiliza poco insecticida para el combate de plagas. Además, las arvenses generan cientos de kilogramos de materia orgánica que será reciclada por los microorganismos que existen debajo del suelo para la formación de humus y de nutrientes que serán absorbidos por la planta.
La diferencia entre el policultivo o manejo agroecológico con el monocultivo es que este último necesita de grandes cantidades de agroquímicos, ocasionando la generación de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático, además de la contaminación de suelos y aguas.
La seguridad alimentaria
El investigador Damián Huato, miembro de Socla desde 2010, indicó que lo que sigue a esta investigación, después de crear los modelos de intervención agroecológica, es promover su transferencia para incrementar los rendimientos hasta en un 50 por ciento, un aspecto relacionado directamente con la seguridad alimentaria.
Agregó que en promedio una familia rural requiere de dos mil 500 kilogramos de maíz al año para tener seguridad alimentaria y en los municipios analizados en Puebla, apenas 15 por ciento de los productores la tiene, ya que en promedio cosechan 746 kilogramos al año.
Finalmente, añadió que parte de estas investigaciones se ven reflejadas en el libro Utopística agroecológica. Innovaciones campesinas y seguridad alimentaria en maíz, que escribió junto con el doctor Víctor M. Toledo, presentado el 29 de septiembre en el Museo Nacional de Culturas Populares en la Ciudad de México.
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