Desabasto rural y seguridad alimentaria
Por Margarita Blanco
Morelia, Michoacán. 27 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- El doctor Dante Ariel Ayala Ortiz es jefe de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), profesor investigador de la misma y coordinador del cuerpo académico consolidado Estudios Multidisciplinarios sobre Desarrollo, Ambiente y Sustentabilidad.
Fue coordinador general de cuatro estudios nacionales sobre abasto alimentario en el sector rural en el país en 2009, 2011, 2013 y 2015 para la paraestatal Diconsa, en los que se analizaron cuáles son los determinantes de este fenómeno y cuál la participación social en el mismo. Estos estudios abarcaron trabajo de campo en más de 300 localidades de 26 estados y para realizarlos se elaboró una metodología propia. En Michoacán, desde el año 2010, mantiene el proyecto de investigación Abasto y seguridad alimentaria en Michoacán, apoyado por la UMSNH, estudio con el cual se ha levantado información en más de 120 localidades.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo se puede entender el desabasto rural?
Dr. Dante Ariel Ayala Ortiz (DAAO): En el contexto de los estudios que realizamos, el desabasto rural se puede entender como la falta de acceso a productos básicos en el hogar, que ha definido la paraestatal Diconsa conjuntamente con el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, algunos de ellos son alimenticios, como maíz, frijol, arroz, lentejas, café y sal, latería como atún y sardinas, y otros son de higiene personal, como jabón de tocador y otros productos de limpieza, es el caso del detergente para lavar ropa.
Esta paraestatal surte estos productos básicos a localidades pequeñas de entre 200 y dos mil 500 habitantes, que se caracterizan por ser de alto y muy alto grado de marginación y por situarse en regiones geográficas de difícil acceso. El objetivo es abastecer poblaciones en donde no hay una tienda de abarrotes que surta lo básico para los habitantes.
En estos estudios nosotros comparamos el tamaño de la población y el aislamiento geográfico en que se encuentran y pudimos hacer una estimación de la situación que tienen. Se realizó un estimado para 32 mil localidades en el país a donde llega este programa, que son atendidas por 27 mil pequeñas tiendas fijas, 270 almacenes rurales y 31 almacenes centrales, además de múltiples camiones que se mueven de un lugar a otro y en donde las personas pueden comprar alimentos.
Se realizó un diagnóstico por región y por tipo de localidad y se diseñó un sistema de información geográfica, en el que es posible localizar cuáles son las zonas en donde hay mayor desabasto alimentario. Los resultados se han dado a conocer al público en la página www.diconsa.gob.mx/ y permitirán aplicar políticas públicas muy directas para atenderlo.
AIC: ¿Cuáles son las causas del desabasto rural?
DAAO: Obedecen a condiciones estructurales y no de coyuntura, no se trata de un fenómeno pasajero.
El factor principal es el aislamiento geográfico en el que se encuentran muchas pequeñas comunidades que se ubican hasta cien kilómetros de un poblado y que no están conectadas a través de carreteras.
En segundo lugar, se encuentra el tamaño de la población, ya que mientras sea menor hay menos servicios, menos actividad económica y no existen pequeñas tiendas porque esta deja de ser una actividad rentable para los particulares; sin embargo, sigue siendo necesaria la provisión.
Un tercer factor que lo determina es la actividad económica y el empleo de las comunidades. En algunos casos se presentan estos tres factores en una misma comunidad.
Un fenómeno que hemos observado recientemente es que la producción local de alimentos va disminuyendo. Anteriormente las personas se dedicaban a la agricultura y la ganadería en menor escala, proveían diversos productos para su autoconsumo; sin embargo, debido a la migración y otros factores, estas actividades han disminuido.
AIC: ¿Cómo influye la participación social para el abasto rural?
DAAO: El Programa de Abasto Rural se basa en una estructura de fuerte participación social y depende de que las personas se organicen y participen en él. Se reúnen en una asamblea, nombran a sus representantes y solicitan que se establezca una tienda de Diconsa en su localidad. Ellos contribuyen con un local o terreno en donde esta se instalará y muchas veces son ellos mismos quienes la construyen, además de que reúnen un capital comunitario básico para iniciarlo, en donde eligen los productos que adquirirán y la fecha de entrega. En tanto, la paraestatal contribuye con el capital mayor para iniciarlo.
Esta asamblea se constituye en un Comité Rural de Abasto que, a su vez, forma parte de uno similar en la región y, finalmente, en uno nacional.
En los estudios realizados se dividió el país en tres zonas, en el norte de México se encuentran las poblaciones geográficamente más dispersas, que es donde hacen más falta estrategias de abastecimiento de productos básicos. En el centro es donde hay mayor estructura en cuanto a comunicaciones, por lo que estas son menos necesarias; mientras que en el sur del país la población se encuentra dispersa; sin embargo, es la zona en donde hay mayor efectividad de este programa, gracias a la cultura que tienen los pueblos indígenas por la participación comunitaria.
AIC: A partir de los estudios realizados, ¿qué se puede hacer para fomentar el abasto rural?
DAAO: Nosotros encontramos que muchas de las tiendas que existen actualmente, que se inauguraron hace quince o veinte años, han dejado de atender a la población objetivo, es decir, comunidades alejadas de entre 200 y dos mil 500 habitantes, las que a lo largo de los años se han ido poblando.
Por lo tanto, a partir de este diagnóstico, es necesario reorientar las zonas en donde se establecerán nuevos expendios y no atender únicamente bajo el criterio de que hay una solicitud, sino tomar en cuenta cuáles son los lugares en donde son más necesarias.
Incluso, sería conveniente que algunas tiendas dejen de ser tiendas comunitarias y se consoliden como tiendas particulares, ya que han cumplido con su función social y pueden sostenerse de manera independiente. De igual modo, hay localidades en donde no hay razón para que esté presente el programa, pues las tiendas comunitarias ya no ofrecen un margen de ahorro para los consumidores y han dejado de servir como un regulador de precios, papel que sí desempeñan en las comunidades alejadas, en las que cuentan con costos preferenciales.
En cambio, es necesario aún abrir nuevos expendios y atender con esos recursos otras comunidades en donde su presencia sigue siendo indispensable.
Sin embargo, es necesario contemplar que el desabasto obedece también a condiciones de pobreza, falta de empleo y bajos ingresos, que van más allá de que en la comunidad exista la oferta de productos; es decir, se trata de la falta de acceso económico para la adquisición de los productos alimentarios básicos del hogar, lo cual, aunado al aislamiento geográfico y a la alta dispersión demográfica, sitúa a las personas en una situación de mayor vulnerabilidad.
Esta obra cuyo autor es Agencia Informativa Conacyt está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.