De larva a crisálida, 25 años conservando mariposas en Quintana Roo
Por Mónica Alba Murillo
Cancún, Quintana Roo. 27 de marzo de 2019 (Ciencia MX).- Un túnel de piedra sombrío conduce a una puerta simulada con cuerdas de gruesas fibras de henequén que revela, al atravesarla, un espectáculo multicolor en vuelo. En medio de un espacio selvático, lleno de luz y ligeras notas musicales de fondo, revolotean cientos de mariposas de brillantes colores y diversos tamaños. Se trata del mariposario en Riviera Maya, Quintana Roo, que conduce desde hace 25 años uno de los programas de investigación, manejo y reproducción de mariposas de mayor éxito en México.
Los mariposarios son espacios cerrados en donde a través del control y monitoreo de temperatura, humedad, vegetación, sustrato y alimentación, mantienen y reproducen ejemplares vivos de mariposas. En la mayoría de los casos, los mariposarios cumplen objetivos de exhibición como atractivo natural.
Adicionalmente, los mariposarios son espacios importantes de educación ambiental en donde a través del contacto directo con estos insectos, se puede aprender sobre las especies que se manejan y sus procesos, como la metamorfosis, conocer el papel ecológico que desempeñan en la naturaleza y entender las relaciones biológicas que mantienen con su entorno.
Asimismo, representan una alternativa viable para conservar las poblaciones de especies que están en riesgo por pérdida de hábitat o para la protección de especies amenazadas. En suma, los mariposarios son laboratorios vivos, en los que se pueden realizar proyectos de investigación sobre la biología, ecología, etología y muchos otros campos de estudio sobre estos insectos y su entorno.
De ejemplares muertos a ejemplares vivos
Los registros de la aparición de los primeros mariposarios se remontan a dos siglos atrás. En la Época Victoriana, se convirtió en una práctica común de estudiosos de la naturaleza el capturar organismos y capullos para su identificación, construyendo colecciones enteras de ejemplares muertos. Dichas colecciones hoy se resguardan en museos de todo el mundo, como en el Museo de Historia Natural en Londres, Reino Unido.
Fue hasta la década de 1970 que en ciudades europeas se inició con la exhibición de ejemplares vivos de mariposas en jardines. Dicha actividad generó tal auge como atractivo que diez años después, se registraban más de 60 exhibiciones de mariposas en todo el mundo. De forma paralela, surgió la cría de mariposas para exhibición como una actividad económica que proveería a dichos sitios de huevos y larvas que posteriormente desarrollan sus etapas adultas en los mariposarios.
En México existen diversas instituciones, tanto públicas como privadas, que manejan mariposarios como parte de sus programas de exhibición, conservación y educación. Tal es el caso del mariposario del Zoológico de Chapultepec en la Ciudad de México, el mariposario Lool Ka´an en Campeche, el mariposario Yeé Lo Beé en Huatulco, el mariposario del Instituto de Ecología en Veracruz, el mariposario del ejido el Águila en Chiapas, el mariposario Le Papillon en Tijuana y el mariposario de Xcaret en Quintana Roo.
El mariposario de Xcaret comenzó su operación en 1994 como una iniciativa de exhibición, conservación y educación ambiental sobre las especies de mariposas nativas de la Península de Yucatán. Se encuentra dentro del parque ecoturístico Xcaret y es manejado por el departamento de conservación e investigación de dicha institución privada. A 25 años de trayectoria, se ha convertido en un referente nacional por su experiencia en la cría y manejo de más de 20 especies de mariposas mexicanas ya que es de los pocos mariposarios en el mundo que logran el ciclo de vida completo de las mariposas, produciendo sus propios ejemplares.
Un laboratorio vivo
Desde sus inicios, el mariposario de Xcaret opera como una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) registrada ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) con su respectivo plan de manejo para las 23 especies de mariposas que albergan.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Karol Sepúlveda González, Coordinadora de Conservación explicó que uno de los principales objetivos del recinto desde sus inicios fue la crianza de los organismos in situ para reducir la necesidad de capturar ejemplares silvestres como pie de cría.
“Al mes, se reproducen cerca de dos mil organismos. A través de los años, nuestro equipo de especialistas ha logrado las técnicas de reproducción y manejo necesarias para la crianza de las especies que alberga el recinto. Desde la identificación de las plantas que les gusta comer, en dónde prefieren hacer sus pupas, cuáles son sus hábitos de reproducción, cómo son las relaciones entre las especies, entre otras, son algunas de las características que hemos podido determinar a partir del aprendizaje diario con estos organismos”, explicó Sepúlveda González.
Las instalaciones del recinto están diseñadas para albergar los cuatro estadios del ciclo de vida de las mariposas: huevo, larva, pupa o crisálida y adulto. En el laboratorio, se resguardan los huevos en pequeñas cajas Petri, identificados por especie, los cuales tienen un tiempo de incubación promedio de 15 a 20 días, dependiendo de la especie. Una vez que eclosionan del huevo, las pequeñas larvas se alimentan del corión o cáscara del huevo de donde obtienen sus primeros nutrientes, principalmente carbohidratos.
“El estado larvario, o lo que conocemos comúnmente como oruga, es la segunda fase del ciclo de vida de las mariposas. Durante esta etapa la larva se dedica al crecimiento, consumiendo nutrientes de su planta hospedera, por lo que son colocadas en las plantas de las cuales se alimentan. Durante esta etapa, las larvas tienen entre siete y ocho mudas de crecimiento, en un tiempo promedio de 20 a 30 días. Hacia la última muda, la larva deja de consumir alimento para dedicarse a la transformación en estado de pupa”, explicó Norma Cámara Uitz, técnico en conservación del mariposario.
“Algunas especies de larvas presentan mecanismos de defensa ante sus depredadores. Por ejemplo, las larvas de la mariposa cometa gigante tiene unos apéndices retráctiles llamados osmoterios que desprenden un olor penetrante y aleja a sus depredadores. La larva de las mariposas morfo azul, cuando tienen un tamaños casi terminal, suelen desprender pelos que pueden llegar a ser urticantes”, comentó Laura Pérez Gómez, técnico en conservación con 14 años de experiencia trabajando en el mariposario. “Desde que llegan en etapa de huevo hasta que salen de la pupa transcurre un tiempo promedio de 30 a 45 días, dependiendo de la especie de mariposa”, agregó.
Transformación completa
Las etapas de larva a pupa y de pupa a adulto son procesos de transformación total característicos de la morfología de estos organismos. Asombrosamente, las larvas tardan un tiempo promedio de cinco minutos en transformarse de larva a pupa o crisálida, una vez que ya se encuentran en su última etapa de muda como larvas. Ya en forma de pupa, la mariposa tardará de 15 a 20 días hasta salir del capullo.
Como estrategia de camuflaje, las pupas adoptan la forma y los colores de apéndices de su planta hospedera – imitando tallos, hojas, o frutos – lo que les permite pasar desapercibidas ante depredadores cuando están en vida silvestre. Las pupas son resguardadas en el área de incubación y una vez que rompen el capullo se da un espacio de algunas horas para que endurezcan sus alas y estén listas para volar.
El área de vuelo libre comprende un espacio de 3 mil doscientos metros cuadrados con vegetación mixta de selva mediana y selva baja, característica de la Península de Yucatán, además de especies de plantas hospederas de las mariposas. En ésta área es en donde los visitantes al Parque Xcaret pueden observar en vuelo libre las mariposas que han sido incubadas, por lo que se pretende que sea un espacio de aprendizaje y sensibilización para el cuidado de estos organismos y sus ecosistemas.
“Nos interesa mantener los procesos de crianza con la mayor cantidad de recursos de su ciclo de vida natural, es decir, queremos aumentar la cobertura de plantas hospederas con flores en el área de vuelo libre para promover su alimentación natural con néctar de flores. Además queremos evaluar la posibilidad de introducir al área de vuelo libre las etapas de alimentación desde larvas lo que pudiera favorecer su adaptación al medio”, compartió Manuel Jiménez, coordinador del mariposario.
El área de vuelo libre está dividida en dos microclimas – zona boscosa y zona selvática – que proveen las condiciones de temperatura, sustrato, vegetación y humedad específicas para las necesidades de las variedades de mariposas que albergan.
En esta área las adultas depositan sus huevos en las plantas hospederas, lo que completa el ciclo de vida de las mariposas. Diariamente el equipo de colaboradores del mariposario realiza dos momentos de colecta de huevecillos para llevarlos al laboratorio y depositarlos en las cajas Petri que les incubarán.
Divulgación y vinculación
Como parte de futuros proyectos, el mariposario pretende ampliar sus líneas de trabajo hacia la sistematización y publicación de sus metodologías y estrategias de manejo para compartirlo con el resto de la comunidad de manejo de vida silvestre. Además están abiertos a generar convenios con instituciones académicas y de investigación para el desarrollo de proyectos específicos sobre mariposas que promuevan el descubrimiento de nuevos conocimientos o técnicas que favorezcan su manejo.
“Consideramos fundamental la vinculación con instituciones académicas, sector social e instancias públicas para la difusión de los conocimientos, así como para la sinergia de estrategias de conservación tanto de especies en riesgo, como de especies nativas de la región. La vinculación con instancias académicas a través de practicantes y tesistas es una oportunidad de aprendizaje en ambas vías, por lo que estamos abiertos a seguir creciendo en conocimientos para el cuidado de estas especies y aportando a su conservación”, puntualizó Sepúlveda González.
En términos ecológicos, las mariposas son tan importantes como las abejas, pues polinizan las plantas. A diferencia de otros insectos, las mariposas dependen de una especie de planta en particular para cumplir con su ciclo de vida, si desaparece dicha planta también desaparecerá la especie de mariposa que se alimentaba de ella. Por tanto, el estudio de mariposas en recintos cerrados como los mariposarios, ha permitido a biólogos y entomólogos conocer más sobre la dinámica de sus poblaciones, interacción con el medio y comportamientos.
¿Sabías que las mariposas…? • Tardan un promedio de cinco minutos en transformarse de una forma de larva a la forma de pupa. • Como camuflaje, la forma de su capullo o pupa adopta la forma de alguna parte de la planta hospedera (tallo, hojas o frutos). • En su etapa de larva poseen unos apéndices retráctiles en la cabeza, llamados osmoterios, que presentan mal olor como defensa ante ataques de sus depredadores. • Las adultas se alimentan principalmente del néctar de las flores de sus plantas hospederas. • En cautiverio, se han detectado comportamientos de canibalismo entre especies y también entre organismos de la misma especie. • Si una larva se siente estresada o no encuentra un sitio de protección para convertirse en pupa, se muere.
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