Qué saber sobre el estrés
Por Carmen Báez
Ciudad de México. 22 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- El estrés es quizá uno de los términos más escuchados en la vida cotidiana: en la escuela, en el trabajo, en la calle, en la casa. A nivel biológico se define como un conjunto de reacciones fisiológicas que preparan el organismo para protegerlo de situaciones amenazadoras o de peligro. En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el estrés como un fenómeno altamente asociado a enfermedades tanto físicas como mentales.
En respuesta a este problema de salud, el Departamento de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM) desarrolló un modelo de intervención breve para el manejo efectivo del estrés, que deriva de la investigación psicosocial y de la práctica clínica, dirigido a profesionales de la salud que están en contacto con personas que requieren de una intervención.
En entrevista, la doctora en psicología del Departamento de Psicoterapia de la Dirección de Servicios Clínicos del INPRFM, María Isabel Barrera Villalpando, explica en qué consiste este modelo de intervención, brinda algunas recomendaciones para controlar el estrés e invita a los profesionales de la salud a sumarse a esta capacitación.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): Aunque se trata de un tema del que se habla mucho, se sabe poco de él, entonces, ¿qué es el estrés?
María Isabel Barrera Villalpando (MIBV): Es un tema del que se habla con mucha ligereza, del que frecuentemente no tenemos claros ciertos conceptos. Es un conjunto de respuestas fisiológicas: cuando se está bajo la respuesta de estrés se agita el corazón, sube la presión arterial, los órganos sensoriales se activan por la influencia de la adrenalina; también disminuye el funcionamiento del sistema digestivo y el sistema urogenital.
Mientras se da una respuesta de estrés ocurren otros fenómenos a nivel emocional. Se experimenta miedo, una emoción que prepara el organismo para defenderse porque se encuentra bajo una amenaza física o psicológica.
El tiempo que dura esta emoción es de 15 a 25 minutos, si después de ese tiempo se mantiene esta respuesta es porque se alimenta de pensamientos que generalmente son ideas distorsionadas. El estrés también incluye respuestas cognitivas, es decir de pensamiento. Específicamente, bajo estrés la atención se dirige al estresor que en ese momento tiene lugar y disminuyen otros procesos, tales como la concentración a otros estímulos, la capacidad de memorizar y la toma de decisiones adecuada.
Ante una amenaza también puede darse la angustia. La diferencia entre esta y el miedo es que el estímulo estresor (objeto, condición o persona que produce en automático una respuesta de estrés) no está presente en el momento. Entonces, la persona recuerda con susto, preocupación algo del pasado, o bien anticipa una situación que puede ser amenazante pero que no ocurre en el “aquí y ahora”.
Además de estas respuestas fisiológicas y emocionales, se aceleran las conductas. Es por ello que al estar estresados caminamos, comemos y trabajamos más rápido, por mencionar algunos ejemplos.
AIC: En los seres humanos han existido siempre estas respuestas fisiológicas en presencia de un estímulo estresor, ¿por qué el estrés se ha convertido en un problema de salud?
MIBV: El estrés es un conjunto de respuestas automáticas y con él venimos equipados como seres humanos para responder adecuadamente ante las amenazas, por lo que es importante tener en cuenta que la primera función del estrés es la supervivencia.
Con toda la modernidad, y aun con las ventajas y el confort de las tecnologías, ha aumentado la cantidad de estímulos estresores. Quizá los hombres primitivos producían una respuesta al estrés para sobrevivir, defenderse de los depredadores y conseguir su alimento, era pura y desaparecía cuando el estresor también lo hacía.
El problema actual es que los estresores son psicológicos ante los estresores externos y objetivos, por ejemplo, que se nos descomponga el carro o porque vamos tarde a un evento, las personas alargamos la respuesta de estrés o la experimentamos frecuentemente, o la vivimos con alta intensidad, produciendo con ello reacciones psicológicas innecesarias o dañinas para el organismo.
Además, cada vez es más frecuente la participación del pensamiento (irracional) sobre la respuesta de estrés. Un estresor no solo es el clima, el calor, el programa Hoy No Circula o el tráfico, también lo es el pensamiento interno que anticipa catastróficamente algo, es decir, cómo percibe el individuo una situación en particular. Esto influirá en la respuesta fisiológica, emocional y conductual del individuo ante el estresor.
AIC: ¿Cómo el estrés afecta la salud del individuo?
MIBV: Hay dos tipos de estrés: el agudo y el crónico. En el primero se experimentan respuestas breves, que se dan ante una situación de peligro, son intensas pero pasan pronto. Cuando el cerebro percibe que ya pasó el peligro y la respuesta cesa, activa el funcionamiento del sistema nervioso parasimpático, para calmarnos y relajarnos.
Cuando estas respuestas al estrés son de menor intensidad pero duraderas, el organismo se mantiene en alerta constante y en activación, esto es lo que llamamos estrés crónico o a largo plazo.
Con estrés crónico se tensan los músculos, hay contracturas y sobreactivación de los órganos sensoriales. Nuestro organismo no está diseñado para sostener una respuesta tan intensa como esta. Es decir, la naturaleza dotó el organismo con estructuras y un funcionamiento para el estrés agudo, no para el crónico cuyo efecto y mal manejo conlleva a enfermar.
Si una persona tiene susceptibilidad genética para el desarrollo de un trastorno de ansiedad y depresión, y además se juntan la vulnerabilidad y los factores detonantes, entonces aparece la enfermedad.
La alostasis es la activación del organismo para recuperar el equilibrio, pero cuando se pasa de una activación natural y proporcionada a una sobreactivación, se denomina carga alostática, que repercute física, emocional y mentalmente.
AIC: ¿Qué propone el INPRFM en respuesta a este problema de salud?
MIBV: Desde hace varios años se trabaja en el desarrollo de modelos de intervención que cumplan el objetivo de llevar de manera accesible y clara y, sobre todo, basada en evidencia científica, la investigación que se ha desarrollado en el Instituto Nacional de Psiquiatría.
Parte del trabajo que hacemos en la clínica y en la docencia es contribuir a la difusión de este modelo de intervención para clarificar estos conceptos del estrés.
Desde hace ya varios años hemos brindado cursos a los profesionales de la salud en los que se enseña desde la perspectiva del modelo cognitivo conductual, a identificar los pensamientos, emociones y conductas insanos para transformarlos en adecuados y sanos.
La información recabada nos da la posibilidad de investigar cómo impactan estos cursos. La idea es capacitar a los profesionales de la salud y, a su vez, ellos apliquen todas estas estrategias con la población con la que trabajan y pacientes. El instituto ha hecho un gran esfuerzo al integrar todo un equipo interdisciplinario que trabaja en el área de las neurociencias, como a nivel de asistencia a los pacientes, y del área de las investigaciones sociales y epidemiológicas.
AIC: Por último, a nivel general ¿cómo controlar el estrés?
MIBV: Muchas veces se habla de eliminar el estrés, pero hay que aprender a manejar o controlar esta respuesta porque siempre existirá. Es inherente a las personas y en todas las etapas de la vida. La terapia cognitivo conductual, además de ayudarnos a reconocer los pensamientos, emociones y conductas que producen la respuesta de estrés, nos brinda técnicas sencillas y muy útiles para manejarlo. Algunas de estas son: la higiene del dormir, técnicas de relajación, técnicas para saber descansar, brindarse recreación, placer, la importancia del apoyo social, entre otras, que fomentan el autocuidado.
¿Cómo capacitarse en este modelo? |
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