La neurobiología del deseo sexual
Por Dioreleytte Valis
Xalapa, Veracruz. 6 de octubre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- El doctor en neurociencias comportamentales Genaro Alfonso Coria Ávila, del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) de la Universidad Veracruzana, se ha especializado en temas de comportamiento sexual y reproducción, con el objetivo de conocer cada uno de los mecanismos neurales inherentes a las conductas sociosexuales.
De acuerdo con el miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), desde el punto de vista biológico existen dos eventos importantes en las especies, el primero corresponde a mantenerse con vida, mientras que el segundo es reproducirse. Esto último se logra a través de un repertorio conductual, que incluye la búsqueda de pareja, cortejo, el acto sexual y formar (o no) vínculos afectivos. Por lo que es importante entender las bases cerebrales de estas actitudes, ya que son relevantes para la salud mental, sexual y reproductiva.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): Desde una perspectiva científica, ¿por qué es importante tener una vida sexual sana y plena?
Genaro Coria Ávila (GCA): El sexo puede tener varias consecuencias importantes para la salud física pero sobre todo mental. El acto como tal, puede reducir el estrés, la ansiedad y producir bienestar. El deseo sexual energiza a los individuos y focaliza su atención y cognición. Si es bien canalizado, puede incluso resultar en expresiones artísticas de gran intensidad y complejidad. Por el contrario, el deseo mal adaptado puede culminar en aberraciones conductuales o patologías psiquiátricas.
AIC: En sus investigaciones, habla de neurobiología y preferencia de pareja, ¿a qué se refiere con ello?
GCA: Existen áreas cerebrales que modulan el deseo sexual por un tipo de pareja. En la mayoría de los individuos de una población el deseo se manifiesta hacia individuos sexualmente maduros del sexo opuesto (heterosexuales), pero también pueden existir variantes hacia el mismo sexo (homosexuales), hacia ambos (bisexuales) o hacia ninguno (asexuales). Mi interés radica en dilucidar las bases neurales de tal diversidad y contribuir así al entendimiento de la neurobiología del deseo.
AIC: ¿Cuáles son los mecanismos neurales que intervienen en la preferencia de pareja e influyen en el comportamiento sexual?
GCA: Nos hemos enfocado en entender el papel de dos neuroquímicos: la dopamina y la oxitocina. Estas sustancias son liberadas en el cerebro de manera natural durante el coito y el estrés. Es por ello que se forman preferencias o vínculos
sociosexuales muy fuertes, con quienes se tiene sexo o con quienes se sufre un evento estresante. En el laboratorio, manipulamos esos neuroquímicos para inducir deseo sexual a través del aprendizaje inconsciente llamado pavloviano.AIC: ¿Podría decirse que el aprendizaje guía nuestras preferencias sexuales?
GCA: Todas las conductas motivadas de un individuo dependen de una combinación única de naturaleza y crianza, es decir de biología y aprendizaje. La primera vez que un joven elige pareja sexual depende probablemente más de mecanismos biológicos organizados perinatalmente o en la infancia. Tal preferencia se irá reforzando o debilitando de acuerdo con las experiencias vividas que producen liberación de neuroquímicos que facilitan el aprendizaje. En ratas de laboratorio, hemos mostrado que la preferencia de tipo heterosexual y homosexual puede aprenderse modulando los neuroquímicos dopamina y oxitocina.
AIC: ¿Qué mecanismos participan en el aprendizaje sexual?
GCA: La dopamina y la oxitocina en la corteza prefrontal, estriado ventral e hipotálamo medial del cerebro son las principales responsables de la alta motivación, la atención, las expectativas y el valor incentivo que se detecta en la pareja con quien se va a tener sexo o con quien ya se tuvo. Cambios en la dinámica de estos neuroquímicos permiten al individuo experimentar emociones y aprender a excitarse más rápido y elegir mejor a su pareja, basado en la predicción de resultados.
AIC: Y en el cerebro, ¿qué sistemas neurales intervienen en este aprendizaje?
GCA: Cuando el cerebro tiene incrementada la actividad de dopamina y oxitocina, es susceptible a aprender, poner más atención, motivarse y formar expectativas. Estas se elevan normalmente durante el coito, pero puede ocurrir con tratamientos farmacológicos. Cuando la actividad aumentada coincide en contigüidad y contingencia con la presencia de alguien, se puede aprender a preferirle sociosexualmente.
AIC: ¿Hasta qué punto influye el aprendizaje en nuestro comportamiento sexual en la vida adulta?
GCA: Cada individuo adulto tiene una preferencia única, es quizá a lo que llamaríamos la pareja ideal. Esta puede incluir características físicas como el color de piel, cabello y ojos, pero también conductuales y cognitivas o creencias religiosas y morales. En conjunto, todas las características de una pareja pueden instruirse y preferirse a través del aprendizaje, modular lo que nos gusta y lo que deseamos a lo largo del tiempo, consolidando o debilitando los tipos de preferencia.
Doctor Genaro Alfonso Coria Ávila Es especialista del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) de la Universidad Veracruzana. Ha sido becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para realizar sus estudios de maestría en neuroetología, en la Universidad Veracruzana, y posteriormente el doctorado en neurociencias comportamentales, en la Universidad Concordia, en Canadá. |
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