CIBO: investigación al servicio de la medicina
Por Montserrat Muñoz
Guadalajara, Jalisco. 13 de febrero de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Desde hace ya más de cuatro décadas, el Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) aporta conocimiento en diferentes áreas de la salud, con la intención de incrementar la calidad de la medicina que se ofrece al derechohabiente.
Este centro fue instaurado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con el objetivo de descentralizar el desarrollo de la investigación en materia de salud, según señaló el doctor José Sánchez Corona, director del CIBO.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el investigador afirmó que la creación del CIBO detonó un polo de desarrollo de la ciencia en el occidente y noroccidente del país.
“La investigación en ciencias biomédicas incrementa la calidad de la medicina que se ofrece al usuario. No se puede entender una buena medicina sin un proceso de investigación, por ello este centro está enclavado en un centro médico. Nuestros primeros usuarios son los hospitales de alta especialidad”, señaló el doctor Sánchez Corona.
El CIBO comprende cinco divisiones, desde las cuales se manejan los diferentes proyectos y líneas de investigación: inmunología, investigación quirúrgica, medicina molecular, neurociencias y genética.
El doctor Sánchez Corona se dijo satisfecho de la alta productividad e impacto que el CIBO ha tenido con sus investigaciones, todas apuntadas a ser de utilidad para el mejoramiento del sistema de salud en México y para beneficio de los derechohabientes.
En sus inicios, el CIBO fue conocido como la Unidad de Investigación Biomédica de Occidente (UIBO), hasta que se tomó el nombre actual en 1981. Ahí laboran 38 investigadores, 37 de los cuales forman parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), a los que se suman otros tres miembros por parte de los equipos de técnicos, químicos y biólogos del centro.
Productividad científica
Localizado entre el Centro Médico Nacional de Occidente y el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), el CIBO es considerado como el centro de investigación biomédica más grande del país. Cuenta además con reconocida reputación a nivel internacional, misma que se ve respaldada con las más de 80 publicaciones anuales —en promedio— emanadas de este sitio, en forma de libros, artículos especializados y de divulgación y capítulos de libros.
Al momento se encuentran vigentes 72 proyectos de investigación, cuyos resultados deberán ser aplicables a la medicina.
“Los proyectos se refieren a buscar marcadores genéticos predictivos antes de desarrollar la enfermedad, pronósticos para ver cómo se va a comportar la enfermedad, saber a qué me voy a enfrentar como doctor, o para que el IMSS sepa a qué se va a enfrentar”, dijo, a la vez que añadió varios de estos proyectos cuentan con apoyo económico por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
“Conocer la estructura genética de la población es muy importante y es donde más hemos impactado. Por ejemplo, hay comunidades aisladas donde hay mucha consanguineidad, entonces es la manera natural de clonar genes y eso nos ha llevado a describir patología en genes que no se conocían”, acotó el investigador.
A lo largo de 40 años, los investigadores del CIBO han diagnosticado y descrito gran cantidad de enfermedades consideradas raras. Algunas de estas son la talasemia, trastorno hereditario de la sangre, y el síndrome de Cantú, mejor conocido como síndrome de hombre lobo. En 2009, el equipo del CIBO trabajó en la identificación molecular de la influenza.
“Llegamos a ser el grupo de trabajo que ha descrito el uno por ciento de la patología conocida como herencia mendeliana en el humano”, afirmó el doctor Sánchez Corona.
Los médicos del CIBO complementan sus trabajos de investigación con consultas hospitalarias y la cátedra, a fin de mantener una cercanía con las necesidades de la sociedad y de preparar a profesionistas de pregrado, especialidades, maestrías y doctorados a los retos médicos de la sociedad mexicana.
Recursos humanos
Para el investigador, quien también forma parte del SNI con nivel III, una característica que define al CIBO es la formación de recursos humanos, por lo cual consideró que el hecho de crear el CIBO significó un gran impulso para la Universidad de Guadalajara.
“Cuando nosotros llegamos había solo un posgrado en la UdeG. Ahora tiene cualquier cantidad de posgrados —nueve doctorados y 16 maestrías—, la gran mayoría dentro del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC)”, comentó.
A decir del directivo, la alta calidad de los profesionistas formados en el CIBO tiene un impacto directo en el desarrollo de la ciencia tanto en la región como a nivel nacional. Asimismo, señaló que una cantidad importante de los egresados se desempeña como investigadores en diferentes instituciones educativas y centros de investigación en el país y en el extranjero, liderando proyectos especialmente en países de Centro y Sudamérica.
Cada año inundan las instalaciones del CIBO alrededor de 100 estudiantes de posgrado, así como quienes buscan realizar su servicio social en proyectos de investigación dirigidos por catedráticos del CIBO. En tanto, el CIBO recibe dos veces por año a un grupo de estudiantes alemanes, a fin de que conozcan las últimas investigaciones realizadas fundamentalmente en materia de genética y medicina molecular.
Futuro del CIBO
Quien desde 1989 se desempeña como director de la institución, celebró que el CIBO cuente con el apoyo de las autoridades y actores políticos para realizar su labor de investigación. El área de influencia del centro abarca los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Colima, Aguascalientes, Zacatecas, Michoacán y Jalisco, entre otros. “Toda esta región se ve impactada por el beneficio de la investigación dentro de la medicina”.
Una de las próximas líneas de investigación a explotar será la medicina regenerativa, para la cual las áreas ya existentes utilizarán sus conocimientos y herramientas. Incluso se planea que pudiese edificarse un espacio exclusivo para hacer medicina regenerativa.
“(Con nuestras investigaciones) buscamos contestar una pregunta y en lugar de contestarse esa pregunta surgen 10. Todavía hay muchas preguntas que resolver y pocas respuestas”, concluyó el director Sánchez Corona.
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