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Una alternativa de intervención para el trastorno límite de la personalidad


Por Felipe Sánchez Banda

Saltillo, Coahuila. 3 de enero de 2019 (Agencia Informativa Conacyt).- Enojado. Pedro siempre estaba enojado, pero era viernes y eso lo ponía de mejor humor, porque sabía que al salir del trabajo, empezaría la borrachera.

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Llegó la hora de salir y, casi corriendo, Pedro subió a su automóvil y arrancó a toda velocidad con música a todo volumen. Se sentía libre de su insoportable trabajo en la industria, por lo menos, el fin de semana. Manejaba sobre el Periférico de la ciudad, tomaría la siguiente salida después de un gran paso a desnivel.

Mientras conducía rumbo a la próxima salida del Periférico, un tipo imprudente a bordo de un auto negro ‘se le metió’ en la fila y casi chocaron. Esto provocó la ira de Pedro que pitó, manoteó y maldijo al inconsciente conductor.

Finalmente, salieron del Periférico y el auto negro siguió a toda velocidad sobre una de las avenidas principales de la ciudad, pero Pedro seguía molesto, demasiado molesto y fue a perseguir al conductor del auto negro.

Ambos manejaban a toda velocidad, rebasando y esquivando automóviles, se pasaron algún amarillo y alguien les reclamó con el claxon pero nada de cuidado. Así siguieron su camino, el auto negro a imprudente velocidad y Pedro tras él lleno de ira y gritando groserías a diestra y siniestra en el interior de su coche.

Llegaron al cruce con Madero, el semáforo estaba en amarrillo, el auto negro apenas lo pasó, Pedro aceleró para alcanzar la luz ámbar también, y pensó que lo lograría, hasta que un tráiler le dijo lo contrario. Pedro murió al instante, lleno de ira y en primera plana de la nota roja. No eran ni las siete de la noche. 

¿Qué es el TLP?

Dentro de la psicología, según la Quinta Edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés), los tipos de personalidad están clasificados en tres grupos: el Grupo A, donde se encuentran trastornos de personalidad paranoide, esquizotípico y esquizoide; en el Grupo B están trastornos como el trastorno antisocial, histriónico, narcisista y el trastorno límite de personalidad (TLP); y finalmente, el Grupo C, que considera el trastorno por evitación, el obsesivo compulsivo y el dependiente, en donde como característica predominante es que suelen ser ansiosos y temerosos.

Especialistas de la maestría en psicología clínica de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec) investigan el trastorno límite de personalidad y estudian alternativas de protocolos de intervención de esta psicopatología.

1-tovar2319.jpgDoctor José González Tovar.“El caso del TLP es una de las psicopatologías que ha tenido un aumento en la epidemiología, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, ha tomado gran interés por la comorbilidad que tiene con otras psicopatologías y otros desórdenes y, sobre todo, por las consecuencias a nivel de comportamiento y a nivel afectivo en las personas”, comentó el doctor José González Tovar, investigador y coordinador del área de Posgrado de la Facultad de Psicología de la Uadec.

El TLP es un trastorno que, usualmente, puede confundirse con otras psicopatologías, lo que hace que sea un trastorno complejo, difícil de diagnosticar.

“Las características principales del TLP son una alteración a nivel conductual y cognitivo, estas personas son muy inestables en el ámbito emocional, en lo que pudiéramos conceptualizarlo como labilidad afectiva. Entonces (dentro de las características), está la labilidad afectiva, la impulsividad, la poca tolerancia a la frustración, generalmente tienen antecedentes de consumo de sustancias como alcohol, tabaco, cannabis, anfetaminas, cocaína, etcétera; múltiples parejas sexuales, abortos, embarazos no planeados, entre otros”, indicó la maestra en ciencias Carmen Guadalupe Herrera Morales, egresada de la maestría en psicología clínica con orientación en intervención cognitivo conductual de la Uadec y psicóloga en el Centro Estatal de Salud Mental (Cesame).

De acuerdo con la especialista, este trastorno es muy complejo y tiene gran relación con conductas disfuncionales del individuo, es decir, aspectos erráticos donde no tiene la capacidad de dimensionar sus acciones.

“Son personas paranoicas, con conductas antisociales, narcisistas muy centradas a la parte de la vanidad, ansiosas y con tendencia a la depresión. Hablamos de niveles potenciales, las personas que no tenemos este tipo de diagnóstico somos más funcionales. Por ejemplo, si me siento triste, puede ser una situación difícil de afrontar pero salgo, y estas personas no tienen la capacidad de encontrar, por sus propios medios, resolver lo que sienten, porque potencian a nivel emocional, a nivel cognitivo, y de ahí las conductas impulsivas de agredir a terceras personas, destruir inmobiliario, etcétera”, puntualizó Herrera Morales.

La investigadora añadió que las autolesiones en diferentes partes del cuerpo (cutting) es otra de las características que pueden presentarse en el TLP. Estas características pueden detonar intentos suicidas que, muchas veces, son consumados. Por lo que es relevante investigar en torno a este trastorno.

“En el caso del contexto que estamos trabajando, que es Coahuila, principalmente la relación que se ha encontrado de este tipo de trastornos y sus síntomas, son la tendencia a la ideación e intento suicida, además de la depresión, ansiedad, y son escenarios que pudieran tener consecuencias fatales para las personas. Sabemos que existe una problemática con el suicidio, que si bien las cifras oficiales están indicando que no estamos por encima de la media nacional, el crecimiento que está teniendo es de llamar la atención”, señaló el doctor González Tovar.

Los investigadores coincidieron que es difícil establecer cifras sobre la presencia del TLP en la población, debido a sus múltiples características y síntomas que llegan a confundir el diagnóstico con otras psicopatologías como depresión, ansiedad, estrés postraumático, entre otros. Agregaron que, a pesar que el TLP es más común entre mujeres, comienza a aparecer de forma más constante en hombres.

Propuesta de protocolo de intervención

Este proyecto surgió debido a que en el área de consulta externa, donde se desempeña la maestra Herrera Morales, cada vez es más común este diagnóstico en pacientes y es necesario contar con protocolos de intervención.

“Si bien hay investigación (sobre el tema), no hay propuestas de protocolos de intervención. Entonces me di a la tarea de buscar tres casos diagnosticados, en donde, posteriormente, realicé una serie de batería de pruebas que me constataran el diagnóstico”, relató.

La batería de pruebas consistió en el BDI, ISRA, CEPER-III, inventario de creencias irracionales de Albert Ellis, el MCMI-III y la escala de impulsividad de Barratt.

Para desarrollar la propuesta, fueron considerados tres casos diagnosticados previamente con trastorno límite de personalidad, en donde las características de las personas fueron mujeres jóvenes entre los 22 y 27 años de edad, madres de familia y con pareja. Fue aplicada una batería de pruebas y, con base en esto, se desarrolló el protocolo.

“En una de ellas predominaba más la parte de la inestabilidad emocional; en otra era más la cuestión de la impulsividad y la poca tolerancia a la frustración; la tercera, en apariencia, estaba en una situación de ausencia de estos criterios, sin embargo, eventualmente tenía ciertos cuadros disfuncionales, tanto en la parte emocional como en la conductual. De ahí se pudo llevar la parte del protocolo, porque estas son las mayores dificultades que estas personas enfrentan en su vida diaria”, explicó Herrera Morales.

1-suicidios2319.jpgEl proyecto arrojó como resultado una propuesta de protocolo de intervención para personas diagnosticadas con TLP. La propuesta consiste en 22 sesiones descritas, donde se especifica el objetivo a trabajar en cada una de ellas, técnicas a utilizar en cada una de las sesiones y un segmento de ‘tarea’ donde se concientiza al paciente sobre la relevancia de las actividades realizadas de cada sesión y trabajo extramuros hasta la próxima reunión con el terapeuta. 

Estas actividades del protocolo se centran en tres temas fundamentales para el tratamiento del TLP. El primero es la empatía, que es un aspecto importante para el apego y adherencia al tratamiento; la psicoeducación, que permitirá a la persona tener claro cuáles son las dificultades a nivel conductual, cognitivo y emocional para crear concientización y prevenir conductas de riesgo. A partir de esto se deriva el tercer tema que consiste en identificar y corregir sus distorsiones cognitivas, creencias irracionales y, de esta forma, trabajar con el paciente para ir modificando sus conductas disfuncionales.

Inicialmente, estaba considerado hacer un test y un postest (pruebas) para medir rasgos disfuncionales de la persona antes y después, junto con una intervención incluida. Lamentablemente, debido a que las personas abandonaron el tratamiento por diversos motivos como inestabilidad emocional o mejoría después de la situación crítica, la propuesta quedó en un protocolo de intervención.

Sobre los alcances de la investigación, la especialista agregó que sería importante continuar el proyecto, afinar la parte de intervención y mejorarla, realizar una base test y postest como originalmente estaba contemplado, y trascender la parte de protocolo.

“Este tema es sumamente amplio, falta mucho por investigar, considero que dentro de los trastornos de personalidad, el TLP es el más complejo por todas las características que lo involucran, así como también por todas las conductas de riesgo a que se ven expuestas las personas, siendo común los intentos suicidas. En lo que a mí respecta, me ha tocado vivir la triste experiencia de saber sobre casos consumados y lamentablemente es difícil detectar de manera inicial en la consulta un diagnóstico concreto, sobre todo al hablar de trastornos de personalidad, por lo que es complicado dar un seguimiento oportuno desde el inicio, ya que solo es posible integrar criterios conforme se van llevando las citas de seguimiento”, enfatizó la maestra en ciencias.

La especialista añadió que considera sumamente importante que cada profesional de salud, incluyéndola, se comprometa a no perder el sentido humano y poner su conocimiento a disposición de los pacientes para poder ofrecerles calidad y mejoras de intervención que puedan contribuir a salvaguardar la vida de las personas, sobre todo en las que tienen este trastorno de personalidad.

El doctor González Tovar resaltó que el tema seguirá vigente y dentro de los intereses de investigación del posgrado, debido a su relevancia social por la presencia de ideación y conductas suicidas en personas diagnosticadas con trastorno límite de personalidad.

“La ideación y conductas suicidas, al menos lo que muestran los estudios, correlacionan muy fuerte y es una de las consecuencias que pudieran traer este tipo de trastornos. Si ellos (los estudiantes) realizan evaluaciones, diagnósticos o intervenciones, se van a encontrar con este tipo de psicopatologías, en las cuales van a necesitar profundizar, tanto con toda la etiología y los orígenes de la psicopatología, como en las formas en que se debe intervenir, las técnicas más eficaces, cómo intervenir si solamente es con el paciente o si hay trabajo con la familia, dado las inconsistencias que tiene este tipo de casos, etcétera”.

En la misma línea, la maestra Herrera Morales hizo la invitación a sus colegas a no cerrarse a la posibilidad de trabajar con este tipo de pacientes que, aunque son complejos, son personas estigmatizadas e incomprendidas socialmente que necesitan apoyo y representan un reto para los profesionales que se dedican a la intervención clínica.

“Creo que es el parteaguas para continuar este tema y ofrecer algo más a los pacientes y decirles que no están solos, porque debido a su disfuncionalidad, a veces, en las instituciones son personas rechazadas, se dice que manipulan, que son controladoras, generalmente hay desgaste por parte de la familia, hay abandono, no hay red de apoyo. Nosotros como profesionales de la salud mental, debemos poder hacer la distinción y no ser parte de una sociedad que juzga y critica, sino aportar para dar calidad de vida”.

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