¿Por qué México tiene una mayor incidencia de niños con leucemia?
Por Carmen Báez
Ciudad de México. 23 de agosto de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Dentro de la oncología, los cánceres pediátricos suponen un reto especial: a pesar de tratarse de un padecimiento frecuente en personas adultas, el cáncer infantil representa solo cinco por ciento de todas las neoplasias de los mexicanos de acuerdo con el artículo "El niño de población abierta con cáncer en México. Consideraciones epidemiológicas", por lo que es considerado por los especialistas como una entidad compleja al momento de identificar las causas que le anteceden.
Uno de los tipos de cáncer más frecuentes en niños a nivel mundial es la leucemia linfoblástica aguda, pero es la Ciudad de México la que tiene una de las tasas más altas reportadas a nivel internacional, conclusión a la que llegó a principios de este siglo un grupo de investigadores de la Unidad Médica de Alta Especialidad del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Desde 1995, los doctores Arturo Fajardo Gutiérrez y Juan Manuel Mejía Aranguré, adscritos al Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI iniciaron una investigación cuyo objetivo fue conocer la incidencia de la leucemia linfoblástica aguda en esta metrópoli, esfuerzo que continuó en los siguientes años con importantes colaboraciones: en 2006 se forma el Grupo Mexicano Interinstitucional para la Identificación de las Causas de la Leucemia Infantil (GMIICLI), conformado por instituciones de salud que brindan atención a niños con cáncer, entre ellas el Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG), IMSS, Centro Médico Nacional La Raza, el Hospital General de México (HGM), el Hospital Juárez de México, el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, por mencionar solo algunas.
Desde entonces, los resultados de las investigaciones posteriores han permitido obtener datos interesantes. De acuerdo con el doctor Juan Manuel Mejía Aranguré, estudios epidemiológicos realizados por el Centro Médico Nacional Siglo XXI permitieron detectar que las leucemias ocupan casi 50 por ciento de todos los cánceres pediátricos en México, mientras que en Estados Unidos el porcentaje es menor a 40 por ciento del total de los cánceres en niños.
Otros estudios, como los realizados por el St. Jude Children’s Research Hospital de Estados Unidos, han reportado que la incidencia de leucemias en ese país es mayor en niños hispanos —grupo al que se incluyen descendientes de mexicanos— en comparación con pacientes pediátricos descendientes de poblaciones africanas, caucásicas y asiáticas, pero también son quienes tienen —junto a la población afroamericana— una tasa de curación menor en comparación con niños de otros grupos étnicos.
Para el doctor Manuel Mejía, las diferencias en la incidencia de niños mexicanos con leucemia pueden manifestar que las causas de la enfermedad no sean las mismas, en comparación con el patrón que sigue el cáncer en pacientes de otras regiones, como ejemplo Estados Unidos.
Es así que un reto importante al que se enfrenta la ciencia en México, en esta materia, es determinar las causas de esta elevada incidencia. De tal desafío se han iniciado nuevas líneas de investigación enfocadas en identificar factores asociados al desarrollo de la leucemia linfoblástica aguda infantil.
Factores genéticos
De acuerdo con Juan Manuel Mejía Aranguré, también nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), existen cuatro rearreglos génicos presentes en casi 40 por ciento de personas con cáncer, y que han sido reportados en estudios científicos internacionales; no obstante, la presencia de estos marcadores en pacientes mexicanos es menor a 20 por ciento.
Tras varias pruebas de laboratorio, el grupo de investigación al que pertenece el doctor Manuel Mejía llegó a la conclusión de que la frecuencia de los rearreglos génicos comunes en otras poblaciones no lo son para la mexicana.
“Si tenemos una elevada incidencia de leucemias linfoides y estos rearreglos génicos no se distribuyen con la misma frecuencia en nuestra población, comparado con la caucásica, esto nos llevó a pensar que quizá hay genes distintos a los reportados que determinen, por un lado, el porqué México tiene una mayor frecuencia de leucemias en niños y, por otro lado, tengan un peor curso de su enfermedad”, comenta.
Alfredo Hidalgo Miranda, investigador del Laboratorio de Genómica del Cáncer del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), destaca que además de la frecuencia de leucemias, el curso clínico (terapias) de los pequeños pacientes es mucho más agresivo. “A pesar de que ya existen ciertos parámetros —establecidos por normas internacionales— que permiten catalogar a pacientes de riesgo alto, medio o bajo, muchas veces estos parámetros no aplican en niños mexicanos bajo el mismo tratamiento y condición de estratificación. Es decir, les va mal y no sabemos por qué”, explica.
Es así que el Centro Médico Nacional Siglo XXI y el Inmegen iniciaron un estudio financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que hace uso de las tecnologías genómicas más avanzadas hasta el momento, y cuyo fin es identificar marcadores genéticos de interés para el diagnóstico y el seguimiento de la respuesta al tratamiento de las leucemias linfoides en niños.
De acuerdo con Hidalgo Miranda, quien participa en la ejecución del proyecto antes mencionado junto a la doctora Silvia Jiménez Morales, de esta manera se podrán tomar decisiones terapéuticas y diferenciar grupos de riesgo de una forma relativamente más rápida, práctica y adecuada.
“Por otro lado, también realizamos estudios para ver si el genoma de los niños clasificados como de mayor riesgo presenta cierto tipo de mutaciones en genes particulares. La idea es hacer una evaluación de todo el ADN de los pacientes y encontrar subgrupos de los genes que se activan e inhiben, a si esta expresión génica se asocia con alguna respuesta clínica o no”, detalla.
A decir del especialista, se trata del primer estudio realizado en niños mexicanos con este tipo de abordaje, que conjunta la experiencia de grupos clínicos de investigación y especialistas en tecnologías genómicas.
Por su parte, en el Instituto Nacional de Pediatría (INP) las doctoras Patricia Pérez Vera y Adriana Reyes León han iniciado un proyecto que involucra el estudio de las variantes genéticas del gen ARID5B, que han sido asociadas —en estudios internacionales— a susceptibilidad y riesgo de recaída en niños con leucemia linfoblástica aguda.
Patricia Pérez Vera, doctora en ciencias biológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y experta en genética y cáncer en pediatría, señala que estos polimorfismos podrían identificarse como marcadores de susceptibilidad de desarrollo de este tipo de cáncer infantil en niños mexicanos.
“Hay polimorfismos génicos que son variaciones de un solo nucleótido y son propios de cada población, que se han asociado a la susceptibilidad a desarrollar leucemia. Indagamos las variantes génicas del gen ARID5B y encontramos que algunas son significativamente más altas en pacientes mexicanos con leucemia linfoblástica, lo que indica que es un buen marcador de susceptibilidad”, indica Patricia Pérez Vera.
Mediante colaboraciones con el Hospital Infantil del Estado de Sonora y el Hospital de Especialidades Pediátricas de Tuxtla Gutiérrez, se pretende estudiar el componente genético de estas regiones y comparar los resultados de este gen con los de la población del centro del país.
“Uno de nuestros intereses es saber por qué los mexicanos son más susceptibles a este tipo de padecimiento. La población de estudio de Sonora probablemente sea diferente por tener un componente mayormente caucásico con respecto a la población del centro y a la población de Chiapas. Vamos a contrastar los resultados de este gen en estas poblaciones”, dice.
Factores ambientales
Las investigaciones no dejan de lado la posible participación de los factores ambientales a los que son expuestos los fetos o niños como un agente causal que explique el porqué de esta elevada incidencia que se expone en párrafos anteriores. Algunos estudios científicos señalan que tanto fetos y niños pueden ser expuestos a agentes transmitidos a través de la placenta, leche materna y fuentes directas ambientales y dietéticas.
“Hay factores que influyen durante la gestación y otros incluso desde la formación de los gametos. Por ejemplo, las sustancias del humo del tabaco o el alcohol son secretadas a través del semen, lo que genera un ambiente tóxico para los espermatozoides y potencialmente generar daño en esta célula. Así, en la concepción el niño ya lleva una alteración genética. Cuando el niño nace, la madre podría exponer a su hijo a sustancias cancerígenas como las del tabaco a través de la leche materna”, explica el doctor Manuel Mejía Aranguré.
estudios internacionales como posibles fuentes cancerígenas.
En este contexto, investigadores que forman parte del GMIICLI estudian 20 factores ambientales relacionados con el desarrollo de la leucemia aguda en niños, uno de ellos es la exposición a campos electromagnéticos, elementos que han sido reportados por“En el mundo, la cantidad de niños expuestos a los campos electromagnéticos que se consideran elevados es de dos por ciento, mientras que en la población de la Ciudad de México es de 22 por ciento. Pudimos corroborar, en un estudio más reciente, que la exposición estaba elevada en la ciudad y volvimos a encontrar el riesgo elevado, y entre mayor exposición más se incrementa el riesgo de generar leucemia”, revela el doctor Manuel Mejía.
La exposición de los padres a tóxicos en su ambiente de trabajo también influye en la aparición temprana de este tipo de cáncer, otro factor que estudian investigadores del Centro Médico Nacional Siglo XXI.
El futuro es el tratamiento personalizado
De acuerdo con Miguel Ángel Palomo Colli, especialista en oncología del Hospital Infantil de México Federico Gómez —uno de los centros de atención con larga tradición en la atención e investigación en oncología infantil—, diversos genes pueden estar implicados en el desarrollo de un tumor, y cada uno de ellos “regula o contrarregula” funciones del organismo que favorecen el desarrollo de las neoplasias, por lo que el estado actual de la investigación es encontrar nuevos blancos moleculares.
Con el desarrollo de nuevas técnicas que permiten avanzar en el estudio de la célula tumoral, se ha permitido conocer una serie de alteraciones específicas de la cuales hay ahora aplicaciones prácticas, “como es el desarrollo de medicamentos dirigidos a alteraciones particulares, con menos efectos secundarios”, dice.
Los estudios que se han realizado en el HIMFG, con el objetivo de tratar de mejorar lo relacionado con el tratamiento, están enfocados en conocer los mecanismos de carcinogénesis y resistencia a fármacos.
“En la actualidad, la farmacogenómica es una herramienta útil y que nos permite buscar polimorfismos relacionados con el metabolismo de fármacos. Esto es muy favorable porque nos posibilita adaptar el tratamiento”, destacó Miguel Ángel Palomo.
En algunos pacientes, dice, se han detectado ciertas alteraciones genéticas que le ayudan a metabolizar ciertos medicamentos, lo que podría ayudarles a requerir dosis menores, “el futuro es la medicina personalizada”, agrega.
Expectativas
Identificar la genética de la población de niños con leucemia permitirá entender por qué el pronóstico de las leucemias en niños mexicanos es diferente en comparación con otras regiones del mundo y entender el porqué de la elevada incidencia de este tipo de cáncer en niños mexicanos.
El reto actual para el GMIICLI es disminuir la mortalidad de niños mexicanos con leucemia; y es que mientras en países desarrollados las tasas de supervivencia son superiores a 80 por ciento, en México los reportes del Programa del Seguro Popular señalan que a nivel nacional la supervivencia no es mayor a 50 por ciento, de acuerdo con Manuel Mejía Aranguré.
Para el investigador, hoy en día existen muchas herramientas que permiten prevenir este tipo de padecimientos. Mediante la medicina traslacional, en la que se desarrolla investigación con aplicación inmediata, señala, es posible abatir la mortalidad de niños con este padecimiento. “La palabra cáncer tiene un estigma asociado con la muerte, es difícil que se tome de una manera superficial, pues el peso emocional con que se vive todos los días, ver el dolor en las familias y niños, nos motiva a seguir con las investigaciones y luchar por la prevención de las leucemias”, concluye.
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