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La astronomía en la antigüedad


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Por Ricardo Capilla Vilchis

Ciudad de México. 27 de octubre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Desde hace miles de años, la humanidad quedó maravillada con el espectáculo de los cielos oscuros: estrellas, planetas y la Vía Láctea eran observados y estudiados para entender nuestro lugar en el cosmos.

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Como parte de las actividades de El Aleph. Festival de Ciencia y Arte, se llevó a cabo la conferencia Armonías y contrapuntos en la observación del cosmos, a cargo del doctor José de Jesús González, investigador y director del Instituto de Astronomía (IA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en donde los asistentes al evento pudieron escuchar sobre la importancia de la astronomía en la antigüedad.

“Todas las culturas se refieren al cielo en todos sus escritos o manifestaciones, ellos observaron fenómenos de distinta índole, desde los eclipses hasta explosiones de supernovas e hicieron códices para guardar sus conocimientos y hacerlos pasar a las siguientes generaciones”, comentó el investigador.

Cuando el hombre comenzó a observar el cielo, la primera cosa de la que se percata es que existen ciclos: el primero de ellos es el día y la noche, a medida que pasa el tiempo, el movimiento de rotación de la Tierra hace parecer que el sol se mueve de Este a Oeste, y, cuando cae la noche, que las estrellas siguen el mismo camino.

1 gorge2710Dr José de Jesús González y Gabriela Frías Villegas.El siguiente ciclo que nota el hombre es que el Sol no siempre está en una misma posición, es decir, a lo largo del año por acción del movimiento de traslación de la Tierra, el sol va formando una figura llamada analema, curva formada si se observa la posición del sol todos los días a la misma hora.

Otro de los objetos celestes en movimiento que se observaron en la antigüedad fueron los planetas. A simple vista fue posible ver siete objetos: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, más dos que hoy en día no son considerados planetas, o sea el sol y la luna. Recordemos que el sol es una estrella y la luna un satélite, pero dado que la palabra planeta significa en griego “vagabundo” o “errante”, se les llamaba de esa manera.

En México, los mayas tenían construcciones que estaban directamente conectadas con la astronomía, lo que llevó a que ciudades enteras se edificaran de modo que estuvieran orientadas con los equinoccios y con las salidas de planetas importantes para su cultura, como Venus, dejando un poco de lado la orientación Norte-Sur o con respecto al sol.

“Los siete días de la semana están asociados en algunas culturas con estos siete planetas: el lunes con la luna, el martes con Marte, el miércoles con Mercurio, el jueves con Júpiter, el viernes con Venus, el sábado con Saturno y el domingo con el sol”, mencionó el doctor González.

Gracias a la observación y estudio de los astros, muchas civilizaciones pudieron construir calendarios muy precisos para ayudarse a identificar las mejores temporadas para cultivar, además de navegar a grandes distancias utilizando las constelaciones como puntos de orientación, llevando al descubrimiento de nuevas tierras y la conexión entre culturas.

 

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