Tatiana Kokina, pionera en el monitoreo de basura espacial
Por Janneth Aldecoa
Culiacán, Sinaloa. 30 de mayo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- La astrónoma Tatiana Nikolaevna Kokina Yurova, responsable del Centro de Astronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), es pionera en México en el monitoreo de basura tecnológica espacial, debido a la instalación en Sinaloa del Observatorio Astronómico de la UAS, con la donación del equipo por parte de la Red ISON (International Scientific Optical Network). Las observaciones, investigaciones, análisis y resultados de dicho observatorio son enviados al Instituto Kéldysh de Matemática Aplicada, en Rusia.
La originaria de Rusia se trasladó a Sinaloa hace poco más de 30 años, donde forjó una familia y consolidó su carrera. Durante décadas se ha dedicado a la impartición de las asignaturas de astronomía y astronomía geodésica en la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Espacio de la UAS.
Durante las múltiples cátedras que imparte dentro y fuera del país, habla siempre de la importancia del cuidado del medio ambiente, principalmente sobre la importancia del cuidado del planeta y el tratamiento responsable de los desechos.
En 2010, profesores e investigadores de la UAS, encabezados por el doctor Daniel Mendoza Araiza, recibieron la propuesta de ingresar al programa de monitoreo de basura tecnológica espacial. Posteriormente, la Red ISON donó un telescopio, que más tarde sería instalado en la Reserva Ecológica de la UAS, ubicada en el municipio de Cosalá, Sinaloa; correspondería a la universidad el funcionamiento del telescopio.
Desde 2012, la maestra en ciencias es responsable del monitoreo de basura tecnológica espacial, que forma parte de la Red ISON FAC, el tercero en América Latina; uno se localiza en Tarija, Bolivia, y el segundo en Nuevo México, Estados Unidos.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué es lo que ha descubierto el observatorio? ¿Es frecuente el hallazgo de basura tecnológica espacial?
Tatiana Nikolaevna Kokina Yurova (TNKY): Este es ya el cuarto año de trabajo del observatorio. Cada año descubrimos de seis a ocho objetos, se trata de fragmentos de satélites, en muchas ocasiones. En varias ocasiones encontramos objetos perdidos, es decir, satélites que cambian su órbita y que ya no funcionan, pero que se mueven arriba por decenas o centenas de años. Hablamos de una altura de 36 mil kilómetros de satélites estacionarios. Algunos de estos satélites se pierden porque ya son viejos, terminó su vida, pero están allá.
AIC: ¿Cómo y de dónde surge la basura que detecta el observador?
TNKY: La basura consiste en desechos de cohetes que sirven para propulsar y colocar satélites artificiales en órbita o de sondas de exploración enviadas a otros planetas.
Cada vez hay más objetos; algunos centímetros de antenas de satélites, pero son miles de fragmentos ubicados en diferentes órbitas. Hay órbitas cercanas a la Tierra, una a 10 mil kilómetros y otras geoestacionarias a 36 mil kilómetros. Hay además muchos satélites inactivos que siguen orbitando nuestro planeta y objetos relacionados con misiones en caminatas espaciales realizadas por astronautas.
AIC: ¿Qué satélites se han detectado?
TNKY: Son de diferentes países. En nuestros resultados vemos los números de los objetos que están volando arriba. Aquí por ejemplo (señala en su computadora), vemos MEXA 3, es de México; pero hay de diferentes países volando sobre nosotros. Se requiere un análisis mucho más profundo para definir dónde está el satélite.
AIC: ¿Cuál es la importancia del monitoreo de la basura tecnológica espacial?
TNKY: Trabajamos con objetos y satélites que están volando en la órbita geoestacionaria, que es de 36 mil kilómetros, es donde están los satélites de comunicación. Cada satélite se mueve con la misma velocidad del movimiento de rotación de la Tierra, y está suspendido en un punto de la superficie de la Tierra, dando servicio a cierta zona.
En México hay tres o cuatro satélites de comunicación que dan servicio a todo México. En algunos casos tenemos que los dos satélites pueden pasar uno cerca de otro, o un fragmento de basura puede pasar cerca de un satélite. Con base en nuestro trabajo y las coordenadas de estos objetos, ellos pueden ver que un objeto se acerca a otro objeto y buscan prevenir un choque de un satélite, y así desviarlo para que no choque con otro. Esto se realiza en comunicación con la Red ISON.
AIC: ¿Se tiene registro de colisiones entre fragmentos o satélites inactivos con satélites en uso?
TNKY: Sí, por ejemplo, en 2009 chocaron un satélite ruso y uno americano. Uno de ellos no funcionaba. Formaron una gran nube de fragmentos que se dispersaron en un área bastante grande. Estaban en una órbita más baja y afectan otros satélites e incluso la Estación Espacial Internacional.
En varias ocasiones la Estación Espacial Internacional tenía que ser movida para que un fragmento no chocara contra ella, y ahí estaban los astronautas, jugando con su vida. Hubo un caso. Se determinó que un fragmento chocaría con la estación pero ya no había tiempo de moverla. Los astronautas tuvieron que refugiarse en las naves que siempre están conectadas para el caso de, si el fragmento choca con la estación, ellos puedan bajar en esa nave. Afortunadamente no hubo colisión, ellos regresaron a la estación.
AIC: ¿Cuáles son los proyectos del observatorio?
TNKY: Debido al buen desempeño de la universidad en el monitoreo, la Red ISON propone donar otro telescopio que también se ubicará en Cosalá. Hicieron la continuación del convenio con la universidad. Construyeron el segundo edificio para otro telescopio de 40 centímetros.
Tatiana Nikolaevna Kokina Yurova |
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