¿Causan las vacunas autismo?

Por Antonio Trejo

En 1998 la revista científica The Lancet publicó un artículo del doctor británico Andrew Wakefield, en donde se vinculaba a la Vacuna Tripe Viral –empleada en la inmunización contra el sarampión, la parotiditis (paperas) y la rubéola desde hace 40 años– con el autismo, ese conjunto de trastornos neurológicos que afectan, de forma grave y permanente el desarrollo de millones de personas.

“Wakefield publicó ese artículo que resultó ser un fraude, sin resultados concluyentes ni bases científicas, así surgió el mito que asociaba a las vacunas con el autismo, pero ya se ha demostrado extensamente que eso no es verdad”, aclara la doctora Laura Palomares Aguilera, investigadora del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

A pesar de que investigaciones clínicas realizadas en forma independiente demostraron que las afirmaciones de Wakefield adolecían de cualquier base científica, el mito continúa propagándose y actualmente existen en el extranjero grupos organizados de padres que se proclaman “anti-vacunas”, que deliberadamente deciden no inmunizar a sus hijos.

En Estados Unidos las autoridades de salud registraron 644 casos de sarampión en 2014, la cifra más alta en los últimos 20 años para una nación que en 1990 presumía la erradicación de esa enfermedad.

“Lamentablemente existen también movimientos que promueven exclusivamente el consumo de productos orgánicos y naturistas, pero que están mal informados y piensan que cualquier cosa que no sea natural y orgánica puede causar daño”, agrega la doctora Palomares.

Afortunadamente, dice la especialista, las campañas de vacunación y la información difundida por el sistema de salud mexicano han alcanzado éxitos sin precedentes. “En nuestro país tenemos muy claras las ventajas de las vacunas y prácticamente tenemos una de las coberturas más altas en el mundo, nuestros cuadros de vacunación son de los más completos, somos un ejemplo a nivel mundial en cuanto al número de vacunas que se aplican gratuitamente a los niños”.

La Cartilla Nacional de Vacunación garantiza la cobertura contra 15 enfermedades prevenibles. La propia Secretaría de Salud especifica que la eficacia de la vacuna contra las enfermedades depende de la cepa y de la concentración de virus que contiene el antígeno; para sarampión es entre 95 y 100 por ciento; para rubéola, del 98 al 100 por ciento y para parotiditis va del 90 a 98 por ciento.

La desinformación generada por el mito que vincula a las vacunas con el autismo puede afectar permanentemente el desarrollo de un menor y crear un problema de salud pública, advierte Palomares. “Que los padres no duden en vacunar a sus hijos, los riesgos de una vacuna son ínfimos si pensamos en los beneficios. Yo espero que estos movimientos mal informados no impacten ni tengan resonancia en México”.

 



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