Mario Pardo, fascinación por las ciencias del mar
Por Joel Cosío
La Paz, Baja California Sur. 9 de julio de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Durante una década, Mario Pardo, investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, unidad La Paz (CICESE ULP) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), ha encauzado su trabajo al estudio de mamíferos marinos, para generar conocimiento aplicado a diversos campos, como la conservación.
Estudió biología marina en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. En el 2007, llegó a México para realizar una maestría en el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional (Cicimar IPN) y un doctorado en el Instituto del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Desde 2016, es parte del Programa de Cátedras del Conacyt para Jóvenes Investigadores.
Nació en Bogotá, Colombia, en 1981, en el seno de una familia que le brindó apoyo en todo momento. Los documentales relacionados con el mar y sus recursos naturales le infundieron un interés por las ciencias marinas.
“En una ocasión, mis papás me llevaron a un paseo en el que recuerdo muchísimo cuando empieza a bajar el camión de la montaña y se ve el mar, fue la primera vez que lo vi, fue una sensación espectacular”, rememoró Mario Pardo.
“El gusto fue tan grande, que el subconsciente empieza a planear hacer su vida cerca del mar y conforme uno crece, esto se vuelve más consciente hasta el punto que no lo puedes ignorar. Crecí en una ciudad sin mar, crecí viendo documentales del mar y me encantaba la idea de sumergirme y conocer lo que había en las profundidades”, continuó.
En la educación superior realizó las prácticas de biología marina en Santa Marta, una ciudad costera del Caribe colombiano. El contacto con el ambiente marino reforzó su vocación científica.
Decidió continuar sus estudios de posgrado en México, por el alto nivel de formación educativa que ofrecen instituciones académicas y de investigación como el Cicimar, el CICESE y la UNAM. Asimismo, los programas de apoyo a estudiantes de posgrado que ofrece Conacyt han sido un estímulo fundamental en su formación.
“Llego con incertidumbre sobre la estabilidad económica, afortunadamente, gracias a las becas de posgrado del Conacyt, empezó a bajar un poco esa incertidumbre y pude enfocarme en la investigación y aprender lo más posible sobre el estudio de los mamíferos marinos, con los expertos”, mencionó Mario Pardo.
“México es un excelente lugar para estudiar las ciencias marinas. Tiene uno de los mejores sistemas de investigación y educación superior en Latinoamérica, el hecho de que por medio del Conacyt entregue becas de manutención a sus estudiantes de posgrados asegura investigadores científicos bien formados y, por otra parte, el Sistema Nacional de Investigadores es algo maravilloso, porque ayuda a aquellos investigadores a que tengan incentivos económicos que les permiten vivir de la ciencia”, continuó.
Una vez asentado en Baja California Sur, la región le pareció fascinante por las oportunidades de investigación y desarrollo en el campo de las ciencias marinas, así como los recursos naturales y paisajísticos que disfruta en las jornadas en el mar.
Mamíferos marinos
En la maestría en el Cicimar investigó condiciones fisicoquímicas y biológicas que modulan la abundancia de cetáceos sobre la Cuenca Alfonso, en el golfo de California. Este proyecto tenía como objetivo evaluar diversos indicadores del ambiente marino mediante mediciones físicas, químicas y biológicas, para determinar la condiciones de hábitat idóneas para diferentes especies de cetáceos.
En el doctorado, realizó el estudio de biogeografía de los cetáceos del Pacífico tropical-subtropical frente a México, un análisis cuantitativo de las relaciones resultantes de la anterior investigación. Derivado de estos proyectos han surgido sus últimas investigaciones que tienen como característica la unión entre el ambiente marino, la oceanografía física y la distribución, así como abundancia de diversos mamíferos marinos.
Colabora en la investigación de pinnípedos marinos con el doctor Fernando Elorriaga Verplancken, del Cicimar, en particular sobre los efectos de condiciones climáticas de gran escala en las crías del lobo fino de Guadalupe (Arctophoca philippii townsendi), como la llamada Mancha ocurrida en el Pacífico nororiental, en 2014. También ha participado en el desarrollo de modelos matemáticos para determinar la abundancia de lobos marinos de California, a través de mediciones con vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) conocidos como drones.
La estimación de abundancia y distribución del rorcual común (Balaenoptera physalus), una especie genéticamente aislada en el golfo de California, es otro de los estudios a los cuales está actualmente dedicado.
“Uno de los trabajos más importantes es el estudio de la abundancia y distribución del rorcual común en el golfo de California, junto con colegas de varias instituciones, intentamos conocer, por varios métodos, los datos actuales. Lo logramos con un proyecto financiado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) en el 2015 y 2016. Utilizamos censos, análisis genéticos y marcas de captura, como resultado, ahora sabemos que hay alrededor de cuatrocientos especímenes y al parecer su población es estable”, mencionó Mario Pardo.
“A partir de este proyecto se deriva uno que está financiando el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, con el que se busca fomentar la observación turística de cetáceos en Bahía de los Ángeles y busca unir la ciencia, el turismo y las comunidades, capacitando a los pobladores para realizar la práctica de avistamiento de cetáceos de manera adecuada y conforme a la ley”, finalizó.
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