La fotografía aérea al servicio de la ciencia
Por Miguel Ángel González G.
México, DF. 20 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- El Investigador Javier Bello Pineda es pionero en el estudio y registro de arrecifes coralinos a través de imágenes satelitales y aéreas tomadas en el golfo de México. A su área de estudio, el experto que labora actualmente en el Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la Universidad Veracruzana (UV) le denomina Análisis espacial para la toma de decisiones.
Cuando habla, el científico egresado de la carrera de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) proyecta su apasionamiento por lo que hace. En charla con la Agencia Informativa Conacyt destacó que es importante que los políticos mexicanos, encargados de dirigir el destino del país, tomen decisiones a partir de las certezas que da la ciencia; y para ello su labor: para entregar información que permita una mejor toma de decisiones.
Su línea de estudio, puntualizó, “la abrí en 2007 en la UV para estudiar los arrecifes de Veracruz. Aquí usamos globos inicialmente pero ahora empezamos a trabajar con el maestro en Ciencias Eduardo Ramírez Chávez, investigador de la Universidad del Mar en Puerto Ángel, Oaxaca, para con sus drones mejorar el proceso”.
Bello Pineda nació en la Ciudad de México el 14 de mayo de 1967, y es el menor de 11 hermanos. Sus primeros años de formación académica los realizó en el norte del Estado de México. “Viví en Ecatepec, una zona bastante bronca, brava. El ambiente en mi secundaria estaba muy pesado, desde allí no te podías dejar. Lo que ahora llaman bullying era más común. Yo siempre decía que lo más cercano a la secundaria donde estudié era un reclusorio”, dijo.
Recordó que cuando tenía cuatro años de edad ocurrió un hecho que marcó el carácter que hoy lo define: “Uno de mis hermanos estudió en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros y a mí me tocó verlo en 1971, justo cuando sucedieron los hechos del Jueves de Corpus; y entonces recuerdo que me llamaba mucho la atención cómo mi hermano se reunía con sus amigos y debatían sobre los temas que les interesaba. Por eso yo estudié primero para maestro, de 1981 a 1985”.
Esa etapa de su vida le dejó grandes enseñanzas. “Ahora me gusta mucho dar clases, compartir y formar recursos humanos”, aseguró el científico que pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con el nivel I.
Una vida ligada a las bellas artes
Sus primeras inquietudes para decidir a qué se dedicaría en su vida, comentó, se dividían entre su amor por las bellas artes y la biología. “Era un debate entre ambas disciplinas, pero me decidí por la biología, prácticamente horas antes de que fuera a sacar mi ficha para hacer examen de ingreso a la UNAM. Estaba formado allí donde se sacan las fichas, en avenida del Imán. Ahí lo decidí”, dijo.
Ya en la carrera, Bello Pineda contó cómo de la biología en mamíferos pasó a su actual área de conocimiento: “Yo trabajaba con ratas, en el área de fisiología. Nada que ver con lo que hago ahora. Cuando estudié la maestría en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), en la Ciudad de México, empecé a trabajar con las hipófisis en las ratas; pero me di cuenta que esa no era mi vocación sino trabajar más en campo, cuestiones ecológicas”.
Con ese desgano acudía a ese centro de enseñanza del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en donde un día, de manera casual, vio una convocatoria para realizar una maestría en Mérida sobre biología marina.
“Me llamó mucho la atención y así me fui para allá. Inicialmente iba a trabajar con cuestiones de acuicultura y peces, pero me entrevisté con la profesora María de los Ángeles Liceaga, quien trabaja ahí, y vi la oportunidad de aprender algo nuevo. Ella me dijo que en su equipo había chance de hacer una tesis al respecto y por ahí empecé. Además, en México (el de las imágenes satelitales de arrecifes coralinos) era algo bastante nuevo; nadie estaba trabajando el tema”, manifestó.
Si bien su amor por la pintura y el dibujo ha sido muy importante para él, haber optado por la biología marina lo alejó del ámbito artístico profesional. Sin embargo, Bello Pineda sigue haciendo, hasta la fecha, lo necesario por mantenerse cerca de ese quehacer humano, pues aseguró que es algo que le complementa como persona.
“Siempre busqué relacionarme con las artes plásticas. Desde siempre dibujo y pinto por gusto personal”, aseguró y contó que en sus ratos libres realiza caricaturas, dibujos y pinturas.
“Pintar” mapas con fotografías
El trabajo de investigación de Javier Bello Pineda se especializa en obtener imágenes satelitales y aéreas –tomadas con drones y globos inflados con helio– de los bancos de corales del golfo de México, gracias a las cuales se pueden crear mapas que describen de manera detallada los ecosistemas y especies que allí habitan.
Así lo demuestran, agregó, “mis tesis de maestría y doctorado, pero debo decir que el proyecto en el arrecife Alacranes se llevó a cabo cuando yo era estudiante de la doctora María de los Ángeles Liceaga, en el Cinvestav-Mérida. Ella era la titular del proyecto de caracterización de ese arrecife, cuyos resultados se usaron por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) para hacer la zonificación y el programa de manejo respectivo”.
Del mismo modo, apuntó que “en ese tiempo no se usaron drones ni globos, se usaron imágenes de satélite y un video aéreo obtenido con una avioneta que contrató la doctora Liceaga”.
Tal labor la relaciona de alguna manera con su amor al arte. “El área en la que estoy tiene un cierto toque artístico, porque para generar mapas debes tener cierto sentido de la estética. Para crear un mapa que sea atractivo, que comunique lo que tú quieres decir, ahí le veo la parte artística, en el manejo de colores y contrastes”, aseveró.
Detalló que la importancia de hacer cartografías que resulten bellas a la vista tiene también un objetivo informativo y de registro. “Entre los años 2000 y 2004, trabajando en el proyecto de la doctora Liceaga, un restaurante tomó uno de nuestros mapas y lo enmarcó como un cuadro decorativo”, recordó.
Por otra parte, agregó que la Conanp tomó otro mapa, resultado de su tesis, como base para sumarlo al inicio del plan de manejo del Parque Nacional Arrecife Alacranes, sitio de sus primeras investigaciones en Yucatán.
“Tal vez suene un poco raro pero yo le veo ese toque de arte a mi trabajo, por el manejo que hago de una paleta de colores, lo que me dice que de alguna manera sigo haciendo lo que de chico pensaba que me gustaría hacer”, manifestó.
Volver para cambiar al país
El doctor en Ecosistemas de Cuencas por la Trent University de Canadá habló de su experiencia al estudiar lejos de su país. Menciona que su idea respecto a si se quedaba o no en ese lugar, y que comparte con alumnos y colegas suyos, tiene que ver con un valor que rige su vida: la lealtad.
“Cuando uno está formándose o estudiando en el extranjero para doctorarte y demás, siempre tienes la idea de quedarte. Hay quien dice: ‘yo quiero quedarme a vivir en esos centros de investigación’, pero a mí eso nunca me pasó por la cabeza. Yo siempre he dicho que quiero trabajar en México, y tal vez sea algo que, creo, son mis convicciones. Creo que debemos hacer los cambios en el país”, expresó.
Acostumbrado a disfrutar cada momento y etapa de sus investigaciones, Bello Pineda aseguró que para él “esto es divertido, no es un trabajo. Salgo con mucho gusto a campo. Todas las etapas de la investigación me gustan, hay quien odia la parte de escritura –para informes– pero no es mi caso”.
Asimismo, enfatizó que también le gusta “salir al campo, tomar datos, debatir con los demás compañeros, hasta escribir un artículo o capítulo de libro, todas las etapas las disfruto”.
Incluso, reveló que no lo desaniman los problemas burocráticos que enfrenta para hacerse de recursos y continuar con sus investigaciones. “A veces tenemos que esperar hasta seis meses para ejercer recursos que ya fueron liberados, por cuestiones administrativas”, dijo.
Para Javier Bello Pineda, la ciencia representó una oportunidad de obtener estabilidad económica, desarrollo humano y dar aportaciones a su país. “Gente como yo, del sector social del que provengo, tal vez no hubiera tenido otras oportunidades, pero la ciencia te las ofrece. Para mí la ciencia es lo más bonito que hay, me divierto mucho, y no lo considero un trabajo”, finalizó.
Esta obra cuyo autor es Agencia Informativa Conacyt está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.