Rafael Riosmena Rodríguez, un enamorado de la biología marina
Por Joel Cosío
La Paz, Baja California Sur. 15 de febrero de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- "Soñar es una parte muy importante de ser un biólogo marino y en cualquier disciplina científica, si uno quiere hacer ciencia debe de gozar con las investigaciones que uno realice”, afirmó el doctor Rafael Riosmena Rodríguez, especialista en macroalgas calcáreas, una especie de organismos marinos a los que ha dedicado 25 años de investigación científica.
Riosmena Rodríguez nació en 1966 en León, Guanajuato. Inició sus estudios profesionales de licenciatura en biología marina en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), de maestría en San José State University (SJSU), en Estados Unidos, y de doctorado en botánica marina en La Trobe University, en Australia. Actualmente es docente e investigador en la UABCS, miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI); y ha publicado más de 100 artículos científicos en revistas arbitradas.
Desde temprana edad mostró gran interés en las ciencias del mar, cuando en compañía de su familia vacacionaba en destinos de playa del país. “El mar siempre fue muy enigmático, mi padre me llevó de vacaciones al mar, era un destino continuamente presente en nuestros momentos de convivencia familiar, pero además tenía una inquietud por la ciencia, la biología, por muchas cosas”, comentó Riosmena Rodríguez.
Su decisión por la carrera en biología marina se consolidó gracias a la formación académica en el nivel medio y medio superior, al conocer granjas de cultivo, “tuve profesores que me invitaban a criar peces, a conocer técnicas de reproducción (...) me fue gustando, me fui enamorando de la biología marina”.
En 1983 tuvo la oportunidad de visitar varias universidades en el país que ofrecían recientes planes de estudio en oceanografía, ciencias del mar y biología marina; se decidió por la UABCS porque, además de la plantilla calificada de docentes, la situación en otras universidades era de incertidumbre.
“Por aquel entonces la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) sufría de muchos movimientos de huelgas, problemas sociales y lo mismo en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). Me tocó venir a La Paz en un fin de semestre de 1983 y me encantó la universidad y la ciudad, para mí fue un lugar maravilloso para vivir”, expresó.
De esa forma inició su carrera en la UABCS, que le otorgó la oportunidad de asistir a un taller de algas calcáreas y relacionarse con las personas a cargo de los posgrados de estudio que definieron las líneas de investigación a las que ha dedicado gran parte de su vida.
“En 1991 fui a un curso sobre algas calcáreas y fue el parteaguas de mi vida porque conocí a las personas con quienes hice la maestría y el doctorado, a partir de un apoyo que recibí de la UABCS como alumno para ir a un curso de especialización”.
Apoyo Conacyt
A partir de ese primer contacto con investigadores de instituciones extranjeras, especializados en algas calcáreas, decidió formarse en esa línea de investigación y continuó sus estudios académicos gracias a una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) con la que pudo complementar los gastos de manutención.
“Tuve la grandísima oportunidad de obtener una beca de Conacyt para ir a estudiar una maestría en la Universidad de San José en California, Estados Unidos; la beca fue de gran ayuda, pero las becas en esa época te las daban en junio y el apoyo económico llegaba en diciembre, entonces, tenías que ver cómo vivías cuatro meses. Me volví el velador del laboratorio en donde estudiaba, para poder mantenerme. Después me involucré en el doctorado abierto en la Universidad La Trobe, en Melbourne, Australia. Para mí fue una época de mucho estrés porque tenía que cumplir como profesor, alumno y buscar fondos para la investigación, pero afortunadamente siempre he tenido un grupo de alumnos excelente con el que siempre hemos trabajado por desarrollar el laboratorio de botánica marino que consolidamos en aquel tiempo”, mencionó.
El doctor expresó que los programas del Conacyt han evolucionado desde aquel entonces y contribuido en la consolidación de infraestructura y formación de científicos en el noroeste del país, especialmente en la región de la Península de California, además de fortalecer las ciencias marinas.
“En la Península de California, en Ensenada y La Paz, afortunadamente es un lugar en donde existen más de mil 600 científicos de los niveles más altos en el país, esto es muy estimulante porque hay una capacidad instalada y con mucho talento de captar financiamiento fuerte para investigaciones. Conacyt está generando la capacidad instalada que podemos integrar en nuestra planta académica con el sistema de formación de becas de posgrado: maestrías, doctorados, posdoctorados”.
Resaltó que en Latinoamérica, México y Brasil son los únicos países en los que el gobierno otorga una beca de formación de cuadros científicos de nivel internacional, lo que ha contribuido para la continuidad del conocimiento generado por las instituciones académicas a través de las nuevas generaciones de científicos.
“No sirve de nada que exista un lobo solitario generando información y siendo reconocido, si debajo de él existe gente que no crece académicamente, porque el día que estos líderes desaparecen, al no existir una estructura por detrás y bien organizada que sustente la continuidad, se pierde ese conocimiento”, señaló. El doctor Riosmena ha dirigido más de 70 tesis de licenciatura, maestría y doctorado de estudiantes nacionales y extranjeros.
Pasión por el estudio de los rodolitos
Una de sus más grandes pasiones es investigar los mantos de rodolitos (Rhodophyta), una clase de algas calcáreas presentes desde los niveles superficiales del mar y hasta 500 metros de profundidad. Durante más de 25 años ha investigado a la especie, descubriendo que estos organismos tienen funciones claves para los ecosistemas de las zonas costeras.
“En 1989 empezamos a salir a Bahía Concepción en donde encontramos bancos de algas calcáreas de grandes extensiones; para mí era una impresión ver tantos kilómetros de estos organismos en la costa y que nadie los tenía en consideración. Me di cuenta que había que tener una aproximación más sistémica en mi trabajo de investigación y este es un hábitat extremadamente importante en la zona costera (...) es importante en redes tróficas, en calentamiento climático, en fijación de carbono, en pesquerías, en impacto ambiental, existía una gran cantidad de ramales que nunca imaginé”, declaró.
Los mantos de rodolitos producen grandes concentraciones de sedimentos que tienen usos importantes para la agricultura, como limpiador de la acidez que ocurre en las tierras agrícolas; además tiene usos potenciales en la medicina y la industria petrolera, por tal motivo actualmente se estudia a fondo.
En el último taller de conocimiento y uso de mantos de rodolitos, una reunión científica internacional en que el doctor Riosmena Rodríguez ha participado activamente desde el 2006, se revelaron resultados de investigaciones sobre el impacto del derrame de petróleo en el Golfo de México causado por British Petroleum en abril de 2010, en los que se expuso que la flora bacteriana en los mantos de rodolitos contribuyó en la limpieza del ecosistema marino reduciendo el impacto del derrame de petróleo.
“Las compañías petroleras tienen gran interés en hacer investigaciones sobre microorganismos y conocer las bacterias que están en los bancos porque son depredadoras naturales del petróleo, ya se habían descrito este tipo de organismos para chapopoteras, en donde naturalmente estas bacterias consumen el petróleo y se habían estado patentando variedades de bacterias de esos lugares; sin embargo, ahora se conoce también que existe otro tipo de bacterias que también consumen el petróleo de manera masiva, algunas asociadas a los bancos de rodolitos, otras asociadas a otros ecosistemas”, indicó.
Para concluir, el especialista comentó que las compañías, academias y científicos de todas partes del mundo han mostrado un gran interés por los mantos de rodolitos, situación que se ha convertido en una gran motivación para seguir investigando estas especies. En el año en curso se publicará el primer libro de mantos de rodolitos, investigación liderada por la UABCS.
Rodolitos se les ha denominado a todos aquellos individuos pertenecientes a las algas rojas calcáreas no geniculadas (orden Corallinales), que no están sujetas a un sustrato. En Europa la denominación que recibe es maerl, pudiéndose utilizar indistintamente. Se ha considerado que el origen de los rodolitos se da por el recubrimiento de un fragmento de concha, o de una roca, o por el asentamiento libre de esporas. Al crecer, estos individuos adquieren una forma cercana a la esférica en una gran mayoría de los casos, debido a procesos de bioturbación y oleaje. Los rodolitos pueden formar agregaciones muy densas (mantos) en la zona costera submareal, que pueden variar en extensión desde unos cuantos metros a varios kilómetros. Debido a que recubren grandes extensiones de fondo y a que están en continuo crecimiento, estos organismos son productores natos de sedimento biogénico, el cual puede llegar a ser de gran importancia en los procesos sedimentarios costeros. Fuente: Riosmena, R. 2001. "Mantos de rodolitos en el Golfo de California: implicaciones en la biodiversidad y el manejo de la zona costera". Conabio. Biodiversitas 36: 12-14. |
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