¿Cómo pasean los científicos?
Por Verenise Sánchez
Hace un par de días un grupo de científicos reconocidos a nivel mundial hicieron un tour por el maravilloso estado de Chiapas, uno de los recorridos fue el impactante Cañón del Sumidero.
Uno pensaría que fuera del laboratorio o cubículo, los científicos se transforman en “gente normal”, pero fue sorprendente su comportamiento.
Durante el recorrido que duró casi dos horas, los físicos platicaban entre ellos sobre algunos de los experimentos, o cuando más se alejaban del trabajo era cuando asociaban la belleza natural que estaban conociendo con algún sitio similar que habían conocido en un viaje que habían hecho cerca de tal o cual experimento.
Lo más peculiar fue cuando el guía de turista y lanchero a la vez mencionó que estaba ante sus ojos la parte más alta de una de las montañas que cubren el cañón. Presumió “esta es la parte más alta, mide 100 metros de altura”.
Mientras los demás turistas que iban en la misma embarcación se asombraron, uno de los científicos exclamó “no creo, yo creo que han de ser menos”. El lanchero no respondió, quizás no esperaba el comentario porque probablemente nunca antes alguien le había cuestionado la altura.
Prosiguió con el recorrido y después acercó la lancha para que los turistas vieran los cocodrilos. Los científicos iban como niños chiquitos preguntando cosas, claro después de que dejaron de lado el tema de sus investigaciones.
Eran tantas preguntas que el lanchero muchas no sabía que responder, y mejor que no respondiera.
Lo más peculiar del recorrido fue cuando la embarcación se detuvo cerca de la Presa Manuel Moreno Torres. El lanchero dijo “esta presa genera la mayor parte de energía eléctrica del país”.
Los científicos exclamaron ¿qué?, ¡no lo creo, es muy pequeña!, el lanchero respondió “perdón, genera la mayor parte de la electricidad del estado”. “¡Claro, eso suena más real!”, exclamó uno de ellos.
Los demás turistas no preguntaban ni cuestionaban nada, sólo miraban feo cuando los físicos ponían en duda lo que el guía indicaba.
No es que los investigadores fueran con la intensión de ser hostiles o de mostrar superioridad, quizás su formación y tantos años de trabajo les impiden abandonar el método científico y no cuestionarse todo lo que les dicen.
A la próxima que veas a un turista muy preguntón o que ponen en duda lo que el guía dice recuerda que probablemente sea un científico, ante lo cual tendrás dos opciones huir para no escuchar sus baterías de preguntas, o quedarte y aprender o debatir con él, seguramente será un paseo muy enriquecedor.
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