Expertos debaten en El Colegio Nacional en busca de “Señales de vida”
Por Janet Cacelín
Ciudad de México. 19 de octubre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Pensar la muerte como factor natural, como aquello que define el colapso de las civilizaciones o como una extinción biológica, son algunas de las premisas y reflexiones que un grupo de expertos realizó en el marco del coloquio Pensar la Muerte, organizado por El Colegio Nacional.
Los participantes en la mesa de diálogo titulada “Señales de vida” fueron José Luis Mateos, doctor en ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Antonio Lazcano, especialista en el estudio de la evolución temprana de la vida; y Marcelino Cereijido, doctor en fisiología molecular y celular, investigador y divulgador; moderados por Alejandro Frank, físico con estudios en la UNAM y especialista en física nuclear y molecular.
Durante la mesa de diálogo, Antonio Lazcano explicó que para reconocer las “señales de vida” en un organismo y ser concebido por los seres humanos como una entidad viva, no basta con que presente cierta composición química.
Para explicarlo, refirió como ejemplo la comparación de un pollito y una licuadora. Ambos comparten composiciones químicas; sin embargo, si el pollito es metido a la licuadora, tras ponerla en marcha, aunque la composición química del ave continúa siendo la misma, ya no es posible reconocerlo como un ser vivo, debido a que, además de los elementos químicos que lo componen, es necesaria cierta organización espacial y temporal.
“Los pollitos, al igual que nosotros, tenemos una cierta organización física y una cierta organización temporal. No basta la composición química aunque sea un elemento claramente definitorio”, afirmó.
Detalló que para comprender la naturaleza de los seres vivos es necesario conocer los límites que impone la física y la química, pero también la historia y dijo que la evolución es crucial para comprenderlo.
José Luis Mateos, del Instituto de Física de la UNAM, coincidió con Lazcano en que la biología es una ciencia histórica, a diferencia de la física, y que fue Darwin quien marcó el inicio del siglo XIX con el libro El origen de las especies.
“He estudiado la teoría de la evolución desde hace unos 30 o 35 años y empecé a entenderla hace poco. Esta teoría tiene dos elementos esenciales, uno es el azar y otro es la selección. Mucha gente habla del argumento erróneo del creacionismo o de la teoría del diseño inteligente, donde se sorprendían que por puro azar pudiera crearse un ser vivo. Pues obviamente no, porque se necesita azar más selección”, detalló.
Asimismo, Marcelino Cereijido, durante su intervención, habló de la muerte como una serie de organismos organizados de tal manera que se les da un lapso determinado de tiempo después del cual dejan de existir.
“Si no hubiera sido así y nosotros fuéramos como las montañas que no se mueren, nunca hubiéramos llegado a ser seres humanos y no estuviéramos aquí reunidos. Estamos aquí gracias a la muerte, porque le dieron el tiempo a todas las especies para que hicieran su trabajo y se fueran”, afirmó.
Acude a las conferencias, mesas de diálogo y conciertos del 16 al 22 de octubre en El Colegio Nacional, o visita la página Pensar la Muerte para ver las actividades vía streaming. |
Cereijido señaló que para el ser humano que viene con la capacidad de interpretar, lo desconocido es terrorífico, por lo que la muerte representa la angustia de las angustias. Esa angustia es tan grande que desarrollaron religiones.
“No hay pueblo que no tenga en su cultura, en una parte de su religión, qué va a pasar con la muerte. Entonces si estamos aquí y somos cultos, es por esa muerte que nos puso a pensar, por la angustia que daba ser ignorante de qué nos iba a pasar”.
Alejandro Frank, por su parte, habló sobre el surgimiento de la vida, como una gran explosión “donde había un desorden absoluto. Poco a poco la luz se separa y se forman los pequeños átomos de hidrógeno, y gracias a esto se van formando estructuras complejas como la nuestra”.
El experto concluyó que para entender la muerte, la ciencia tiene que entender la vida.
El Colegio Nacional realizó el primer encuentro Libertad por el saber, que reúne a más de 50 científicos e intelectuales de todo el mundo para Pensar la Muerte.
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