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El manatí, el herbívoro acuático más grande del mundo


Por Susana Paz

Chetumal, Quintana Roo. 9 de noviembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Con una memoria geográfica prodigiosa, un peso de hasta 500 kilogramos en su edad adulta, los manatíes son mamíferos acuáticos que pueden vivir hasta 60 años en vida libre y sus más de 35 millones de años de evolución se ven reflejados en su adaptación al ambiente acuático costero.

800x300 manaties 1611Fotografía: Archivo Ecosur.

A nivel mundial existen cuatro especies (orden Sirenia): el manatí del Caribe (Trichechus ­ma­na­tus), que habita desde la península de Florida (Estados Unidos), México, Centroamérica, las Antillas hasta Brasil; el manatí amazónico (T.­ inun­guis), que vive en el río Amazonas, en América del Sur; el manatí africano (T. ­se­ne­gal­en­sis), en la costa oeste de África, y el dugong (Du­gong­ dugon), de las costas del océano Índico y Australia.

En el caso del manatí de las Indias Occidentales (Trichechus manatus), es una especie considerada en peligro de extinción a nivel nacional (NOM-059-ECOL/1994) e internacional (CITES Apéndice I. 1995); para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por su sigla en inglés) es una especie "amenazada".

Dr. Benjamin Morales Vela 4330Dr. Benjamín Morales Vela.Benjamín Morales Vela, uno de los pioneros en el estudio de esta especie y líder del Proyecto Manatí de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Unidad Chetumal, opina que se trata del herbívoro acuático más grande del mundo, cuya presencia enriquece el intercambio de nutrientes en ambientes costeros y lagunas, pero que en la actualidad enfrenta un riesgo muy importante para su conservación: la pérdida de su hábitat.  

Desde hace más de 25 años, Morales Vela ha estudiado esta especie en la zona de Chetumal, Quintana Roo. Sus estudios han abarcado no solo la investigación de sus características biológicas, importancia ecológica, distribución geográfica y comportamiento, sino que se ha enfocado en un trabajo de conservación y educación ambiental. Sus esfuerzos e iniciativas —en conjunto con otros investigadores e instancias— dieron como resultado que se declarara la bahía de Chetumal como Santuario del Manatí a finales de los años 90.  

De los retos de conservación, la situación de esta especie y de los estudios que realiza actualmente desde este centro público de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), es que el especialista habla en entrevista.

Manatíes mexicanos

En México, los manatíes se localizan en los ríos, lagunas y costas de los estados de Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo; pero solo en unas cuantas zonas son comunes.

De acuerdo con Morales Vela, en Quintana Roo se les encuentra a lo largo de su costa, pero habitan principalmente en las caletas y cenotes entre Playa del Carmen y Tulum; las bahías Ascensión y del Espíritu Santo, ubicadas en la Reserva de la Biósfera de Sian Ka'an, y en la bahía de Chetumal junto con el río Hondo, Laguna Guerrero y río Nuevo del lado de Belice.

Benjamin fras 1611Si bien no se cuenta con una estimación exacta del tamaño poblacional a nivel nacional, los estados que concentran la mayor población son Tabasco, Campeche y Quintana Roo.

“Tenemos un estimado porque es difícil un número exacto. En esta distribución, para Quintana Roo, con presencia de aguas transparentes, es relativamente mas fácil observarlos y contarlos; utilizando la avioneta, haciendo censos aéreos, podemos tener un estimado de un población de 200 a 250 animales que viven a lo largo de la costa de Quintana Roo”, aseveró el especialista.

Importancia y conservación

En el artículo "El manatí. La sirena del Caribe", de Morales Vela en coautoría con Janneth Adriana Padilla Saldívar, se afirma que se trata del herbívoro acuático más grande del mundo, “su papel como consumidor primario dentro de la cadena trófica y su ubicación en ambientes costeros y lagunares enriquecen de forma efectiva estos ecosistemas someros con bajo intercambio de nutrientes”.

Además, desde un punto de vista de conservación, se le reconoce como una especie “sombrilla” porque al protegerlo se preserva su hábitat y a una gran cantidad de especies de flora y fauna que viven allí.

Históricamente los manatíes tuvieron un importante valor en la dieta de las comunidades ribereñas indígenas americanas. Se afirma que la tradición del consumo de su carne aún se mantiene en algunas regiones de su distribución mundial; en México, el manatí es cazado esporádicamente para el consumo local en algunas comunidades en Veracruz, Tabasco y Campeche.

“En el caso de Quintana Roo la gente está consciente. Cuando llegué en 1993, todavía se vendían como piezas de artesanía, se hacía uso del hueso del manatí, porque parece marfil.  Eso le ponía mercado a una especie en peligro de extinción porque se vendía en ciudades como Yucatán, Cancún, Mérida y Playa del Carmen. Esto se dejó de hacer, así como la gente entró en conciencia de no usar el coral, tampoco habría que usar el hueso del manatí. El mercado se acabó”, explicó el investigador.

Y afirmó que en la actualidad en Quintana Roo, y en general en toda la península de Yucatán en donde hay presencia de manatíes, la gente está consciente de que es una especie que se debe conservar debido a que, con los años, empezaron a recibir información sobre su importancia.

Riesgos de conservación

Para Morales Vela, quien es doctor en ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), actualmente el riesgo más importante para esta especie es la pérdida y contaminación de su hábitat.

Manati 1 Benjamin 1611Si bien para cada región hay una variación de la problemática, han identificado que en las costas de Quintana Roo la mayor presión en la zona costera con presencia de manatíes es la actividad turística.

Y es que las caletas y cenotes con presencia de agua dulce son hábitats de importancia para los manatíes, y han sido utilizados por miles de años por esta especie. Sin embargo, en los últimos años se han convertido en un atractivo turístico enorme por la transparencia de sus aguas, por la mezcla de agua dulce y agua marina.

“El turismo está compitiendo con los manatíes por el uso de un hábitat específico como serían las caletas y los cenotes, que antes eran aguas muy tranquilas y que ahora reciben a miles de turistas al día. Estamos hablando de una pérdida de hábitat; está disponible el hábitat, pero no para los manatíes”.  

En las costas de Yucatán, lo que sucede es una mayor presión pesquera. “Ahí tenemos una población muy reducida de manatíes, podría decir que son como animales moviéndose del Golfo al Caribe y nada más”.

En el caso del Golfo de México, dice el especialista, se presenta una situación diferente debido a que la presión está definida por la industria petrolera. Hay una importante presencia de movimiento, tanto en la costa como en los ríos principales, de embarcaciones e infraestructura muy grande. “Ahora, con las nuevas reformas energéticas, hay una fuerte presión de desarrollo en toda esa zona costera en la que necesitamos trabajar para evitar que los ríos continúen siendo represados”.  

A su consideración, esos grandes proyectos de infraestructura deberían estar obligados —al estar en una fase de planeación— a incluir investigación profunda en cuanto a la biodiversidad que pueda estar sujeta a modificaciones, lo cual no se hace de forma satisfactoria. “Hacer estudios prospectivos de saber qué pasaría con las especies ante un evento de gran magnitud, como la construcción de una presa, de tal manera de no continuar llevando las especies a un estado de extinción”. 

Para el científico, se debe cambiar esa visión, y afirma que si bien se requiere continuar con el desarrollo, al mismo tiempo debe prevalecer una conciencia de conservación de la biodiversidad. “En esta gran problemática está el manatí, que ha usado estos ríos por miles de años, y que ante un evento de estos, cambia toda la dinámica del río y la posibilidad de conectividad de las especies; mientras más conozcamos estos organismos de manera preventiva, podremos encontrar las mejores estrategias para su conservación”.

Aseguró que se tiene que trabajar de manera paralela. “Debemos adelantarnos a esos procesos y ser capaces, como centros Conacyt, de hacer proyectos de investigación de largo plazo, asociados a proyectos de desarrollo y considerando aspectos ecológicos y sociales, atendiendo la gran biodiversidad que tiene el sureste de México”.

Estado actual e investigación

En cuanto a investigación científica, Benjamín Morales Vela trabaja, en colaboración con la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), para conocer más sobre los manatíes que viven en el Usumacinta, por lo que desde hace dos años empezaron a marcar animales en la zona.

1611 Trichechus manatus“Estamos generando la primera información, no teníamos idea de cómo se movían los animales en el Usumacinta, ahora estamos marcándolos con radiotransmisor satelital, estamos viendo sus movimientos, qué áreas usan, cómo las usan, de dónde se desplazan, en dónde prefieren estar, qué tanto se mueven, y esto nos permite tener una idea de cómo apoyar las áreas naturales protegidas y de conservación en cuanto a su reglamentación, con un soporte técnico de investigación formal”.

Esta investigación les está permitiendo conocer cuáles son las áreas frecuentadas por los manatíes, qué zonas son visitadas por hembras con sus crías, conocer los ríos secundarios, arroyos y lagunas y su conectividad con el río principal, lo que es clave para la presencia del manatí en la cuenca hidrológica de los ríos Grijalva y Usumacinta.

Si bien el manatí es una especie catalogada en peligro de extinción que presenta poblaciones bajas, Morales Vela afirma que en este momento su situación es estable. “Seguimos viendo presencia de hembras con crías, sigue habiendo nacimientos año tras año, hay ambientes bastantes conservados. Sí hay riesgos porque no tenemos ni idea de lo que está pasando con aspectos de contaminación, pero en general la población de manatíes en México, si bien está catalogada en peligro de extinción, tenemos posibilidades de poderla mantener e incrementar, y seguir trabajando para conservarla y protegerla”.

Para el especialista, en el ámbito de la conservación se requiere no solo hacer investigación sino trabajar directamente con las comunidades, porque ellos son quienes hacen uso del recurso y pueden ayudar a conservar las especies que están en un estatus de peligro de extinción, en este caso, el manatí.

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